¡Buenos días querid@s amigu@s! Un nuevo martes de alianza emocional.
Me gustaría empezar esta conversación agradeciendo todos los ánimos y aportaciones que me hacéis llegar, desde luego que configuráis un tesoro muy valioso. De verdad que me emocionáis enormemente. Por supuesto que voy añadiendo «vuestras lindas aportaciones» a las anteriores lecturas, sin duda alguna quedan perpetuadas por vuestros corazones. ¿Con qué bonita intención? Mejorar nuestro espacio, perfecto nunca, maravilloso, cada vez más.
Sabemos que podemos mejorar en algunos aspectos de nuestra vida o, por lo menos, una gran parte de nosotr@s lo tenemos asumido. Sin embargo, quisiera presentar mis respetos a todas nuestras imperfecciones que forman parte de nosotr@s mism@s y nos aportan calidad a nuestra esencia.
Puede parecer que imperfección y calidad sean acepciones antónimas, no creo que realmente sea así, yo por lo menos lo dudo. Urgente destacar que no ser el/la mejor no simboliza que no se puedan aportar «potencias de lujo personales» a nuestro propio ser y a nuestro entorno interpersonal. Nuestra identidad puede ser admirable a pesar de que, en ocasiones, nos equivoquemos o que no realicemos determinadas acciones de la «manera ideal estipulada».
Ser «casi-perfect@s» conlleva a regalarnos opciones de sendas válidas y poder equivocarnos sin caer en pánico o emitirnos juicios sobre nosotr@s mism@s y, desgraciadamente, anular nuestro enfoque de mirada hacia todo aquello que hacemos bien o que, in extremis, nos llegue a suponer mal preciar nuestra dinámica de pasear por la vida.
Qué buena sensación poder rectificar, darnos respiros y no hiperventilar por no aportar todo de la manera correcta, pautada o estipulada, bien externamente o internamente.
Realmente, es una maravilla no ser perfect@s y no por ello creer que hemos caído en el abismo de la mediocridad basándonos, exclusivamente, en el resultado final del proceso de aquello que se esté realizando. Por supuesto, que no se consiga el mejor fruto o que éste sea equivocado, simplemente, NO conlleva a que no se ponga un gran empeño en la consecución o convivir con la desidia a la hora de llevarlo a término.
Sencillamente, desde mi mirada, intento otorgar mi mayor ponderación al empeño que aplico a lo que confecciono, sé que me esfuerzo y buenos resultados conviven conmigo, ¿los mejores? Pues no siempre, no me engaño, pero no me obsesiona. En caso de mi propia no-satisfacción, seguramente lo volveré a intentar hasta sentir mi propia complacencia, no la de los jueces externos, llegando a naufragar en equívocos/conflictos internos.
Evidentemente, me gusta saborear la valoración de otras personas que YO pondero como válidos para dar opinión pero, francamente, «expectativas» prioritarias las mías; externas, las mínimas.
Por otro lado, tengamos claro que comparaciones, con personas externas a nosotros, nos van a conducir a ese destructivo sentimiento de frustración porque, seguramente, habrá quien llevará a termino un mismo o similar proyecto/trabajo/ exposición/ caminar con mejores desenlaces que los nuestros.
Premisa de vida bien aprendida: No enfocarse a ser mejor que nadie sino a intentar ser nuestra propia mejor versión dentro de nuestra imperfección. Marcar diferencia y comprometerse, sin dejar de vivir y condicionar nuestra vida a un letargo en otros aspectos por obsesiones en absurdas competiciones, cuyo único premio puede llegar a un ego mal llevado y, tristemente, a un gran vacío en el resto de elementos de nuestra vida.
La perfección realmente es una gran trampa que nos puede cegar y no dejarnos mostrar quienes realmente somos. ¿Qué queréis que os diga? Pues que, francamente, me encanta equivocarme, no por chapucera; disfruto siendo espontánea, no calcular mi vida en un baremo de diez, en todo.
La máxima puntuación, la máxima… No se puede mantener, en todo momento, por lo menos yo no soy capaz ni intelectualmente ni mucho menos emocionalmente, no con todo lo que genera… Y, además, perderse en un camino de reconocimientos impersonales y fugaces, sin más, floreciendo simultáneamente esa sensación bastante dolorosa que, en determinados momentos, te plantea una gran pregunta: ¿Dónde se encuentra lo que queda de mí?
¡Ey! Que nuestra fuente de imperfecciones no implica que no hayamos conseguido logros en nuestro camino, bien al contrario, seguro que unos cuantos, recordad siempre vuestra línea de triunfos personales. Mas ello no genera que uno/a no se pueda haber equivocado, unas cuantas-bastantes veces, hasta llegar a conseguir lo que nosotr@s, y sólo nosotr@s, queríamos obtener sin perdernos, como persona auténtica y única, en los intentos.
Esas múltiples tentativas, qué preciadas que son y además, con el gran atenuante, que se pueden generar más opciones de resultados, válidos o no; y no creer en una sola opción, a excepción de casos puntuales.
Ser imperfectos no es nada malo ni tenemos que flagelarnos por ello, bien al contrario, muy positivo sentir compasión por nosotros y felicitarnos hasta donde hemos llegado y, si podemos y lo deseamos, intentar seguir avanzando. Las voces que nos deberíamos lanzar deberían de ser las que nos conceden el permiso para no ser perfectos y aún así felicitarnos por lo conseguido y lo que es más importante: querernos por quiénes somos.
Evidentemente, estas premisas las intento trasladar a las personas con las que me relaciono y me gustaría que llegaran a saborear lo bonito que es ser imperfect@ y no decaer en maltratarse e incluso despreciarse conllevando a una desesperanza emocional un tanto importante. Lanzarnos mimos y felicitarnos en nuestros procesos, que nos han otorgado el permiso de ser felices, aunque no seamos un 10 de 10.
La fortaleza personal no tiene su raíz en ser el mejor o realizar la mejor tarea sino en poder rectificar aquello que haga falta y seguir caminando hasta que nuestro corazón se sienta satisfecho dentro de nuestra propia realidad alcanzable.
Está muy bien autoconocerse, saber que no en todos los aspectos tenemos la sartén por el mango y aceptar que no siempre nuestra tortilla de patatas será la más buena para todos los comensales.
Reconocer los errores y las equivocaciones es de sabios lo que no refleja una actitud de sabiduría es enfocar sólo en ellos, el camino que llevamos de edificar es el más importante, de él sacamos las aportaciones principales para ir construyéndonos personalmente y formando el «todo» que somos de manera auténtica con nuestras no-perfecciones, nuestros desaciertos, nuestros aciertos y nuestros éxitos.
Ahora, existe un hecho que quisiera destacar, que no seamos perfectos o que una cosa no nos salga bien a la primera no debe llevar implícitamente la renuncia, soy de la opinión que podemos entrar en muchos ámbitos a veces hasta impensables: «si tú puedes yo puedo, mejor o peor, pero puedo». Además, si quiero mejorar, a seguir trabajando con constancia, sinceramente nuestro autoconocimiento ya nos indicará si hay terrenos prohibidos por pura realidad.
Francamente, no nos pautemos creencias que nos han limitado en el pasado, sopesemos de corazón si existen sueños que ahora sí se pueden llevar a cabo y no aniquilarlos porque no nos va a salir de manera perfecta, eso ya se verá… Primero: empeño y ensayos; seguidamente, ponderar más caminos seguir y, finalmente, a la lucha con ilusión por lo que una vez soñamos y no llevamos a cabo.
Me coloco ante vuestros ojos como un pequeño ejemplo: Ana no puede trabajar en la NASA, como científica de alto nivel, no me he formado para ello; sin embargo esta no-posibilidad, no me implica frustración porque nunca he mostrado interés alguno y ahora, por mucho que lo intentará, dudo que ningún satélite funcionara bajo mis manos, la ciencia infusa no existe. Se trata de intentar todo aquello que nos proponemos dentro de nuestra realidad y nuestros gustos, con una visión real, es la que nos aportará las oportunidades a nuestros grandes intentos, con resultados más o menos perfectos.
Por otro lado, sin embargo, vosotr@s mism@s vivís este pequeño-gran espacio, cada martes leéis este pequeño escrito, sabemos que no es perfecto, en cambio, de lo que no cabe duda es que yo habré puesto en él todos mis recursos y mi corazón. Sé que me queda mucho camino que recorrer y si se comparase, cosa que no haré, pero si se hiciera, existen muchos blogs de acompañamiento mejores que éste.
Me siento más que orgullosa porque estoy construyendo este «pasaje de protección emocional» lo mejor que sé, desde mi propia esencia y contando con vuestro respaldo. Evidentemente, siempre atenta a vuestra mirada, no como jueces, sino como valiosas aportaciones a incluir y llevar a una mejora en vivo.
¿Creéis que debería de dejarlo porque es imperfecto? ¿A qué no? De hecho planto mi respuesta, siendo una osada que no una ególatra. No tengo que abandonarlo, está siendo muy constructivo y positivo. De lo que sí doy fe, por supuesto, que seguiré trabajando mucho y consiguiendo, cada vez, mejores aportaciones.
Amigu@s mí@s, sencillamente se trata de intentarlo, como en la propia vida: «Sin intentos no hay camino a recorrer». Y sí, cada vez será una mejor versión, aún así me encantará que siga siendo imperfecto porque será mi propio reflejo y yo gozo de ello.
«Creo que las imperfecciones, lejos de ser una fuente de vergüenza o de sentimiento de fallar, nos hacen reflexionar y valorar la importancia real de estas imperfecciones. ¡Nos tenemos que querer más, más sinceramente, celebrándonos!💜
Montse Torrell
«A mi «YO» le ha ido bien esta lectura, siempre tiende a juzgarme… seguro que ahora nos llevaremos mejor, él y yo…»
Carlota Petit
Estamos entrando en una bonita semana, a momentos no tan perfecta como nos gustaría, sin embargo en otros, será brutal. Mi mirada enfoca a estos últimos. ¡Espero que vosotr@s también! Vale la pena.
Un abrazo enorme, quizás un poco perfecto, proviene de mi corazón y eso es lo que me encanta ofreceros.
Ana Torres
Els dimarts prenen un color violeta amb tu Ana, gràcies 💜. Jo crec que les imperfeccions, lluny de ser font de vergonya o de sentiment de fallida, ens han de fer reflexionar, avaluar per a quina raó les considerem imperfeccions, i valora la importància real d’aquestes imperfeccions. Ens hem d’estimar més, més sincerament i més lliurement, celebrar-nos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Estimada Montse,
Tot@s junt@s fem que els dimarts siguin violetes, moltes gràcies per acompanyar-me a aconseguir-ho!
Que n’és de valuosa la importància real que atorguem a aquestes boniques entrades de no-perfeccions i sí de fer camí.
Tu ho has dit de manera molt bonica: Ens hem de celebrar!
T’estimo molt
Ana
Me gustaMe gusta
L’encertes tant Ana!!!! Em va molt bé llegir-te per reforçar-me….en aquest cas li ha anat bé al meu jo que sempre tendeix a jutjar-me….segur que ara ens portarem millor ell i jo….
Una abraçada!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Carlota!!!!
El teu jo ha de valorar tot el que fas, riquesa de persona i mirada profunda. Estic superorgullosa de tuuu.
T’estimo molt
Ana
Me gustaMe gusta