Buenos días amigu@s, un nuevo martes para seguir disfrutándonos, ¡Maravilla! No obstante, contando que os echaré muchísimo de menos, a finales de junio nos despediremos hasta septiembre. Cogeremos vacaciones de nuestro espacio, de antemano gracias por toda vuestra compañía. ¡BRUTAL!
Querid@s mí@s, por fin, está llegando esa valiosa época del año: ¡nuestros ansiados momentos de descanso comienzan a asomar en la cercanía!. Inicio de la visualización de las ansiadas vacaciones laborales y/o estudiantiles.
Periodo de tiempo que lleva implícito, temporalmente, el gozo de otros escenarios de vida diferentes a los asiduos: dosis de mar y de montaña. En consecuencia, cambiamos nuestras dinámicas de actuación y comportamiento, sobre todo en nuestra manera de lucir vestido al exterior.
Llegada de momentos de preparación del «vestuario» de la nueva obra y, aquí, nos asaltan unos cuantos-bastantes de nuestros odiados «complejos físicos» , se podrán ver más expuestos a cualquier ojo humano ajeno al nuestro… Y nos causan dolor; en consecuencia, para evitar tanto sufrimiento, muchas veces, nos privamos de esos ansiados placeres, por no pasarlo mal…
Esos pensamientos destructivos que hemos ido validando a lo largo de los años. Sí, nos hemos enfocado en ellos, con desagrado miramos a características «particulares» de nuestro físico que NO cumplen los requisitos estereotipados por una sociedad impersonal.
Hemos derivado en malestares que han roto en pedacitos nuestra autoestima consiguiendo que nos auto-censuremos cruelmente. Las consecuencias, con mayor o menor intensidad, son negativas a nivel mental: llegando a renunciar a momentos que nos merecemos, como TODO el mundo. Así que procedemos a una dinámica de «rotura emocional» , que condiciona nuestras vidas, no nos mostramos para que nadie sepa de nuestro «defecto» o padecemos una lucha ante las miradas de burla y/o reproche.
Sufrimos ese mirar externo inquisitivo y una desaprobación a nuestra persona porque no usamos un «uniforme estilista social», nos rompen la opción a la diferencia. Y, para colmo, lo aceptamos, con mucho dolor, pero lo aceptamos. ¿En serio el mundo es así?
Y yo me pregunto, con todos mis respetos, sí lo cuestiono: ¿Quiénes son para juzgar mi físico y considerar que entro a formar parte de los «no-deseables» a vista de determinado público? La verdad: rasero muy indeseable, por decirlo educadamente por mi parte; al otro lado, la educación ni se presenta, está bastante ausente…
Os convido a plantaros conmigo y empezar a retirar el poder a esa gente que no sabe ver el verdadero valor de la persona y sólo derrocha mala energía. Lo reconozco de forma fehaciente: «Toda mi vida he convivido con esas imperfecciones de manera contraproducente a mi ser». ¡Basta ya! ¡Se acabó!
Recordemos junt@s que somos much@s los que marcamos la diferencia y convivimos felizmente con quienes deslumbran por su propia esencia, sin tener en cuenta ítems de diferencias físicas. No recurrimos a ellas para menospreciar, sabemos que forman parte de el No-uniforme que nos conquista el corazón.
Volemos, sí volar, a la premisa: «Nadie es ni mejor ni peor que yo». Rotunda consecuencia, aíslo de mi vida a quien me rechace por alguna de «mis diferencias», me auto-expulso del «mundo de la perfección» . Que sí, que decididamente me empodero y no quiero pertenecer a ese país uniformado mentalmente, donde la diferencia siempre es mal vista. Intentaré con fuerza reconducir mis complejos de inferioridad, sacrificando aquellas obsesiones que me han hecho sucumbir en una autoestima desmerecida.
Así que, Dioses de la perfección, no hace falta que giréis la cabeza para depositar vuestra magnífica mirada porque esta «pequeña-gran individua» toma posesión de su bienestar emocional e intrapersonal aceptando no formar parte del canon de belleza establecido. Sí, me auto-proclamo insumisa de patrón físico, porque me merezco mi auto-valoración positiva, sin más. Y lo que es más potente: empiezo a aceptar mis diferencias y a ser compasiva conmigo misma.
De nuevo, surge nuestra HONESTIDAD: tod@s hemos vivido, o vivimos, nuestras limitaciones; por favor, no seamos prepotentes y relevemos la hipocresía por la sinceridad… Y, lo que es más importante: dejemos que el resto de seres vivan con alegría su existencia, no han de ser valorados por una única educación llena de estereotipos dañinos.
Somos auténticos, por favor no dejemos de vivir a máxima potencia por nuestras diferencias; que sí que tienen su peso e importancia, no es mi intención ningunearlas; únicamente me gustaría ofreceros la idea de que nuestro encanto radica en quiénes somos y que nos lancemos aplausos por nuestro caminar en la vida, único e inigualable.
Aceptación de nuestra propia persona y dejar de juzgar nuestra «no-belleza» enfocando, únicamente, a aquello que percibimos con desagrado; quizás, sí quizás, porque toda nuestra educación nos manipula. Realmente somos lind@s y nuestro encanto radica en nuestra individualidad que brilla, día a día, sin importar estación del año.
Como, por propia experiencia, sé que no es nada fácil salir de ese mundo de hipocresía, me gustaría que entre tod@s hagamos propuestas para conseguirlo: ¡Espléndido! Vuestras aportaciones son valiosísimas.
Mi propuesta: Se me ocurre crear un «cubo de recuperación personal», imaginario conscientemente y real en nuestro subconsciente. En él volcaremos todo aquello que nos lleva a infravalorarnos. Se podría llamar «vaciador de complejos» .
Podríamos iniciar diálogo con nosotr@s mism@s y, desde la mirada del observador, que hablaría, con compasión y mucho cariño, a su mejor amigu@, auto-conversar de esas obsesiones. Ell@ nos ayudará a valorar si algunos de «esos pensamientos devastadores» pueden ser desechados o bajarles nivel de recriminación; recordemos que somos más permisivos con nuestros seres queridos que con nosotr@s mism@s… Quizás vislumbremos que, personalmente, se habían hecho enormes, desorbitadamente. En ese momento, arrugarlos fuertemente, cual hoja de papel, e ir tirándolos, uno a uno, con su nombre correspondiente, a nuestra ¡potente papelera!
Un paso más allá, si os interesa. Tal vez podamos extraer, de nuestro cubo, papelitos arrugados que lanzamos hace bastante tiempo: los alisamos y observamos qué muestran. Fascinación, son nuestros puntos fuertes, los estamos palpando y ¡brillan! Acto seguido, enmarcarlos a nuestra vista, para poder enfocarlos varias veces al día. ¡Qué sensaciones más buenas! Las podemos custodiar, nos ayudarán a mantener en el fondo del vaciador lo que no era sano para nuestra salud mental.
Os puede parecer una locura lo que os he propuesto y, seguramente, lo sea pero: ¿Qué podemos perder si lo intentamos? NADA . Al principio costará, sin embargo a base de «intentos de mejor amigu@» quizás empecemos a aligerar cargas y nuestra sonrisa se vaya engrandeciendo más y más. De acuerdo, que nuestras «particularidades» seguirán con nosotr@s pero puede llegar a ser una convivencia más desenfadada y ligera, menos traumática. ¡Regalémonos el amor incondicional que nos merecemos!¡No nos privemos del disfrute de nuestros momentazos!
Querid@s amigu@s, no digo que sea sencillo pero aligerarnos de esos complejos, que nos condicionan en nuestra vida, puede conseguir un fluir más libre en el camino que nosotr@s decidamos; no es más.
Os deseo una semana ligera de complejos y llena de cariños: el vuestro propio y el de vuestros seres apreciados.
¡Un abrazo enorme!
Ana Torres
Doncs si senyora, a valorar-nos per dins I PER FORA, que som precuis@s! Gràcies Ana!
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