Buenos días querid@s amigu@s, en nuestro lujoso paseo semanal valoraremos la tranquilidad que otorga contar con apoyos personales, somos un buen ejemplo de ello. ¿No creéis?
Efectivamente, hoy, nuestra gran protagonista es la confianza en nuestros semejantes; una muestra peculiar a la par que particular en la propia esencia del individu@ que la experimenta o el que la sugiere.
Quizás, solamente quizás, se trate de una dinámica personal, en función de la naturaleza única de cada ser aunque, tal vez, podamos entrenarla llegando a extenderla un poco más allá. Recordemos que a lo largo de nuestro recorrido, y gracias a nuestras interacciones, vamos interiorizando o desechando todo tipo de actitudes.
Si nos posicionamos en una figura de observador, un tanto objetiva, podemos percibir pros y contras sobre la capacidad de mostrarnos confiados ante nuestro prójimo cercano. Aquí, vamos a llevarlo de la manera más cuidadosa posible, empezando por cuando nos «aleja» y acabando con aquellos instantes en los que nos «acerca» .
Empezaremos por aquella mirada que ha entrado en picado respecto a creer en la veracidad de los demás. De aquellas que aplica dichos del modo: «Piensa mal y acertarás» o «En la confianza está el peligro» o «Quien más sabe, menos confía» …
Realmente, argumentos que validan la desconfianza en el otro pueden ser muy variopintos, marcando el paso nuestra propia experiencia. Así podemos hablar de que: atendemos a la protección de nuestro corazón, así duele lo mínimo cuando no se cumple la confianza depositada en el otro; descenso de decepciones, ya llevamos generados unos cuantos: «sabíamos que no lo cumpliría»; presencia total de la individualidad, tanto del que esperaba como del que podía haber cumplido; no queremos ayuda alguna, mejor autogestionarnos solos en nuestras dinámicas, seguro que sale mejor; no dependencia emocional de nuestros grandes vínculos, puede que sean sus ausencias los mayores desengaños …
Cuidado con derivar en sentir pánico si nos compartimos con los demás, podemos generar una fobia que nos puede perjudicar enormemente a nivel emocional, emerge miedo excesivo ante nuestros vínculos y llegamos a obviarlos para evitar decepciones dolorosas. Consecuentemente, sin verlo, podemos destruir relaciones que nos aportaban y ya no las sentimos así en nuestro interior, llegamos a un aislamiento acusado y, buscando causas de todo ello, aparece la pérdida de nuestra propia valoración personal. Necesitamos ayuda, nos atemoriza pero es necesaria, por favor vayamos a por ella.
Ahora, planteamos la contrapartida, escalamos las montañas más altas gracias a esas manos que no nos dejan caer, brutal. Vamos a los beneficios que emergen ante la credibilidad emocional sobre ti o sobre mí: caminar relajados, no siempre a la defensiva temiendo ataques múltiples; vivir acompañados, un bonito viaje de vida, gozando de nuestras relaciones significativas; ganancias de aprendizajes conjuntos, rebajamos el ego que todo lo sabe; sentir una complicidad respetuosa, continuamente nos confirman que nos alientan; delegar parte de responsabilidades que nos pesaban, no nos defraudarán; la continua práctica de esos abrazos que nos regeneran cuando se nos acaba la energía..
Pongamos también atención, intentemos saber ser selectivos para obsequiarnos confiadamente, averiguando con quién poder llevar a cabo dichas camaraderías que llevan implícitas la honestidad y la sinceridad, vidas que confluyen sin exigencias a cambio ni condicionantes que agobien a cualquiera de las partes.
¡Ey! Recordad que el gran valor de nuestra kabaña puede aumentar gracias a vuestras valiosas aportaciones, podemos incrementar nuestros listados, aquí convivimos y confiamos mutuamente, empezando por la lectura y acabando por la escritura.
Por favor, no aniquilemos siempre nuestros votos de confianza en la buena voluntad del otr@. Cierto es que si nuestro «bagaje» lleva acumuladas malas experiencias implicará mayor dificultad de abrirnos al mundo de creer en la humanidad. Démonos un tiempo y no sesguemos dicha actitud a nivel global, nos podemos perder un aporte de calidad vital con quien sí que nos responderá. Una nueva oportunidad, cuando estemos preparados puede representar un paso de crecimiento.
Francamente, a lo largo de nuestra vida, nos va surgiendo un nuevo turno de elección y decidimos si estar presentes como personas que se entregan, o no, eligiendo cómo mostrarnos a nosotr@s mism@s. Tiremos fuera de nuestras mentes algunas expectativas, nos pueden conducir a frustraciones y a un malestar emocional; positivo establecernos límites que nos mantengan en equilibrio. Simplemente, aprendamos a distinguir en quiénes podemos depositar mayor o menor esperanza de tranquilidad emocional, seguramente nos responderán conforme nosotr@s haríamos y, en caso contrario, también nos queda la opción de preguntar sobre aquellas reacciones que nos dolieron, antes de juzgar sentenciando en una nueva decepción.
Y sí, optemos por la opción de camino que más nos llene y aporte, sin censuras ni propias ni mucho menos ajenas y que nuestro alrededor decida su inclinación, aunque no coincida con nuestra mirada. Todo aporta o todo resta, dependiendo de la perspectiva que utilicemos y el momento en el cual nos encontremos, la búsqueda de una armonía nos puede regalar un camino más dulce de seguir, más relajado bajando nuestros flancos de defensa, quizás no necesarios a todas horas.
«La mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando» (Ernest Hemingway)
Momento Honestidad: Desde chiquitita, he sido una persona que he depositado mi confianza en mis relaciones, desde lo más hondo de mi corazón, y no me arrepiento de ello, aunque opiniones externas hayan considerado que era «tontita» por ello. Mi única contestación: «En mi vida yo decido mi caminar y el que más me enamora es creer en los demás, sin más» . Esto no implica que no haya vivido decepciones pero considero que la peor parte no ha sido para mí, yo me he rehecho, he aprendido y he continuado.
A pesar de un mundo de convivencia competitiva, en ocasiones, no he parado de susurrarme: quienes nos «regalamos» ganamos en nuestro interior, nuestra conciencia baila honesta y tranquila, deriva en estabilidad y alegría para nuestro propio ser. Y, para mí, es veraz, por mucho que, a veces, lo haya recordado con lágrimas ante reacciones no esperadas; sí, lo que no he controlado me ha desestabilizado emocionalmente hasta llegar a mi nuevo equilibrio de crecimiento personal. De todo se aprende lección.
Por cierto, he de confesar que cuento con una gran aliada que pocas veces me falla, mi intuición ante las miradas que hablan por sí mismas, esa sensación que te sugiere más un camino u otro; pocas veces se ha equivocado a la hora de mostrar mi entrega personal.
Y, de nuevo, sinceridad a tope, a día de hoy me pueden estar engañando ante mi «inocencia» y, aún así, me reivindico: la condición de otra persona no cambiará la mía, así que seguiré creyendo en el ser humano. Puedo volver a caer y me levantaré, más o menos ágilmente, pero por un rechazo puntual no parará mi calidad global de convivencias humanas de verdad. Eso sí, agradezco a mis relaciones de vida sus valiosas aportaciones, llegan a formar parte de mi esencia. Soy Ana Torres y mantengo fe ciega en ellas, cosa que no condiciona a que actúen únicamente según mis pautas.
Mi querida familia os deseo una semana de mínimas decepciones y grandes dosis de confianza y cariño. Vuestra opción, vuestra decisión; simplemente vuestro criterio.
¡Abrazos muy violetas!
Ana Torres
Ana! Les teves paraules sempre inspiren. Es tan cert… Ens hem d’arriscar i confiar!
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Montse,
Eres de aquellas personas que no dan lugar a dudas el confiar a fe ciega en ti: clara, transparente y de buen corazón. No se puede pedir más 😘
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