Vacaciones mentales, ¡las necesito!

Querid@s amigu@s, un martes nuevo que coincidimos, concretamente el último de mayo y avanzamos hacia junio… ¡Empezamos a saborear nuestras merecidas vacaciones!

El tiempo pasa velozmente, como muchas veces hemos comentado; sin embargo, en ocasiones, es como si se detuviera o no avanzara tan rápido como lo necesitamos y así poder llegar al final de nuestros objetivos, de manera inminente; probablemente para seguir con otros… La extenuación asoma en nuestra mente.

Nos observamos y aceptamos que nuestro cansancio mental se muestra, cada vez más intensamente; la frecuente pérdida de nuestra paciencia nos lo indica.

¿No puede ser que estemos llegando a ese punto en el cual deberíamos frenar? Desde mi humilde opinión, creo que sí, está surgiendo la necesidad de hacer un parón de innumerables pensamientos insoportables, que nos están machacando emocionalmente.

Imperante la necesidad de parar esa dinámica que nos arrastra, desviándonos en continuas «imposiciones y obligaciones» ajenas y propias; acabando, finalmente, por perder de vista «nuestra propia individualidad personal».

Responder a las exigencias de nuestro trabajo o de nuestros estudios o de nuestras tareas de «personaje» adjudicadas arbitrariamente. Y, además, le sumamos nuestras responsabilidades y, finalmente, nuestras propias circunstancias interpersonales e intrapersonales.

Consecuencia final: un gran malestar mental y, únicamente, lo reconozco cuando visualizo que tengo encima de mis hombros más peso del que puedo cargar. Igual no se trata de una creencia real pero mi cerebro así lo traduce y mi corazón lo acaba interpretando de manera nociva. ¿Os ha pasado a vosotr@s?

Con esta consulta que os realizo, no pretendo lanzar el mensaje: «mal de muchos, consuelo de tontos», el respeto base de camino. Al contrario, quisiera que se interpretara como el encuentro de complicidad ante caminos parecidos. Podemos ofrecernos mutuamente una mano y, a lo mejor, encontrar una fórmula de relajación mental, como mínimo a momentos: «compartir miradas=dividir el peso mental=reducir la presión emocional» .

Sentirnos exhaustos mentalmente puede obnubilarnos ante soluciones de recorrido más fáciles. El desconcierto emocional nos invade, llegando a decepcionarnos, ya no respondemos en función de nosotros mismos sino del ambiente en el cual nos hemos integrado. Y, para colmo, no percibimos recibir todo lo que nosotros damos…

Puede que hayamos llegado a un punto de crispación que no aguantamos situaciones que, en otras condiciones, no veríamos tan apesadumbrados; recordemos que estos dos últimos años hemos padecido una montaña rusa emocional que nos ha desgastado. Todo ello ha incrementado nuestras propias e individuales «pesadeces» llegando a implementarnos un «aplastamiento mental» .

Necesitamos concedernos unos descansos a muchos niveles, bajar un poco las exigencias que llevamos encima e intentar evitar entrar en momentos de desesperanza. Esto no lleva implícito el pasotismo del entorno pero sí intentar salir de nuestra posición de crítica y exigencia hacia nosotros mismos y/o los demás. ¡Que lo podemos conseguir! ¿Cómo? Vamos a realizar sugerencias y elegir en función de nuestra individualidad.

Buen principio podría ser desglosar esas sensaciones de agobio que nos conlleva a un desbordamiento emocional; un inicio posibilitador: tratar de ver de manera más objetiva aquello que nos está oprimiendo.

No digo que sea fácil pero SÍ poner intentos de por medio y respirar, podemos aprender a quitarnos de encima un poco de lastre e ir deshaciendo nudos/atascos emocionales que se han vuelto muy difíciles de sortear.

Amigu@s, como siempre honestidad, seguro que estas sugerencias, posibilitadoras de paz interna, las aplicaré a mi propia persona, también lo necesito, sin más. Así que procedo a la búsqueda de esa relajación mental/emocional necesaria.

Se me ocurre un ejemplo de cómo empezar a ejecutar esos intentos: ¿Qué le dirías a una persona sobre aquellos temas que le abruman, que no puede más y, como gran amigu@ tuy@, te pide opinión sincera? Dos bases primordiales en este ejemplo, tratarnos con una gran amistad y desde una posición más externa. Puede que empiecen a brotar soluciones.

Muy importante mostrar nuestra mirada de cariño hacia nuestra propia persona después continuará la correspondiente a los demás. Es de gran valor sensibilizarnos con nuestro mundo interior, seremos mejor versión para el exterior.

Primordial dejar de sentirnos culpable por todas las circunstancias que suceden a nuestro alrededor, no todo es nuestra responsabilidad; en consecuencia se reducen «tareas a nuestro nombre que no nos pertenecían». No hace falta ser superhéroe/superheroína o, en su defecto, decidir tirar hacia adelante con la totalidad que nos aborda en nuestro caminar.

Establezcamos límites intrapersonales e interpersonales, nos ayudará a fluir. Dejar de «auto-sacrificarnos» las 24 horas del día y es crucial buscar un rinconcito diario de auto-cuidado emocional/mental, cualquier actividad atractiva exclusiva que ayude a desconectarnos: simplemente aquello que nos aporte nuestras gratificaciones mentales.

Ante momento agobio, interesante pedir ayuda y/o compartir, colaboración para reenfocar mejor lo que te hace sentir mal, sentirse escuchado puede aligerar y, quizás, percibamos palabras que necesitamos. Incluso podemos encontrar maneras de bajar el nivel de sobreesfuerzo mental que vamos practicando y que nos agota hasta cegarnos ante oportunidades efectivas.

Tener claro cuál es el camino que tenemos por delante, una aceptación de nuestra realidad, sin embargo intentar no enfocar al victimismo emocional, éste nos puede paralizar y derivar en algo más que cansancio mental. En ese caso, contar con la ayuda de especialistas: la mejor resolución.

Finalmente, deberíamos dejar de estar enfadados, en todo momento, porque esa actitud no nos deja entrever aquellas pequeñas-grandes cosas que nos pueden derivar en ligereza de cargas. Tal vez podemos empezar a relajar nuestros mecanismos de defensa ya que, en todo momento, No existirán «agresiones constantes enemigas» .

Nos merecemos unos/as descansos/vacaciones mentales y, si hemos entrado en bucle, en lugar de buscar culpables, busquemos junt@s alternativas que nos aligeren emocionalmente. Si continuamos actuando siempre igual no podremos encontrar un cambio en el resultado y esos agobios no podremos pararlos.

Amigu@s mí@s, como siempre, os pido vuestra colaboración, seguramente disponéis de más propuestas a tener en cuenta y, de este modo, poder regalarnos esas preciadas «treguas mentales» .

Indudablemente, conseguiremos oxigenar nuestras neuronas que se moverán con más ligereza y, así, la alegría florecerá más rápidamente en nuestro corazón. ¡Gracias por vuestra ayuda!

Os deseo que, esta semana, vuestros agobios mentales no sean muy grandes y deis paso a buenos momentos. Feliz semana.

¡Un abrazo muy grande!

Ana Torres

Un comentario en “Vacaciones mentales, ¡las necesito!

  1. Ana com l’encertes!!!! Cada frase dona per un comentari d agraïment per recordar totes aquestes idees tan necessàries. Em quedo amb la necessitat d’aturar el cos i la ment pq cada vegada ens costa més aturar nos fins al punt que cada vegada més gent paga per que l’ajudin a aturar_se. I si, quan compartim sensacions similars repartim l’angoixa pq multipliquem les idees i energies.
    Una abraçada molt forta Ana.

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s