Sinceridad: Ganancia a largo plazo

Querid@s amigu@s feliz mañana de martes, o de cualquier otro día, no importa. Vamos a acompañarnos desde las francas palabras de nuestras identidades. ¡Gocemos ser nosotr@s mism@s!

Observemos nuestras gestiones de comunicación y la cantidad de veces que llegamos a renunciar a nuestra veracidad, ¡demasiado numerosa! Atendemos a la causa principal: nos duele cuando dialogamos claramente y vemos que, sin querer, hacemos daño a las personas que queremos. Y no hablamos de perder las formas en nuestra dialéctica, que puede pasar, pero no es nuestro caso, sino del contenido que transmitimos..

Sinceridad de palabra, qué bonito y cuánto que ofrecer a nuestra mirada, creemos a fe ciega todo lo que aporta a nuestro foro interno. Sí, desde nuestra percepción, mostrar nuestras palabras como nosotr@s mism@s las sentimos y sin voluntad de imposiciones de las corrientes en las cuales nos relacionamos.

Realmente, poder darnos el permiso de no fingir por l@s otr@s, es un gran avance personal interior; necesitamos de nuestra propia honestidad. Y, sin embargo, se nos generan situaciones incómodas, percibimos que causamos daño emocional y caemos en la tristeza de la posibilidad de «defraudar/perder» un poquito a nuestras personas…

Nuestra mente se siente bombardeada con arrepentimientos por expresarnos abiertamente y recibir respuestas que se convierten en nuestros remordimientos… Encontremos un camino con las mínimas pérdidas personales y las máximas dosis de crecimiento para todos los corazones implicados.

Ser nosotros mismos es básico en un camino de plenitud, sí dejar de renunciar a nuestro interior, sí dejar de establecer tantos límites a nuestra propia persona y, todo ello, no implica ausencia total de consideraciones al otr@… Hablamos de la necesidad de llegar a un grado intermedio, de bienestar emocional conjunto, sin tener que pagar siempre con nuestra propia persona.

Nuestra comunicación, una verdadera muestra natural y espontánea, sobre todo con seres con los que mantenemos lazos emocionales estrechos. La base es buenísima, sin embargo, para nuestra sorpresa, o no, observamos que nuestras palabras son mal recibidas, justo en el momento en que se pronuncian, afectan dramáticamente a miradas dolientes que no queremos ver.

¿Cómo podemos afrontar esos dolores que llegan de golpe? ¿Sacrificio de nuestra sensibilidad para el beneficio de los que fluyen a nuestro alrededor? Sinceramente, dependerá de los momentos y esto no debe implicar esconder y/o variar nuestra identidad.

La opción dolorosa de omitir lo que se piensa, esa mentira piadosa, no deja de ser una falta a la verdad que sentimos en nuestro interior. Cuidado que se consigue una cordialidad que implica renunciar a nuestro propio ser y, en el tiempo, emerge de nuevo. Es imposible controlarse siempre y, quizás, la manera se mostrará «desmesurada» , llevamos acumulación de abandonos de nuestro criterio en pro del bienestar ajeno…

Estamos situados ante una enorme contradicción: no te quiero hacer daño y no puedo decir lo que siento; «amor bajo mi propio abandono» , ahora la tristeza es nuestra. ¿Y si nos situamos desde el otro lado? ¿Y si nosotros «supiéramos» de ese prisma? ¿Lo aceptaríamos?

Por favor, no decidamos sobre la voluntad ajena, por mucho que en un momento puntual seamos la fuente de esos malestares emocionales, o no, y es vivido de esta manera. Pueden existir otras opciones de mayor crecimiento como: dar espacio de asimilación y/o interpretar juntos la causa de esa aflicción, sin más.

Que pueden venir múltiples decepciones, si se descubre que aquellas «no-verdades» están presentes en la relación; «regalar el oído» puede llevar a sospechas de no merecer suficiente confianza o entrar en la frustración de cohibir la fluidez del otr@ por nuestras reacciones. ¿Qué nos causará? ¿Más sufrimiento?

La sinceridad lleva de la mano el respeto de nuestra verdad y, a veces, acabamos perdiéndolo por los demás. Cuidado que entra en acción nuestra auto-crítica o nuestros juicios y desaparece nuestra veracidad de nuestro campo de visión; ahora caminamos desorientad@s.

Tratemos de gestionar esas situaciones incómodas desde el amor que nos profesamos y no, en exclusividad, desde la preocupación por emociones que suscitamos y que duelen. Aprender a afrontar la palabra honrada, nuestra o ajena, no implica un todo o nada. Asimilemos que no existe un referente ideal, que nadie posee la verdad absoluta y que elegir camino no siempre es fácil. En este punto, a construir con la menor cantidad de malinterpretaciones dolorosas.

Sencillamente, intentemos llevar a la normalidad mostrar discrepancias, sin dramatizar; partimos de la tolerancia de diferentes perspectivas y ello no implica vivir en continuo desacuerdo/acuerdo. Cuidado con esos supuestos «beneficios» que aporta una hipocresía pautada por el bienestar momentáneo; se pueden esfumar, las opiniones sinceras acaban emergiendo de nuevo, no cambiamos la identidad.

¡Seguimos buscando la elección correcta!¿Renuncias de palabras sinceras o dejar pie a un berrinche y afrontar consecuencias emocionales ajenas? Ninguna es totalmente válida, así que vamos a buscar un equilibrio entre tod@s.

Siendo realistas, una convivencia potente lleva consigo dosis de limitaciones consentidas; que sean las mínimas y volemos junt@s. Personas únicas, percepciones diferentes, nos aceptamos y nos respetamos, sin un tú ganas-yo pierdo. Ganamos tod@s desde nuestras diferencias, hemos acudido a los grandes: complicidad, comprensión, compasión y cooperación.

Imaginemos ese bonito mundo que emerge desde mi/tu/su sinceridad y crear un micro-clima de anclajes supremos: engaños minimizados. Diferencias de opiniones/percepciones, aportaciones a crear un mundo más grande, donde yo crezco-tú creces y caminamos de la mano. Brutal.

Momento honestidad: sinceramente, me causa un gran desasosiego interior cuando, desde la base de mi honestidad a la hora de hablar, yo soy la fuente de dolor emocional de mis seres queridos. Trato de minimizar los daños de mis razonamientos y pido perdón cuando es necesario. No obstante sé que volverá a suceder porque soy única, ni mejor ni peor que nadie, y no siempre seré bien interpretada. Acepto que mi criterio/opinión/percepción puede diferir; es más, entiendo que es necesario que así sea. Implicará intercambios de aprendizajes, necesarios en mi camino de vida.

Mi querida familia, os deseo que paséis una semana conviviendo con todas las dosis de sinceridad emocional necesarias en vuestros corazones.

¡Un abrazo enorme desde toda mi honestidad!

Ana Torres

Vivir el cariño, sin más…

Buenos días querida familia, martes de compañía con gran dosis de cariño y complicidad. Vamos a vivirlo, si os apetece.

En nuestra Kabaña paseamos desde la línea de la tolerancia, con honestidad y consideración. Y, así, enfocaremos a nuestras convivencias cariñosas, intentando restar poder a esas voces que callan a otras pautando «numerosas obviedades» .

Recién llegados a este mundo, en nuestra primera etapa de vida, poseemos «pocas» habilidades para caminar por él. En contrapartida, solemos contar con una de las armas más potentes: el cariño de nuestros seres queridos. Sentimientos que nos invitan a un bonito recorrido y que nos aportan las defensas, que no tenemos, ante todo lo desconocido que nos rodea. Vamos «Aprendiendo a sentir y a ser» .

Va pasando el tiempo, nuestros saberes han aumentado, y decidimos si queremos convivir con mayor o menor cantidad de muestras cariñosas. «¡Obviamente sí!» ¿Respuesta universal? ¿Desde la sinceridad? Consideremos razonamientos infinitos, fundamental mirar exclusivamente a nuestro interior y contestarnos individualmente.

Creer que dar cariño tiene que ser una actitud estándar puede ser una trampa. A ver, que sería de una gran potencia que la mayoría de personas lo practicásemos, pues sí, o no…, en función de cada uno… Por muy atrayente que sea la idea de la práctica generalizada no la volvamos imposición. Somos únicos con nuestros propios baremos para gestionar qué cantidad de afecto practicar o qué nos aporta bienestar emocional en la elección de nuestra dinámica de vida.

Nuestras prácticas no son vinculantes en las gestiones afectivas de otras personas así que, por favor, no se trata de compensar lo dado/recibido, por mucho que nos guste que sea así. Libertad de expresión emocional, sin lugar a dudas.

Nos situamos en la fuente que regala afecto y nos sentimos pletóricos por ello, «nos nace de nuestro interior» , lo vivimos de manera natural y espontánea.. Y, curiosamente, no otorgamos la importancia que se merece dicha acción. Valoremos al alza aquello que practicamos desde el corazón, aunque nuestros mecanismos racionales nos lo presenten como normalidad.

Sentir el amor en nuestros mundos aporta Grandes Pasos ante la vida. Sin embargo, recordemos que yo/tú/él/ella obsequiemos esas deferencias no implica que vengan de vuelta; quien las recibe no debe sentir obligación de actuar igual. Esperarlo es una expectativa que no ha lugar; yo te hago un regalo, tú me lo tienes que hacer a mí…, no somos un mecanismo programado.

Que sí, que el intercambio es dulce y fomenta relaciones más idóneas, aún así no se debería ni generalizar ni juzgar… Simplemente diferentes ponderaciones o necesidades emocionales o incluso momentos personales que impiden mantener esos cuidados recíprocos.

Consideremos, también, que es frecuente que cada persona nos sugiera más o menos ganas de mostrar/sentir cariño; nuestro corazón pondera, casi en exclusividad, generando sentimientos y apegos, afinidades personales. De igual manera nosotr@s podemos suscitarlo o no.

Cuidado con generarnos un determinado malestar porque no recojamos el cariño que, probablemente, nos merecemos; nuestra autoestima se puede balancear a la baja. Surgen esas temidas preguntas: ¿No hemos hecho méritos suficientes? ¿Hemos actuado mal?… Seguramente lleguemos a una conclusión poco acertada, preguntemos, por favor. Dejemos que la otra parte se gestione y, si lo desea, explicará sus múltiples motivos.

Diferentes opciones, diferentes individu@s. Podemos aceptarlas incondicionalmente o decidir si nos restan más que nos suman. ¿Y si estamos llegando a sentir decepción respeto a acciones que no dependen de nosotr@s mism@s? Vigilemos nuestras dependencias emocionales, no es necesario vivir abismos, queremos relaciones sanas.

Y sin embargo… Muchas miradas son fijadas felizmente ante la dinámica del afecto, puros sentimientos que se regalan, percibir todo un asalto de sensaciones agradables cuando sentimos los cuidados de quienes nos tienen en gran consideración. Llegan grandes cantidades de atenciones en formatos diferentes: palabras, besos, abrazos, miradas, sonrisas, escuchas, silencios, manos estrechadas, carantoñas…

Brillamos intensamente, seguimos caminando acompañad@s; tantos y tantos significados y emociones… Nuestro corazón agradecido bombea dulcemente, está siendo acariciado, vive la plenitud que se le genera.

¡Ey! Que pueden existir momentos en los que ni nos percatemos de esos valiosos mimos dirigidos a nuestra persona, cuidados realizados sin nuestra presencia y, sin embargo, existen. Interesante a tener en cuenta, no son para reconocimiento constante y/o meritar; su valor puede ser mayor que agasajos constantes y exageraciones desorbitadas. Conclusión: el formato no es el único elemento a valorar, el mensaje sí.

Otro mundo muy valioso es el auto-cariño, primordial sentir amor y respeto por nuestra identidad; esos afectos, esas deferencias, esas caricias emocionales… de ida y vuelta a nuestra propia persona. De verdad que nos los merecemos, potenciando nuestro itinerario, sin caer en ninguna trampa de egocentrismo. Somos el eje principal de nuestro camino, qué mejor que auto-cuidarnos con gestos bonitos en primera persona.

Únicamente, nosotr@s mism@s elegiremos qué ruta emocional queremos llevar, sin estereotipos. No debemos sentirnos condicionados si somos de poca práctica de muestras cariñosas. Y si nuestro movimiento es dar por supuesto que el cariño está en nuestro interior, cuidadín, las suposiciones a veces no se perciben del todo; en caso de que nos interese, corroboremos si nos entienden.

Contemplemos una imagen, de manera externa, en ella se palpa la práctica de voluntad afectuosa, por ejemplo un abrazo de varias personas. Seguramente, será «multi-interpretada» por diferentes observadores externos; derivando en sonrisa, desdeño, emoción, indiferencia,… Cada cual tendrá su opinión, ni mejor ni peor, sin más. Dejemos de lado actitudes de menosprecio a las muestras cariñosas ajenas, estén presentes o ausentes.

Permitidme un pequeño comentario acerca de este ratito que estamos pasando junt@s. ¿Un blog de acompañamiento emocional, desde la base del cariño, y entendiendo que no surja dicha necesidad? Perfectamente, hablamos para quien quiera leer y/o sentirse acompañad@ u opinar; no hay una selección ni una validación de identidades. Caminamos junt@s, con dosis de consideración a todas las miradas; cada cual sabe quién es, en el aquí y ahora. No hay más.

El camino del cariño, puede ser muy bello, desde relaciones sanas y afines. Voces altas que nacen en nuestro corazón, verbalizadas de manera inconsciente y/o consciente, reconfortando a seres queridos. Sencillamente pura elección.

Momento honestidad: Sí, soy una persona bastante cariñosa; aún así, reconozco que, en función de mi estado de ánimo, puedo no haber mostrado con suficiente intensidad lo que los demás representan en mi corazón y las ganas de abrazarlos que me han despertado. En mi actualidad, quiero mostrar, de manera abierta y sincera, todo lo que mi corazón me susurra, sin sentirme capada. Y sí, intentaré que mis expectativas de cariño no sean condicionantes relacionales.

Querida familia, os deseo una semana muy potente en la que podáis sentiros reconfortados a vuestra manera.

¡Un abrazo muy lavanda! Fragancia tierna y suave.

Ana Torres

De verdad, necesito mi «espacio» …

Buenos días querida familia. Un nuevo martes junt@s en «nuestro rinconcito» , navegando sin ningún tipo de condicionamiento, y con el máximo respeto a las «líneas de cada un@ de nosotr@s» .

Desde pequeñit@s, vamos construyendo el valioso concepto de autonomía personal; primero de manera más pautada y, a medida que vamos creciendo, somos nosotr@s mism@s quienes la gestionamos e incluso reivindicamos.

Dicha independencia conlleva una serie de conceptos esenciales. Hoy enfocamos a: nuestra bien preciada privacidad; sí, necesitamos del respeto de nuestra identidad íntima y solamente «compartirnos» en función de nuestra decisión, sin imposiciones.

Destaquemos poder disfrutar, sin condición alguna, de nuestros propios espacios personales, psíquicos y físicos, damos por supuesto que incluimos los referentes a infinitas versiones tecnológicas. Ciertamente, a través de todos ellos, derivamos en un bienestar único e intransferible, totalmente necesario.

Vamos a recorrer nuestros caminos tranquilamente, como se merecen. Y empezamos con la gran importancia que inferimos en nuestro hogar a «nuestra habitación» o, en su defecto, a «nuestro rinconcito» , si no existe posibilidad de una única titularidad; recordemos que, desde aquí, atendemos a la diversidad de circunstancias de vida y no damos nada por hecho, disculpad es un apunte primordial. Volvemos a nuestro pequeño-gran espacio, donde disfrutamos de nuestra esencia y llegamos a nuestra propia dimensión. Damos el gran paso que dista entre espacio físico y psíquico, nos felicitamos: el segundo también se muestra sin pudor.

Continuamos sendero, mundo tecnológico, podemos destacar nuestros propios espacios en la «Nube», cada vez más importantes; ahora bien, deberíamos tener en cuenta si el carácter confidencial verificado es real. Yo quisiera creer que sí, no obstante, a veces, percibo una cantidad enorme de «coincidencias» que conviven en «mis apartados personales»…

Sin ser malpensados de naturaleza, nos asaltan temores. ¿Privacidad asegurada??? ¡Mi teléfono móvil ya casi adivina mis pensamientos, con su vida propia, sin que yo se lo pida! ¡El anti-virus de mi ordenador parece que falla, emergen informaciones no solicitadas! ¡Y venga claves y números secretos!!!.. Dura consecuencia: padecemos la temida inseguridad dentro de nuestros «mundillos» . Debemos ser más precavidos, si cabe… Necesidad de caminar con tranquilidad con el mínimo de vulnerabilidad.

Seguimos, ahora comparecemos en otros entornos, no nos pertenecen como tales, y sin embargo cohabitamos en ellos; véanse formatos diversos como nuestros trabajos/estudios… Que estemos pautados a la finalidad del lugar no implica que nuestra persona desaparezca, el pequeño-gran espacio que ocupemos debería contar con unos apuntes de nominalidad e individualidad, nuestras «pertenencias» seguirán siendo únicamente nuestras. Como se suele decir: «junt@s y no revuelt@s».

Ahora cambiamos el prisma, desde la mayor sinceridad, y percibimos que, en ocasiones, hemos podido derivar en algunas acciones nada saludables: a hurtadillas mirar, «sin querer», el móvil de nuestros seres cercanos o fijar vista a qué están haciendo en sus pantallas e, incluso, ojear valiosos diarios personales… Importante percibirlas y fundamental variarlas.

De verdad, que si sentimos la necesidad de «saber» simplemente preguntando a la persona en cuestión tendremos respuestas, o no, desde la fuente más valiosa, sin haber traspasado la línea de la cordialidad. Por favor, no practiquemos esas dinámicas, la decisión de obsequiar datos es del propietario en cuestión y, si sucede, nuestra lectura será muy bella: somos gente de su confianza.

A nadie le gusta ser examinado sin autorización y espacialmente tampoco. La curiosidad bien-llevada te puede aportar nuevos conocimientos, pero este no es el caso; la aplicada a fisgonear, sin una invitación adecuada, puede ser una agresión al otro, debemos ser prudentes y considerados, por muchos ataques de «querer saber» que suframos.

Cuidado, que nos sentimos transgredidos cuando somos invadidos, y realmente con fundamento, nadie debe tener potestad de darle dos bofetadas a nuestra privacidad y saltársela a la torera, por los motivos que sean. Obviamente, en caso ultra-necesario, ya con otro tipo de circunstancias de carácter urgente, será «permitido» un determinado asalto, eso sí, comedido y justificado.

Como cada martes, giramos la mirada a lo que nos suma, vamos consiguiendo que esta acción sea un hábito. Y, en este momento, visualizamos esas connotaciones espléndidas que se derivan del palpitar en nuestros propios espacios y de un nivel de importancia alto para nuestra identidad; en definitiva, el sentir que posees un cosmos con el cual te identificas. Se trata de un deleite exquisito que te pertenece, sí pura inmersión en tu mundo; recurso que tú, como dueño, decides sobre él de manera autoritaria, lo cual es ortodoxo.

Ese lugarcito, donde planificar tu recorrido/dinámica, escuchar tu música, leer tus libros, «hablar» virtualmente, o in situ, con quien tú, y solamente tú, has invitado… ¡Ojo! No estoy hablando de promover, en todo momento, el hermetismo dejando de lado todas nuestras relaciones, somos seres sociales. Simplemente, que existen momentos en los cuales necesitamos de grandes dosis de privacidad para realizar aquello que nuestra voluntad decida, ni que sea desde dimensiones reducidas, y llegar a relacionarnos con nosotr@s mism@s en exclusividad.

Tenemos pleno derecho a vivir nuestras «intimidades» y, para poder auto-gestionarnos con ellas, necesitamos de esa lujosa confidencialidad. En el momento en el cual estemos preparados, si nos parece pertinente, haremos partícipes a quiénes decidamos, sin imposiciones.

Lanzo una pequeña-gran reivindicación hacia nuestros únicos e intransferibles espacios virtuales sin necesidad de control externo, el hecho de la apropiación indebida de nuestra dinámica de vida es nociva. Hablamos de libertad y nos vemos forzados a hechos como invisibilizarnos en las redes sociales, no queremos que controlen «dónde estamos» … ¿De verdad que es necesario proceder a ello? Fácil justificación, compartimos un medio, no nos implantamos un localizador/controlador para mirada aliena.

De igual manera, cerciorarnos que «no somos públicos» en la realidad no-virtual, de vida más tangible, desde las deferencias principales y obvias de la vida privada; que no queremos tener que hacernos invisibles en: nuestra habitación/ escritorio, nuestra posición laboral, nuestro paseo en el parque, un asiento en el cine,… Hablamos de sentirnos considerados de una forma coherente, sea dónde sea y totalmente factible.

Finalmente, damos un paso más allá y, evidentemente, muestra presencia nuestro espacio interpersonal, extensión que distancia «el yo del tú» o «el nosotr@s de vosotr@s»… Por supuesto que existen unos mínimos de centímetros a considerar para mostrar un respeto básico y estos se reducirán si como individuos únicos lo decidimos en común acuerdo; probablemente se tratará de relaciones de nivel importante de complicidad.

¡Ay! Por cierto, igual que necesitamos que nuestro territorio sea respetado, el de cualquier otro congénere se merece la misma cortesía; y no valen excusas: ni de parentesco, ni de grado de amistad muy alto, ni de buenos compañeros… Se trata de un derecho vinculante y premisa de entendimiento en las relaciones.

¡Ey! Recordemos que queremos dar ejemplo elevando a normativa la franqueza ante nuestra convivencia y no tener que desconfiar por agresiones de espacios. Sí: las reglas del juego son para tod@s, sin buscar, insistentemente, argumentos que justifiquen entrometernos, en asuntos que no nos pertenecen; sin más.

Querida familia, qué imagen tan bonita se genera cuando sentimos que podemos fluir sin tantos temores de sospechas y cautelas; interioricémosla y demos pasos hacia ella: un lujo en nuestro caminar. ¿Qué os sugiere a vosotr@s? Os esperamos en nuestra Kabaña emocional, respetuosa al cuidado de los demás.

Momento honestidad: curiosamente, en este instante, siempre me confieso desde mi privacidad y con una gran dosis de intimidad. Hoy me toca bastante al alza, estoy entrenada en no traspasar esa línea tan significativa. Actitudes de cotilleo de espacios ajenos no entran dentro de mis actuaciones. Ni siquiera vivo esas tentaciones, simplemente porque valoro en muy alta estima mi propia privacidad.

Mi querida familia, os deseo una semana dulce desde la serenidad, sin el temor de vivir asalto alguno a vuestra identidad.

Un abrazo enormemente malva, desde su sensibilidad.

Ana Torres

¿¿De verdad?? ¡¡Ley de Mur..!!

Martes, querida familia. ¿Qué os parece si hoy suavizamos algunas de «esas miradas» que nos llevan al desespero y no nos permiten avanzar? Vamos junt@s, recordemos: compartir puede aligerar carga.

Existen momentos de nuestra vida en los cuales TODO nos sale al revés de lo que nos habíamos planteado. ¡Qué horror! Consecuentemente, caemos en desespero y/o desidia, incluso llegando al abandono de aquello que anhelábamos o el camino que habíamos programado…

¿Qué está sucediendo que todo me pasa a mí y no consigo nada de lo que quiero? ¿Por qué me sale completamente mal?… Y muchas más preguntas, de semejante tesitura, asaltan a nuestra mente y a nuestro corazón, a gran velocidad. ¿Vosotr@s también habéis pasado por ese martirio? Seguramente que unos cuánt@s de nosotr@s hemos contestado afirmativamente.

A ver, es real que pueden darse algunos factores negativos encadenados que nos reducen posibilidades de ser efectivos, eficientes, eficaces o que destrocen la dinámica que teníamos planificada… Sin embargo, por favor, abramos bien nuestra mirada de entendimiento a lo que nos va sucediendo.

Antes de derivar en un Universo entero en nuestra contra, podemos hacer un parón, respirar y, con un estado de mayor tranquilidad, advertir la causa y consecuencia del primer hecho que nos ha derivado al grado sumo de la insatisfacción o a la espera de más impedimentos. Validemos seguir adelante, obviando predisposición a lo peor, este movimiento puede ser la clave para levar anclas y superar el primer bache sin llegar a caer en un océano de despropósitos.

Una pregunta interesante que nos podemos realizar es si nuestra percepción de la realidad es correcta. Inferir «auto-discusión» sobre nuestras apreciaciones no es sencillo, sin embargo a base de entrenarnos se puede conseguir y podemos llegar a vivir diferentes opciones de aquello que nos parecía totalmente destructivo en nuestro ser.

Muy importante tener en cuenta en qué nivel se encuentra nuestro estado emocional, puede que no sea el óptimo ya que hemos enfocado ese punto de partida como demoledor y, a partir de él, sí que vamos directos a la condena que nos vaticinábamos.

Quizás, atribuir un significado demasiado derrotista al primero de «nuestros desastres o impedimentos» nos enfoca a vivir las siguientes circunstancias como más zancadillas que no nos dejan avanzar y nos quitan el control de nuestros actos.

Cuidado con el poder del control, bastante subjetivo, jugamos con una dualidad que es un tanto irreal. Sí que podemos controlar lo que depende de nosotros, hasta ese punto lo tenemos «bastante fácil» ; sin embargo, lo que no depende de nuestra propia persona es aleatorio al resultado que queremos y creer que está en nuestras manos es un anuncio erróneo para nuestro cerebro. Aceptar que el suceso opuesto al que esperábamos es lícito, aunque nos cause desagrado.

Seguramente, aprender a relativizar nos puede abrir una puerta que nos regale una escalera de subida del agujero en el cual nos caímos desde un inicio y no pudimos resurgir. Nuestro ánimo de enfrentarnos nos ha podido jugar malas pasadas deformando nuestra visión de lo que vivimos, vamos a darle un empujoncito al alza, con paciencia.

También nos perdemos en la queja continuada: «No es nuestro día»; seguimos: «Qué desastres de días» ; incrementamos tiempo: «No es nuestra semana» ; hasta: «No puedo más, llevo una temporada que todo se pone en mi contra» . Todos estos mensajes que nos auto-lanzamos, sintiéndolo mucho, no nos van a salvar de ese caos personal que hemos lanzado a nuestro cerebro, sea o no real. Y que es legítimo quejarse, cuando uno no se siente de acuerdo; por el contrario, nada saludable permanecer en ese estado, obviamos oportunidades que no podemos ni visualizar por el enfoque al que hemos sucumbido.

Contestar a cómo salir de esa cadena de confabulaciones, en contra de nuestro ser, solo lo podemos hacer cada un@ de nosotr@s, desde nuestra individualidad de gestionarnos. Ahora bien, si es necesario un poco de ayuda, para facilitarnos el proceso de dar grado de importancia, dentro de una percepción más realista o un tanto más objetiva, la buscamos, sin ningún tipo de reparo.

Saquemos a lucir ese cariño que sentimos por nuestro ser, cuidémonos de la forma más positiva en función de cada uno. Interesante ofrecernos algún cambio de acción y actitud para no derivar, otra vez, en ese camino que nos condiciona/condena a seguir repitiendo resultado. Recordemos: por mucho que lo intentemos, sin variaciones no hay resultados diferentes.

Por fin variamos la ruta, comenzamos a salir del agujero y, de repente, nos asaltan «pensamientos de Murphy». Con todos mis respetos, es un sinsentido en nuestra persona. Derivar en que alguien o algo vendrá y nos romperá ese gran momento/resultado en el cual estamos que nos «salimos de contentos» … ¿De verdad es una ley vinculante? Por favor, que le cedemos nuestra potestad de pensamiento a un factor externo que de momento es invisible e imperceptible, porque no existe, y rompemos nuestro bienestar que era real.

Un ejercicio que nos puede aportar un poco de luz, en esos momentos desastre, es recapitular a la inversa; me explico mejor: dosis de voluntad para tratar de focalizar instantes que nos hayan sumado, seguro que puede surgir uno y después otro. Podemos llegar a encontrar la cadena que nos equilibra respecto al pánico vivido y puede que aquel día no fuese realmente tan malo, ¡ha surgido La magia de la mirada compasiva! ¿Qué os parece practicar nuestros intentos de recuperación? Seguro que vosotros contáis con más recursos, si os apetece será muy positivo conocerlos.

Nadie dice que sea fácil hacer el proceso a la inversa, dosis de voluntad y creer. Y, Sí, de nuevo volvemos a sonreír porque nos regalamos oportunidades y NO hemos perdido el tiempo, se puede aprender y, lo que es mejor aún, a veces la realidad aumenta en positivo porque nuestra perspectiva y actitud han variado.

Responsabilizarme de aquello que me está saliendo mal y variarlo, no vivirlo como un drama, cambiar de camino, pedir otras miradas, aflojar nuestra censura y ser nosotros mismos, sin mirar ni expectativas ni juicios de nadie más, sobre todo descartando los nuestros propios.

«¡Ostras! Buen personaje ese de Murphy… la tostada, la mantequilla y luego cae hacia el suelo… ¿mala suerte? Levantarte con el pie izquierdo…. Ante las contrariedades, como bien dices, mirar desde otra perspectiva y respirar profundamente, abrir los ojos y sonreír a la vida porque, sí, podemos pasar un mal día pero el mirar más allá podemos descubrir maravillas… y porqué la tostada quizás no te venia de gusto… ¡¡vamos a comernos un maravilloso pastel!! Y reconstruyámonos con responsabilidad y vivamos el hoy…»

Montserrat Puig

¡¡¡Una semana de días redondos para todos desde el corazón de Eva hacia nuestra Kabaña Emocional!!

Eva Zamora

Momento honestidad: Sí, en determinados días de mi vida, he pronunciado la frase: «Si hoy no me hubiese levantado me hubiese ido mejor» . Ahora, me observo y me pregunto si en aquel día no hubo NADA de NADA que me aportase. Comienzo a hacer recapitulaciones, la magia surge: una cadena de hechos positivos en uno de mis días negros que ha adquirido color. Realmente mi estado anímico es diferente y mi percepción ha cambiado, saliendo de mi terror y brillando para continuar camino, sin más.

Querida familia, deseo que esta semana no sintáis que se os tuerce ningún día y, en caso contrario, respirad que al día siguiente saldrá el sol de nuevo.

¡Un gran abrazo morado!

Ana Torres

Susurros, ¿los escuchas?¿qué sientes?

Buenos días querida familia. Un martes de tranquilidad, hablemos con confidencialidad, unos pocos susurros desde mi corazón al vuestro. ¿Les damos una oportunidad a ver si os gustan?

Observamos nuestro mundo y percibimos gran «invasión» de dinámicas que nos implica una aceleración de nuestra vida… De acuerdo, forma parte de las voces que escuchamos de nuestros diversos mundos y, no siempre, impera nuestra voluntad… Cuidadín con tanta velocidad para «llegar a todo», renunciamos a ofrecernos tiempo de disfrute sosegado para nuestros corazones, solos o en compañía.

¡Ey! Podemos corregir emocionalmente algunos momentitos, si nos apetece. Hoy enfocamos a nuestras voces, concretamente a la intensidad que les aplicamos; parece que vayamos, casi siempre, con el volumen a máxima potencia. ¿Necesario para que se nos escuche? Quizás no. Tantas situaciones en las que recurrimos a alzar nuestra voz desmesuradamente, ¿así somos más escuchados? ¿y nosotr@s escuchamos en esas condiciones?

Llegan a brotar, in extremis, situaciones «surrealistas» de invasiones vocales entre grupos en espacios comunes. Me explico mejor: estamos presentes en un local público y, sin comerlo ni beberlo, derivamos en NO poder ni oírnos, estamos confluyendo con otros grupos de mayor poderío de volumen. Sí, conversaciones ajenas que, sin querer, escuchas, perdiendo el hilo de lo que realmente te importaba, tu grupo, simplemente por el imperante modus de comunicación de otr@s.

¿Os ha pasado alguna vez? ¿Cómo han sido vuestras reacciones? Espero que la opción más eficiente no haya sido subir vuestro volumen, no digo que no vengan ganas, pero demasiado reactivo. ¿Qué conclusiones sacamos? No existe una única totalmente válida, tampoco vamos a juzgar, simplemente apelemos al sentido común y conseguir respetar un espacio común.

¿Qué os parece si, en determinadas ocasiones, nos detenemos y bajamos un poco la voz? No como crítica, simplemente para saborear diálogos amenos y más íntimos. Lo vamos a disminuir a tal nivel que vamos a invocar a los susurros, que sí que existen, y que no son exclusivos de determinadas relaciones, que también… ¡Vamos a gozarlos!

SU SU RRAR , palabra bella en sí misma; ahora, por favor, la situamos en nuestra mente, es más, probemos a pronunciarla lentamente, separándola en sus tres sílabas, con una voz tenue y cálida; suena exquisita. Paramos a observarnos y apreciamos que su propio significado nos lleva a múltiples evocaciones en nuestro pensamiento y suscita un despertar de sentimientos en nuestros corazones.

Hablar con esos maravillosos susurros, implica una focalización más importante en aquello que comunicas o que te comunican. Quedémonos con esa imagen, tanto de manera interpersonal como intrapersonal

Si nos damos cuenta, cuando nos hablan con esas voces bajas de volumen, necesitamos escuchar con mayor concentración, queremos entender, nos importa lo que nos dicen y no lo escuchamos bien, ponemos más atención. Interesante opción a tener en cuenta. ¿No creéis?

Esos pensamientos susurrados que nos pueden generar: una bonita paz, una complicidad emocional extrema, unos pequeños trocitos de confidencialidad, un descansar del ritmo apremiante…¿ y por qué no? ¡Un momento divertido entre tú y yo!

Deleitarse de la creación de un mundo único sumergidos en nuestra propia burbuja que únicamente nuestro susurro no puede romper. Sí, resurge la dulce magia con ese ambiente especial que se ha concebido, hemos decelerado ritmo y sonreímos ante el suave pacto de ese ambiente creado con base de intimidad.

.

Por favor, cuidado con derivar a otros lares de voces de intensidad baja, rompemos el susurro y lo transmutamos en un cuchicheo, una situación que puede restar más que aportar. Normalmente, no es agradable esa percepción, quizás estamos entrando en modo opinión destructiva. ¿De verdad lo validamos? Marquemos la diferencia y busquemos un cambio de aquello que nos ha llevado a un trance incómodo, sin necesidad de abrir espacios de desconfianzas, suspicacias…

Aparece el musitar, acaso connotaciones de dolor con él, por innumerables motivos, pidamos ayuda emocional a nuestras personas de confianza; junt@s podemos contrarrestar aquello que nos hace mal. Totalmente lícito mostrar lo que nos ha dañado, y no hace falta que sea en voz bajita, simplemente es comunicarlo e intentar salir de esa zona de dolor: reenfocando.

Hablar susurrando no corresponde al miedo a equivocarse y no ser aceptado… Esos sinfín de «noes» nocivos no tienen suficientes argumentos de existencia en el susurro en concreto.

Insistimos, hablo flojito por miedo al error, de verdad que es bonito equivocarse, rectificar y aprender. Escuchemos nuestras dudas, sopesemos, valoremos y encontremos puntos pares y dispares para después establecer un equilibrio. Y si no lo encontramos, alcemos la voz en el sentido apropiado y busquemos ayuda, encontraremos una voz externa que nos acariciará, de verdad.

Qué bonito es acercarse a una persona y susurrar unas palabras a su oído. En ese momento, situamos en más alta estima el oído derecho, es más atento; a través de él, nuestra emisión de «sonidos flojillos de volumen» generan una gran combinación, un mensaje valioso, prometen un gran lujo en nuestro propio interior.

Susurros, imágenes excelsas de complicidad entre seres compartiendo pensamiento, de única exclusividad, en ese momento, de ella y de él, de ti y de mí, de él y de él, de nosotr@s y vosotr@s…

Susurros en declaraciones de amor, en una canción de cuna, en sentimientos a regalar, sugerencias de invitaciones, búsquedas de soluciones, contemplar misterios…. En definitiva, momentos puntuales de boom emocional, increíbles tesoros.

Infinitas situaciones, incluidos aquellos momentos de meditación, conducida, sintiendo intensamente esa voz que nos dirige mediante sucesivos susurros que consiguen trasladarnos a nuestro ansiado bienestar. Impensable generar armonía en nuestro propio ser, si quien nos guía lo hace a través de un megáfono.

Y llegan esos otros grandes momentos, cuando nos susurramos a nosotr@s mism@s: pensamientos, reflexiones, cuidados… y nos escuchamos. Importante hacerlo, respeto a nuestras palabras y, lo que es mejor aún, a nuestra esencia. Merecemos autocuidados valiosos y, entre ellos, se encuentra decelerar la vida con nuestra voz, ni que sea por instantes.

Otros niveles de susurro equivalentes a más lujos de vida; viajamos físicamente, o en nuestra imaginación, y llegamos a aquellos paraísos/ambientes… Lugares emocionales en los que parece que el tiempo se ha detenido, el mundo entero paralizado y, exclusivamente, percibimos al mar susurrando, el viento que nos habla frágilmente, el respirar del animal totalmente confiado… Sonidos personificados en la propia naturaleza y animales que nos regalan plenitud; nos hablan de manera tierna y dulce…

¿Me puedo confesar? Cuento con vuestra complicidad de un gesto afirmativo, mil gracias. Este pequeño-gran escrito ha sido susurrado desde el inicio, redactado desde la voz sutil de mi corazón latiendo intensamente, saboreando mis palabras y vuestras miradas, sintiendo un bienestar emocional evocado hacia vosotr@s. ¿Qué he conseguido? Una bonita sonrisa en mi ser externo y, lo que es mejor, en mi ser interno.

Por favor; no dejéis de lado el «uso del susurro», si en público no os apetece, no pasa nada, en privado y desde la sinceridad; siempre existirá algo que os podréis regalar desde vuestro interior, porque sin duda lo merecéis.

Los mensajes que recibimos continuamente apelan a vivir la vida a tope, hecho que no está reñido con unos dulces susurros emocionales, contribuyen a ello perfectamente. Diferentes instantes de recorrido propician a una u otra manera de disfrute, justo y permitido. Sin juicios y con compasión.

¿Y vosotr@s ? Lleváis a la práctica la bonita técnica del susurro, si os apetece, ya sabéis, os esperamos para compartir. Muchísimas gracias por vuestras aportaciones.

«Propongo otro tipo de susurro que a mí me conecta conmigo misma: Cantarme mientras paseo, tarareando o cantando con la letra, pero bajito… SUSURRANDO, llenando nuestro corazón y nuestra mente de las notas y de la poesía que nos ha venido a la cabeza…. maravilloso. Mira hoy me levanté susurrando El Arrebato y su canción Gente Luminosa«

Montserrat Puig

«Y me apunto también a comentar esta maravillosa palabra «susurro» y que sin ella, sería imposible la autorreflexión y el reconocimiento de uno mismo. Me encanta cómo planteas, Ana, las diferentes aristas de la palabra. Yo, que soy muy de profundizar el alma de las palabras, su étimo, me fijo en la traducción literal: hablar en mudo. De este modo, mi propio yo me susurra constantemente, me acompaña, me advierte y hasta me regaña a veces. ¿Y qué sería el amor sin el susurro? Sentir el hablar mudo de tu pareja cerca de oído, notar las palabras envueltas en el aliento ligero de la pareja.»

Cristóbal Carrasco

Momento honestidad: Personalmente soy extrovertida y en mi auto-volumen existe una cierta intensidad, en ocasiones al alza, por supuesto sin llegar al chillido; sin embargo quiero relajar mi voz más. Por otro lado, cuando me doy cuenta de la ausencia continuada de mis «mimos» , renuevo mi «práctica de susurros cariñosos» , en mi intimidad me regalo esos momentos. Simplemente dejándoles convivir conmigo de manera deliciosa. Es brutal y me encanta recodarlo en vuestra compañía.

Mi querida familia, espero que durante esta semana disfrutéis de preciados susurros, de esos que hacen que el corazón se acelere por cariño y se expanda por amor, del que consideréis valioso, sin más.

Empiezo yo, con todas mis ganas, a susurraros: un gran abrazo lavanda con toda mi devoción…

Ana Torres

¡Gracias por Tu victoria!

¡Buenos días querid@s amigu@s mí@s! Martes, vamos a sonreír recordando qué pensamientos y consecuentes emociones sentimos ante logros propios o ajenos. Podemos llamarles: «sabores culminantes» , a ver qué pensáis vosotros.

La concepción de triunfar es unipersonal, va en función de cada uno de nosotros; efectivamente, cada cual tiende a destacar diferentes individualidades para decidir que ha conseguido aquello que anhelaba y sentirse exitoso. Sin duda, nos enriquecemos eufóricamente con eventos excepcionales propios y, además, nuestro corazón decide expandirse dando un paso más allá, haciendo partícipes a personas cercanas e, incluso, a veces, a otras menos vinculadas a nuestro ser.

Sí, se nos acostumbra a generar esa necesidad/voluntad de compartirlo ya que se trata de un resultado/premio muy significativo para nuestra mirada. Importante la forma en la cual transmitimos nuestro triunfo, desde la honestidad y el cariño, no hacen falta ostentosidades. Asimismo, ser conscientes de que no controlamos las diversas reacciones ajenas que esperamos; valoremos que l@s otr@s coexistirán desde sus realidades, por mucho que nos aprecien.

¿Qué causa que no podamos asimilar el éxito de los demás de manera positiva/constructiva? Existen momentos en los que nuestro cariño hacia nosotr@s mism@s se encuentra ausente y, en lugar de concentrarnos en lo que nos transmite la persona que alcanza su meta, nos trasladamos a nuestro interior, llegando a comparaciones que pueden derivar en ser contraproducentes y nocivas: sentir el verdadero dolor de la frustración.

Desde el lado del triunfante, importante desechar la decepción por una contestación no-apropiada y no ser despiadad@, a pesar de no entender qué está sucediendo; diferentes reacciones son lícitas, aunque no sean comprendidas. Obviar críticas; sí, abrir mirada y quizás entrever que el/la receptor/a probablemente lleva su propia lucha, esforzándose y, aún así, no consigue obtener esos resultados que va buscando… Y, de repente, otra persona le muestra la obtención de esa ganancia que él/ella necesita vivir.

Fuera pautas o expectativas a las reacciones del mundo exterior, cabe la probabilidad de que tener noticias de quienes SÍ consiguen sus objetivos, en lugar de generar «felicidad contagiada» , produzca una gran antítesis y se vean reflejos de despecho de sus propios resultados malogrados. Por favor, desde otras posiciones, marquemos la diferencia y mostremos compasión: no juzguemos las diferentes actuaciones, no estamos en su piel, no somos él/ella, no sabemos de sus luchas internas.

Ahora, miremos el recorrido opuesto, nos vamos a la otra cara de la moneda. Aquell@s que sabiendo del éxito de otras personas sienten un júbilo impresionante, unas ganas enormes de felicitar al individu@ en cuestión y llegar a buscar innumerables formas de celebrárselo. Muestra de orgullo ajeno «apropiado» de manera cariñosa: Ell@ ha recogido su fruto, con constancia, esfuerzo y disciplina; variables necesarias para llegar a ese fin tan preciado humanamente.

Existen más reacciones, no importa el formato, también pueden ser agradables, para ambas partes. Dejemos atrás los patrones de las reacciones que corresponden a hechos de gran envergadura, cada cual vive las entradas de las noticias según sus momentos emocionales.

Primordial tener en cuenta que en unas etapas nos podemos encontrar en uno de los lados y, en otras, nuestra posición puede ser la contraria. ¡Ey! Por favor, sólo pido que pensemos los mensajes que lanzamos y rechazar algunos de esos que son «lapidarios» , como diría mi amiga Montserrat. Clasificaciones en ganadores y perdedores son horribles. Hacer camino acompañándose, tanto si percibimos que conseguimos nuestras metas como si nos queda sendero parar ello. Ese sí es un buen galardón emocional, claro que es mi percepción…

Marquemos la diferencia transmitiendo que el valor de las personas reside en su esencia e identidad. Y ojalá que vayan recopilando condecoraciones, propuestas desde su interior, exclusivamente. Y, francamente, tengamos claro que no somos mejores que quienes sienten diferentes percepciones, recordémoslo. Sin mas.

En este momento, he decido ponerme a prueba, a vuestro lado, y sitúo, voluntariamente, el siguiente pensamiento en mi mente: «mi amigu@ ha recibido un gran premio a su proyecto», no importa de qué ámbito estemos hablando. Acostumbro a obviar mi propia situación y observo, de manera honesta e integra, que en mi ser interno fluyen satisfacción, regocijo, complacencia… Todo ello implícito desde no envidiar, sí compartir, no compararme, sí ponderar el esfuerzo, sí saborear su propia plenitud…

Me vuelvo a insistir, busco más objetivamente mi interior, ¿Ana estás segura de que nunca has sentido envidia ante logros de otr@s? Sinceramente, seguramente sí que me ha pasado, no es de mi agrado reconocerlo y sin embargo habré convivido con ello. ¿Y si no lo recuerdas por qué lo admites? Soy humana, imperfecta y no siempre he estado al 100% emocional; así que puedo haberlo hecho, de manera consciente y/o inconsciente; sencillamente ahora no lo recuerdo. Únicamente puedo cerciorar que cada un@ gestiona sus propias luchas y consecuencias. Ya está.

Seguro que os surgen vuestras propias respuestas, si tenéis un ratito y os apetece compartir, ya sabéis, será un gran triunfo de nuestra Kabaña emocional, siempre creciendo gracias a tod@s.

Y, finalmente, ¿Qué es, para mí, la gloria? Como dije una vez, abriendo en canal mi corazón, en «Mochila Lila a Paso Violeta» , el logro en mi más alta estima es: «Ser yo misma, con mis virtudes y defectos». Ahora os vendrán a la cabeza ideas como; «vaya, qué cosas dices Ana»; normal, para vosotros una concepción de éxito, que vaya por estos lares, es: «Ser Vosotr@s mism@s, en vuestra identidad» , no en ser Ana.

Y sí, saboreo ojos que brillan cuando me ven fluir en mi propia esencia… En cambio, existen conceptos populares de éxito, como por ejemplo «Tener mucho dinero» y, para mí, no es sinónimo de vencedora; no es falsedad, claro que me gustaría ganar más, incluso me daría por satisfecha si alguna vez llegara a final de mes con algo de dinero en mi cuenta bancaria y, sin embargo, no me condiciona a sentirme una fracasada. ¿Creéis que esta última palabra pronunciada es exagerada? Fracaso es el antónimo de éxito. Y, aquí vengo yo, y os pregunto: ¿os sentís unos fracasados por no tener grandes cantidades de dinero? Existen los colores intermedios, no lo olvidemos…

Deseo que vuestra contestación a la última pregunta sea un noooo bien grande y ¿sabéis por qué? Porque en la vida lleváis consiguiendo muchos éxitos, recorrido justipreciado. ¡Qué bonito es darse cuenta de todo lo que vamos consiguiendo! ¡Revivir y rememorar aquellas emociones tan potentes que se nos generaron! Correr a la búsqueda de nuestras personas y comunicarlo, transmitiendo con ilusión que lo habíamos conseguido y ¿cómo nos contestaron? Seguramente, en un 99% de personas, unas sonrisas y unos abrazos que implicaban emoción por ambos lados .

Señor@s , esas respuestas forman parte de otras concepciones de lo que significa para mí triunfar: el acompañamiento porque tu persona y solamente tú, con o sin medallas, les importas, te quieren, sienten cariño hacia ti. Sin más.

Disculpad, Otro Momento honestidad: Observando mi línea de la vida mis éxitos personales ganan a mis no-triunfos de camino, que también han sido unos cuantos. Ey, indiscutiblemente, cuando vivo triunfos de mis seres, me siento pletórica por ell@s y su propia satisfacción.

Querid@s amigu@s, os deseo que paséis una buena semana de logros. Observad vuestra línea de la vida y haceros propuestas de validar los vuestros y las emociones que conllevan. Seguramente, si habéis parado de leer y reflexionáis, ahora esté emergiendo esa bonita sonrisa del premiado. Bello ¿eh?

¡Un abrazo de un violeta intenso y explosivo de felicitación a vuestra propia ganancia!

Ana Torres

Un bonito escrito leído con mucho corazón

¡Feliz martes querida familia!!! Quizás os preguntáis, ¿Ana a qué viene tanta efusividad? Os lo argumento rápidamente: semana a semana vamos haciendo nuestro camino y realizando las oportunas lecturas de él, desde nuestro corazón. Todo junto un boom emocional espeluznante, ojalá vuestra mirada coincida con la mía.

Leer que bonita costumbre, la llevamos interiorizando desde donde nuestra capacidad de recuerdo abarca. Bella acción con la que nos empoderamos cuando a nuestras manos llegan obras que nos cautivan, infinitas historias que nos aportan una gran intensidad emocional.

Ahora, con vuestro permiso, os voy a sugerir una de las más buenas leyendas que podéis encontrar, por no decir la mejor: vuestro propio manuscrito, sí, ese que empezasteis a redactar cuando llegasteis a este mundo y que, día a día, mes a mes, año tras año, seguís narrando con todo vuestro esfuerzo e ímpetu.

Sí, Nivel de lectura aumentado, nuestras propias páginas: genuinas aventuras que vivimos en nuestro ser; echémosles una dulce mirada, se genera magia. Vamos descifrando, paso a paso, el sentido de muchas actuaciones que se han dado a nuestro alrededor, donde intervenimos como protagonistas, actores secundarios u observadores.

Para nuestra fortuna percibimos que Millones de libros andantes conviven a diario en nuestro planeta, cuánta belleza viva: espontaneidad personificada y flujos de energía expandiéndose. ¡Con un colosal denominador común: nuestra mente adivinando y nuestro corazón interpretando!

Disfrutar del recital de nuestra propia existencia, a través de infinitas circunstancias donde vamos coexistiendo con ilimitadas audiciones en «nuestros diversos mundos» . Poner entusiasmo e ilusión en la recitación de nuestros senderos internos y externos, llegando a obtener dosis extras de júbilo y felicidad; momentazos donde prioriza el fluir de diferentes fuentes de energía totalmente aceptadas siendo seres únicos y especiales.

Además, podemos contribuir a la mejora de nuestros días con dosis de imaginación, desechando el hastío y el aburrimiento que nos genera realizar siempre determinadas conductas. Asimismo, recordemos que cuando interactuamos con otras personas, ya perdemos un poco ese control de cómo será nuestro guion; dinamismo en estado puro: más mentes, más corazones, más emociones…

¿Y por qué no tratar de vivir cada día como una aventura? Pensáis que en nuestra rutina diaria poca excitación existe… Todo depende de nosotr@s mism@s, ese planteamiento inicial, nuestro enfoque y de la importancia que le demos a lo que nos puede ir surgiendo a medida que avanzamos en ese pequeñito-gran espacio temporal: un simple día.

Por favor, una oportunidad a esos momentos que nos parecen monotonía personificada y ¿si les regalamos una pequeña intriga? Sí, abrir un poco más el ángulo de visión, tal vez nos podamos sentir sorprendidos con unas leves diferencias, podemos regalarnos: emoción, diversión, intriga, aprendizaje, compañía… Seguramente, cuando finiquitemos dicha jornada, en nuestro rincón de descanso, la releeremos y brillaremos descubriendo que nos ha aportado mucho en nuestro interior.

Realmente la lectura de nuestra vida en ese día será más que óptima, pues aún existe un más allá… Así, avancemos un paso más, imaginemos que ese resurgir de la indiferencia podemos trasladarlo a varios días de la semana; suena emocionante pensar que podemos pasar por la vida viviéndola, sencillamente regalándonos oportunidades en un no-tan-simple caminar diario.

Afrontar nuestra propia redacción, con una actitud u otra, puede marcar una gran diferencia: intensidad y enfoque a lujos que conviven con nosotros. Todo depende de los listones que establezcamos para poder visualizar situaciones habituales como excepcionales, que nos sumen y aporten calidad.

De acuerdo, me leo y no vislumbro las aventuras de Lara Croft ni de Indiana Jones, por ejemplo; sin embargo, me regalo dosis de situaciones de gran valor para sencillamente Ana Torres, albergo en un@ película/libro protagonizad@ por mi esencia. Sin más para vosotr@s, Brutal para mí. Os propongo trasladarlo a vuestro ser, maravilla ¿eh? Dejemos esos: «Yo no soy capaz» y Recojamos esos: «Lo voy a probar», quizás vale la pena.

Observando el camino que sigo diariamente, sin ser un autómata, voy encontrando pasos diferentes, casi siempre en positivo; vale pongamos más dosis de realidad, a veces en negativo y, aún así, se quedan en mi pensamiento, y les doy un significado fundamental, todo aporta. Nuevas interpretaciones; sí, insólitos incidentes que deletrear emocionalmente.

¿Seguís sin creerme? Si me lo permitís, voy a citaros algunas pruebas de uno de mis días cualquiera. Francamente valiosas en mi identidad.

«¿No os ha pasado nunca que habéis cruzado una mirada con una persona desconocida, ante una simple situación que ha llamado vuestra atención, y habéis reaccionado con complicidad o con reprobación o con..? Y, a partir de aquí hablar, continuar camino juntos aunque, cuando acabe el trayecto de uno de los dos, os separéis y nunca más os volváis a ver, o tal vez sí. Sin embargo, recordaréis tal instante, de manera placentera, una lectura de un instante diferente: ¡suma!».

«Otro pequeño-gran ejemplo: Cada día, como persona de costumbre, cojo el metro para ir a trabajar. Cuando accedo a la estación, a esas horas tempranas, siempre coincido con el señor que lleva a cabo la limpieza, lo cual agradezco. Me gusta saludar cuando llego a los sitios y, cómo no, le saludo a lo que él me responde, cada vez de manera más agradable y confiada. Uno de esos días laborables, escuché que se llamaba Jesús, efectivamente, al día siguiente le saludé adjuntando su nombre a lo cual él me respondió un poco sorprendido y con una gran sonrisa dibujada en su cara. Ahora, cada mañana, ambos buscamos ese bonito gesto. Hemos subido de nivel; y, si por algún motivo me retraso, y voy caminando más rápida, escucho un agradable: ¡Buenos días, ánimo Ana que hoy vas tarde!».

Quizás os parezcan anécdotas demasiado simples como para catalogarlas de aventuras, lo respeto es vuestra mirada; para mí, representan hazañas diarias. Pierdo el anonimato en un mundo donde todo es ir y venir, sin pararse, casi conteniendo la respiración, rodeada de desconocid@s que se dirigen a múltiples lugares y, entre semejante trajín, me encuentro: ¡reconocida a mí misma por una persona que no me conoce y sin embargo me reconoce! Sencillo y a la par bonito en mi corazón.

«Y ¿Cómo no? Vivir, semana a semana, esta propia aventura de nuestra Kabaña emocional, donde l@s protagonistas somos tod@s: vosotr@s y yo. Aquí impera: escribo y leemos; escribís y compartimos lectura, sentimientos cautivadores, de verdad.»

Finalmente, cuento con todo lo que personalmente aporto al mundo y lo que recibo del Universo, en cada persona y ambiente, la esencia de mi libro es no ser pautado y es sentir qué se me regala cada día; un placer esperarlo fervorosamente.

Rememorad, por favor, seguro que en vuestro paseo diario existen momentos que no son idénticos a los de días anteriores y que le infieren salsa a vuestra vida e incluso dosis de reír o lo que es mejor sentirse vivos. Ante todo, contáis con el gran incentivo de que la única validación necesaria es la Vuestra Propia.

Momento honestidad: Sí que he tenido épocas en las cuales no le he ofrecido la oportunidad que se merecía a mi propia lectura, aprender a no sentirla ni a emocionarme… Simplemente otorgaba la palabra emocionante a hechos/acciones/acompañamientos que eran exclusivos de películas, de una manera irrealista, y sin ofrecer oportunidad alguna a la calidad real de mi propia vida. Por suerte, he conseguido reorientar mi mirada y he llegado a ese preciado momento de sentirme especial, viviéndome como manuscrito único, a mi manera. Sin más.

Querida familia espero que disfrutéis de cada uno de los siete días de esta semana y que, con un poco de empeño al principio y después de manera natural, disfrutéis de las aventuras que os vayan surgiendo en vuestros pasos diarios. Si os apetece compartir, por supuesto que en nuestra Kabaña estaremos encantados de leeros. Gracias

¡Un abrazo muy violeta!

Ana Torres

¿Personalidad esfumada? ¡Número viviente!

¡Feliz martes, querid@s amigu@s! Un placer sentir que en nuestro preciado espacio destaque el enfoque exclusivo hacia nuestras miradas; increíble la bonita sensación que se genera en el corazón. De verdad, con una sola persona que se sienta acompañada, nuestra Kabaña emocional ya está totalmente justificada.

Respiremos aquí, en este lugarcito, la cantidad de seguimientos y/o la cantidad de vistas, se agradecen intensamente; sin embargo no vamos a derivar en convertirnos en números, seamos nosotr@s mism@s caminando junt@s; es nuestra base, ya está.

Aceptamos que desde que nacemos somos inscritos en un registro civil donde nos otorgan un número de vida personificado, el cual deja de tener sentido cuando ésta se acaba. Cierre de nuestro libro, de acuerdo hemos de ser cuantificados de manera ordenada, así que cardinal que se transforma en ordinal. Lo interiorizamos.

Vamos caminando por el mundo, incrementando nuestro valor matemático, nuestro documento de identificación personal tatuado nos acompaña en cada momento que respiramos y obviamos nuestro anonimato. ¿Sinceramente nos sentimos personas únicas con identidad o simplemente una cifra que se maneja en la vida que le toca?

Desde luego que mantener un orden es necesario, el funcionamiento del mundo tiene dicho fundamento pero esta opción no debería ser trasladada cuando se realiza el trato entre humanos. De verdad que nos podemos acompañar, con auténticas personalidades, basándonos en deferencias de l@s un@s hacia l@s otr@s, en cualquier ámbito. No debería ser tan complicado y, sin embargo, entramos en batallas.

¿Es necesaria tanta productividad sin tener en cuenta la persona? No importa si hablamos de expedientes académicos, expedientes de trabajo, número de sanidad, número de contratos con todas las compañías de servicios, bancos y cajas … Todo ello cada vez más numerado, el orden brilla, eso sí; la esencia del individuo/a, ya es otra cosa…

Mi entendimiento a veces se obnubila ante dinámicas que conducen a NO detener la rueda de la producción; SÍ, seguimos perdiendo el interés hacia los detalles únicos de cada persona; puede ser que mi propio avance no sea del número que me corresponde por edad, género, situación laboral…

Quizás, inconscientemente o no, no quiero validar, en todo momento, ese chip numérico que indica únicamente celeridad y rendimiento. ¿Para quién? Tod@s aceptamos que no es hacia nosotr@s pues muchas veces nos sentimos impotentes ante semejante ausencia de emociones.

Cuando sentimos una necesidad y/o tenemos que realizar un trámite, caemos en desesperación, sabemos que nos enfrentamos a una máquina o, con dosis de mucha suerte, conseguimos una «comunicación personalizada» sin empatía alguna. Mi imaginación coloca un cronómetro en mano a ese humano que «nos escucha» y le indica que a ese número que contacta (que en su defecto soy yo o tú) tiene concedida una cuantía de minutos, la más breve posible; se resuelvan, o no, sus peticiones… Caiga o no en su angustia emocional; no importa, es sólo un@ individu@.

Respuestas que conllevan consecuencias emocionales y/o racionales que nos generan un gran malestar, bastante desagradable. Infortunadamente, nos conducen a vislumbrar una tremenda y horrorosa realidad: ¡únicamente somos un número! Y derivamos en que se reproduzcan exponencialmente en más ámbitos…

Por favor, ¡basta ya! Nos llenan el pensamiento transmitiéndonos que tenemos que vivir la vida y, luego, ante la dinámica real de ésta, únicamente se vislumbra una cifra; eso sí, pertenecemos al gran entramado mundial. ¿Y la calidad emocional dónde se queda? ¿En qué lugar se ha firmado un contrato, bien numerado, indicando que la humanidad desaparezca ante cualquier solicitud y/o demanda que surja?

¿Incredulidad? ¿No habéis sentido nunca que perdíais vuestro nombre y que únicamente os podíais sentir identificados con un simple guarismo? No importa el ámbito, rememorad pasos dados y me comentáis, si os apetece, por supuesto.

Llevamos colgada nuestra matrícula, como un coche, y sin menospreciar al vehículo que realiza la función para la cual fue diseñado, ¿nosotros como seres autónomos en qué lugar nos posicionamos? Nos pasamos la vida obsesionados mirando números: nuestras notas, nuestras cuentas bancarias, nuestras redes sociales, nuestras pulsaciones,… ¿De verdad que mimetizamos hasta tal punto que aceptamos que sin cifras no somos nadie?

Desesperación de perder personalidad ante una numerología impersonal y, aún así, nos mantenemos impertérritos. ¿De verdad que ésta es la calidad humana que nos merecemos vivir? Dejemos de ser autómatas mal conducidos y luchemos por un cambio de rumbo.

Cuidadín, que la actitud del anonimato la estamos transfiriendo a nuestras relaciones interpersonales, empezamos en los estudios, seguimos en los trabajos… ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿Sólo importa que haya alguien realizando qué sé yo, contabilizado lo que se ha pautado?

Estamos dirigiéndonos a espacios/momentos en los que ser un número es inhumano… Por favor revisemos un poco nuestros argumentos, un mundo donde notemos que existe nuestra identidad y no un dígito sin más.

Para nuestra suerte, todavía existe una bonita y maravillosa «especie» , aún no extinguida del todo; sí, son aquellas personas que, a pesar de estar pautadas para ser productivas, intentan poner de su corazón y entendimiento emocional: ¡acompañan! Y ¡ojo! No importa el ámbito o si se les dirige una mirada de desaprobación, ell@s continúan con sus valores fundamentales marcando la diferencia y cuidando del prójimo.

Tal vez, con más recursos humanos, con menos premisas de producción y más de atención, se podría cuidar con calidad humana; claro que los números económicos de la telaraña mundial se verían afectados. Por contrapartida, con dosis extra de desfachatez, se habla públicamente de cómo la salud mental está empeorando, en números se ve claro… ¿Qué esperan? ¿Y el acompañamiento se entrevé? Empecemos por ofrecer una conexión más humana y entender el nombre de quién solicita, simplemente su NOMBRE...

Sentirse cuidado por otras personas, una calidez que otorga calidad ante solicitudes, atendid@s con cariño y delicadeza… Realmente, se genera un sentimiento enorme de satisfacción y bonanza. ¿Tan inverosímil es regalar este sendero? No debería haber sido fusilado.

Mal que pese a la efectividad mundial de la gran numerología, cada uno de los números que tenemos asignados corresponden a una PERSONA única con nombre y apellidos que posee una vida que debe ser lo más PLENA posible. Caminemos hacia un cuidado emocional imperante y primordial, sin más. ¿Utopía? Sinceramente, deseo que no, existen muchos entornos en los cuales la «especie», antes citada, marca la diferencia. ¿Nos unimos a caminar minimizando automatismos sin sentido? ¡Yo sí!

Momento de honestidad: Si os preguntáis en qué trabajo, para la Administración, sí funcionaria. Creo que debe haber saltado vuestra alarma; tranquilidad. No soy perfecta, así que NO pertenezco al «mundo del dígito imperante» : priorizo las personas y SÍ, me interesa saber con quién hablo y le acojo, sin importarme edad, género, nacionalidad… Me siento bien actuando de esta forma, aunque mi saber por el contar esté desorientado. ¡Rompí mi cronómetro!

Querida familia, espero que disfrutéis de una semana especial donde seáis acompañados en vuestros diferentes entornos como los seres únicos que sois,. Los números para las velas de nuestros pasteles de cumpleaños, en caso de que nos gusten.

¡Abrazos lilas desde mi corazón!

Ana Torres

¿Necesitas ayuda? ¡Estoy aquí! (Primera parte)

Buenos días querid@s amigu@s. Entramos en un nuevo martes de compañía, avanzamos en nuestros caminos y, algunas veces, nos tropezamos… Y no pasa nada si para levantarnos necesitamos un poco de auxilio/colaboración… Obviamente, si os puedo ayudar en algo, aquí estoy, sé escuchar sin juzgar.

Qué importante es saber que puedes contar con personas de apoyo en caso de necesitarlo… Sin embargo, ¿somos capaces de pedir ayuda en el momento en el cual la necesitamos? Recordemos que la ciencia infusa es pura ficción, tod@s necesitamos de un tiempo para aprender y/o recordar cómo realizar aquellas directrices que caen sobre nuestros hombros.

De verdad que forma parte de la «humanidad» gestionarnos de manera que existan los mínimos padecimientos de camino y requerir el refuerzo que necesitamos es un gran recurso al cual podemos optar.

Es importante lanzar mensajes en positivo a nuestro cerebro indicando que no sucede nada malo si solicitamos colaboración de nuestro entorno; nuestro ego no se verá mancillado y ni mucho menos caeremos en el saco de los malvistos.

Creemos en dichos mensajes de cara a otras personas y, aún así, nosotr@s continuamos siendo incapaces de auto-gestionarnos para optar a dicho procedimiento; vamos a darnos unos pequeños/grandes patrones que nos infieran la seguridad para llevar a cabo dicho acto. Espero que os parezcan aceptables y, si se os ocurren algunos más, por favor, compartidlos en nuestro espacio. ¡Gracias! Necesito vuestra cooperación.

Es interesante saber si a la persona que pedimos amparo es la correcta, igual lo solicitamos en un ámbito que no corresponde con lo cual la imposibilidad de recibir lo que esperamos es muy grande. En ese momento la decepción que se nos genera no ha lugar, busquemos otra fuente más apropiada.

Fundamental nuestro lenguaje verbal y nuestra actitud en el momento de requerir esa colaboración que tanto necesitamos; recordemos que las pautas de exigencias consiguen efecto rebote y miradas hacia otro lado, así que nuestras solicitudes las dirigiremos con paciencia. Seguramente no era necesaria esta aclaración, nos manejamos desde la humildad; sin embargo, nuestros nervios nos pueden jugar malas pasadas, no es más.

Cuidado con crear sensaciones externas de tener el hábito de pedir auxilio, lo necesitemos o no, puede llevarnos a un camino contraproducente así que tratemos de solicitarlo en momentos imperantes y no llegar a ser ignorados, cosa que queremos evitar. Usemos nuestras opciones desde un nivel considerado y honesto.

Evidentemente que mostraremos nuestros esfuerzos, combinados con nuestras ganas de asimilar lo que se nos indica para realizar el aprendizaje y, en futuras situaciones, ya sabremos autogestionarnos para conseguir el resultado que necesitábamos; evitemos que se vuelva una zona de confort acomodándonos a que nos lo solucionen siempre.

Muy importante la práctica del agradecimiento con aquell@s que voluntariosamente nos facilitan un poco de luz a ese camino que se nos había llenado de oscuridad. Asimismo, es crucial hacernos una auto-valoración personal de aquello conseguido de la mano de otras personas.

Todo lo descrito forma parte de premisas de potencial de vida, son de buena gestión emocional y mejor entendimiento, se pueden incorporar en nuestro interior; sigamos adelante construyendo en nuestro camino con las asistencias necesarias ¡Evitaremos emociones de frustración y rabia!

Y, sinceramente, si en algún momento nos encontramos con miradas inclinadas que nos ojean desde arriba, de manera un tanto increpante, por nuestra solicitud, no les hagamos mucho caso; no les otorguemos el poder de hacernos sentir mal y desechemos esas emociones de rechazo que se nos puedan generar.

Lanzar mensajes, a l@s compañer@s de vida, que los únicos afectados son ell@s, que sus problemas no nos conciernen, indica una actitud un tanto «individualista» , con repercusiones a ambos lados, aunque nosotr@s vayamos sobrados.

Igual, en otro tiempo, estábamos posicionados en el lado de la necesidad y, seguidamente, llegamos a encontrar a quien nos prestó una valiosa mano de apoyo. O, desafortunadamente, no fue el caso, pues mostremos nuestra propia evolución, dejemos atrás acciones que nos dolieron, rompamos ese círculo nocivo, pensemos en lo que nos hubiese gustado: ¡hagámoslo!

Sencillamente, la anti-tolerancia no merece un lugar en nuestro caminar, desenfoquemos y sigamos por otra vertiente más positiva, seguro que existe.

Por favor, tod@s hemos necesitado el apoyo de nuestros entornos, una mirada de complicidad, indicaciones de que es totalmente lícito pedir ese auxilio; facilitemos emocionalmente el camino de nuestros congéneres y otorguemos calidad al nuestro propio.

Quiero creer en un mundo donde ayudar sea una tónica de actitud normalizada, sin esperar nada a cambio. Mi corazón brilla cuando actúo de tal guisa, no me quiero privar de ello. No pienso enfocar hacia aquel sector que cuestiona esta manera de actuar y sí ensalzar a seguir marcando la diferencia de manera real; cada vez somos más los que practicamos la bondad, sin necesidad de meritar.

Existen más niveles donde la ayuda, más bien colaboración/división en las tareas es primordial, lo trataremos más adelante. El mundo de la cooperación/complicidad es mucho más extenso de lo que parece, a nivel actitudinal y emocional, así que vayamos edificando nuestro vivir paso a paso.

Momento de honestidad: Yo también he necesitado ayuda y, muchas veces, me he encontrado con quien me la ha regalado: agradecida desde mi interior y no les haré de menos dirigiendo mi mirada a quienes me la negaron. Por otro lado, creo que he intentado practicar aquello que predico; aún así, seguramente, alguna vez habré actuado de manera nociva y pido mis disculpas a quienes hayan recibido semejante contestación por mi parte. Quiero crecer y ser mi mejor versión en esta dinámica de vida, sin más.

Por favor, llenamos nuestras bocas con palabras de un enorme peso como empatía y solidaridad y después las negamos. Seamos congruentes, no hacen falta determinadas falsedades si somos de otro parecer; a no ser que necesitemos auto-justificarnos esa manera de actuar ante nuestra conciencia. Cuando menos seamos coherentes.

Y, ahora ya, situados en un mundo de colaboración, recordemos que cuando entramos en esta bonita dinámica esperar la misma conducta de nuestro entorno es irreal. Cada un@ se gestiona como decide y nuestras expectativas no deben condicionar al resto; por mucho que lo interpretemos como «lo correcto», únicamente es nuestra perspectiva.

Querid@s amigu@s, os deseo que paséis una buena semana y que recibáis la ayuda que necesitéis ante vuestro camino y, en caso de pertenecer al lado que la obsequia, fluctuéis con paz y tranquilidad por lo que habéis regalado a vuestro prójimo y a vosotr@s mism@s.

¡Un abrazo muy violeta!

Ana Torres

¡Gracias a mi memoria!

¡Martes de nuevo querid@s amigu@s! No podría olvidarme de nuestra cita; un gran placer contar con estos momentos que configurarán, en breve, una parte de nuestros recuerdos. Un lujo, sin duda alguna.

¡Qué importante es tener presente la memoria de aquellos recorridos de vida por los cuales hemos ido fluctuando! Forman parte de quiénes somos ahora, han ido configurando gran parte de nuestra identidad.

Evidentemente que es necesario vivir el presente, sin embargo es totalmente lícito recordar. Contemplemos que recibimos consecuencias de lo sucedido anteriormente en nuestras vidas y que han modelado nuestro caminar actual. Experiencias pasadas que nos configuran nuestra propia esencia redactando el Gran Libro de Nuestra Vida Personal; siendo autor@ y protagonista.

Rememorar de dónde venimos NO siempre tiene por qué implicar quedarse anclado en el pasado, sino aprender que estamos en nuestro yo del presente gracias a lo que hemos ido viviendo; no es más. Enfocar con gratitud, o no, a lo que fue y quedarnos con lo que nos ha llevado a andar por la vida con fuerza, desde nuestro criterio.

Podemos concedernos permisos para volar a la dinámica de evocar aquellos hechos a los cuales nuestro corazón ha otorgado un significado emocional importante; una importancia que viene dada por la permanencia en nuestro ser. Comprendemos quiénes somos visualizando cuál está siendo nuestro recorrido vital, sin lugar a dudas.

Nuestros recuerdos forman parte de nuestros Tesoros, de nuestras Mochilas, llenas de personas/actitudes/situaciones/cosas; sí, queremos mantenerlos, sin permanencia en lo que fue pero con una bonita lectura de lo que he tenido.

¿Y por qué no? Por supuesto, que si nosotros los valoramos en alta estima, podemos explicarlos; nadie debería condicionarnos a hacerlo o no; por favor fuera censuras.

A veces, el tiempo para «relatarnos/escucharnos» sobre el pasado es muy difícil de encontrar y se genera la sensación de que perdemos un poco de calidad de vidas, las nuestras y las ajenas. ¿Y si nos lo regalamos? Probablemente se generarán miradas que vibrarán, sólo es necesario generar la oportunidad.

Que sí que «tenemos que vivir en el presente», básico para avanzar; no obstante, existe la necesidad de girar la cabeza y evitar que nuestras experiencias vividas vayan cayendo en nuestro propio olvido. Vivencias pasadas que han ayudado a construir nuestro presente, nos han empujado a ser quiénes somos.

Recuerdos, nada mejor que compartirlos, desde nuestra mirada significativa, será nuestra propia verdad, cuando menos respetada. Simplemente es querer explicar quién soy y cómo he llegado hasta aquí, aquellos instantes que tanto me impactaron, aquellos movimientos de vida que me importaron…

Por favor, no caigamos en el error de menospreciar nuestra memoria y dejar de compartirla por presuposiciones de que no importarán a corazón ajeno. ¿Y si damos la opción a que sea conocida? No tengamos miedo, vergüenzas e incluso lleguemos a sobrepensar en recriminaciones externas; seguro que existe una bonita valoración aunque lo que realmente importa es nuestra propia «auto-valoración» .

Es imposible que lleguen testimonios si no se explican; indiscutiblemente desde la voluntad del narrador y del oyente, si no es así será un intercambio nulo, no es necesario… ¡Ojo! A aquellos que escuchamos nos puede implicar un cambio de mirada; SÍ un acompañamiento emocional que nos despierte, con todo nuestro respeto, dando pie a nuevas perspectivas.

¡Ey! De verdad que no importa si nos ven de una manera diferente a la «esperada» o no nos entienden; ahí estamos nosotros para acariciar nuestra historia. No enfoquemos a ninguneos, juicios o desprecios, sencillamente se trata de transmitir, en directo, desde nuestro corazón y, ese, es un paisaje emocional enormemente gratificante.

Sí, recuerdo, y también percibo mis momentos críticos de vida… Sinceridad, no todos los episodios de nuestra memoria mantienen la ponderación de positiva, quizás reviviéndola podemos sufrir, o no. Palparemos nuestra resiliencia, nos ha ido conduciendo a resurgir de ellos y nos ha indicado cómo continuar nuestro camino.

A medida que llevamos más pasos de vida, más evocaciones, prioritario considerarlas con respeto y compasión. Aceptando aciertos y errores del pasado se genera nuestra sabiduría de vida.

Recordad como brilla nuestra mirada cuando comentamos, con bonitas pinceladas, momentos ya grabados y referentes en nuestro pensamiento. Por favor, fuera dudas, seguro que tendremos oyentes emocionales que sonreirán a nuestro lado. Nosotr@s mism@s nos escucharemos, muchas veces es imperante hacer tales escuchas podemos suavizar el presente. ¿No visualizáis un paisaje de complicidad?

Aumentamos nivel y brota el bonito deporte de relatar reminiscencias de un «pasado común» ; seguramente surgirán sonrisas de complicidad y fluiremos con dicha; nos regalaremos abrazos de acompañamiento y disfrute. Después, ya continuaremos con gran potencia en nuestros individualismos, con la fuerza brutal de aquellos recuerdos acompañados.

Permitidme que aproveche esta disyuntiva para agradecer a aquellas personas que me consideran de su confianza y me los transmiten. Es un lujo disfrutarlos y sentir cómo florecen «sus sentimientos», los están evocando a mi lado, francamente emocionante.

Momento de honestidad: En ocasiones, rememoro momentos pasados de mi vida y los comparto con quienes me acompañan en mi caminar. Sí, mi mochila camina conmigo dulcemente y, de vez en cuando, la abro a vistas ajenas, es agradable que me conozcan y yo misma me reconozca.

Querid@s amigu@s, os deseo que paséis una semana muy bonita, fluyendo desde vuestra esencia. En un tiempo breve formará parte de vuestro pasado reciente y ojalá la memoria os la mantenga en positivo.

¡Un abrazo muy púrpura!

Ana Torres

¡Tu lectura de Mis palabras!

Feliz martes querid@s amigu@s. Muy buenos días o buenas tardes, lo que vosotr@s decidáis, vuestros momentos de mi lectura siempre son muy valiosos.

¿Hablamos un ratito? ¿Una respuesta afirmativa tal vez? Ante mi enorme osadía de creer firmemente que sí y, con todos mis respetos, os voy a dirigir unas palabras. Un monólogo/diálogo interesante a compartir, ya me diréis lo que sugiere a vuestra lectura; una cosa es mi intención, otra muy diferente es la repercusión. Espero que la distancia entre ambos no sea muy grande o insalvable.

Qué importante es la interpretación que le inferimos a aquello que leemos, tanto a nivel general como a nivel más particular. Lecturas innumerables que nos activan los pensamientos, el criterio y, ante todo, las emociones. Aquí y ahora, enfocaremos a las particulares, entre personas que tienen una relación personal, de mayor o menor implicación pero personal.

Debido a la vorágine de vida que llevamos y a las condiciones sociales que nos han acompañado en los últimos tiempos la implementación de la comunicación por escrito es abismal. Efectividad y celeridad por delante, ¿calidad? ¿Sinceramente? Depende del cuidado y la deferencia hacia el otro.

¿Tenemos en cuenta que la palabra escrita aumenta el riesgo de que no se produzca la comunicación como pretendíamos? Perdemos muchos detalles importantes: lenguaje no verbal, oportunidad de más explicaciones instantáneas… ; en fin, nuestra intención se ve malograda. Sí, aparecen las distorsiones de entendimiento.

Francamente disponemos del gran lujo de que nuestras palabras pueden surgir en cualquier momento, simultáneamente o en diferido, además no importa nuestra ubicación; verdaderamente es un gran potencial… Ahora bien, ¿las usamos correctamente? No importa, ¡vamos!, al ataque: SMS (ya bastante obsoleto), Correos electrónicos, WhatsApp, Instagram, Telegram,…

Y empezamos a platicar, o auto-platicar, depende de si nos pueden leer en nuestro instante… Por favor, no es una comunicación instantánea a todas horas, dejemos pie a las circunstancias del receptor y no tiene que implicar que nos ignore, simplemente ha de tener su instante.

En esta realidad, percibimos que tod@s nos hemos vuelto más escritor@s de lo que nos parece, lo cual es muy potente e importante, lo único es si ponemos empeño y/o ganas como comunicador@s para que nuestras relaciones puedan leer lo que queremos transmitir.

Curiosidad: existe quien transmite que no le gusta leer, totalmente lícito, y yo me pregunto, ¿están incomunicad@s? El continuo uso del móvil y/o del ordenador conlleva a una buena cantidad de las correspondientes lecturas; que sí, que lo entiendo, que no es lo mismo que un buen libro, pero quizás acaba surgiendo el gusto por más lecturas, cuanto menos interesante opción.

Escribimos y leemos y, como «supremos» lectores, creemos que inferimos el tono e intención adecuados a aquellos mensajes que nos han sido enviados. ¿Real? Pues a veces sí y otras no; a menudo nuestro estado emocional conducirá a un proceso de interpretación correcto o erróneo. Atentos a esos equívocos y, ante nuestras dudas, antes de que se genere malestar, una actitud cautivadora sería preguntar si nuestra interpretación es la correcta.

¡Cuidado! Nos apresuramos rápidamente a defendernos del agravio que creemos que hemos padecido y, con la cabeza no muy clara, enviamos una respuesta y recibimos otro escrito… Nos surgen esos: «Lo he dicho claro y me contesta lo que quiere», «No te entiendo y yo a ti menos»…; ahora impera la rueda de mal-pensamientos. En este punto, creo que nos entra la idea del Señor de los Anillos, gran obra por cierto, pero no aplicable aquí. Por mucho que me duela: «La Razón NO siempre es ¡MÍA!»

Aumentamos nivel, ¿nuestro oído percibe un «aviso» de respuesta y abrimos conversación pero nuestra mirada sólo recibe la muestra de mensaje eliminado? ¡Sin ningún tipo de explicación! ¿Qué tal decir que me he equivocado y por eso lo he suprimido? No debería de ser necesario, mayoritariamente acostumbra a serlo, para tranquilidad del receptor lo es; ¡ojo! que volvemos a esa rueda de malpensar que tanto daño hace.

Procuremos frenar malas interpretaciones, se convierten en bilaterales, ningún lado con entendimiento, o ganas de tenerlo, sólo ataque y defensa. Sugerencia emocional: nos podemos pausar para no crecer más por ese camino, respirar y no validar todo lo que hemos creído desde el principio sin un conocimiento de causa real.

Hora de honestidad: Yo también he pasado por estas situaciones; actualmente he interiorizado que no debo considerar que mi interpretación es la única correcta, quizás he enfocado en sucesos irreales.

Por suerte, nuestra Inteligencia emocional va por delante, muchas veces, y aplicamos dinámicas que relajan «momentos crispados», como dedicar un poco más de tiempo a lo que decimos o realizar un sondeo de si somos bien interpretados y, sobre todo, en caso contrario, deshacer el entuerto.

A poder ser en cuanto se pueda; lo que no se habla puede ser magnificado por nuestra imaginación, nos queda «flotando» en nuestras cabecitas, para bueno y para malo. Siendo esta última opción la mayoritaria, desafortunadamente está comprobado que es una tendencia humana aplicar la premisa: » Piensa mal y acertarás«.

¿Marcamos nuevamente diferencia? ¿ Y si Reenfocamos «dichos populares» que permitan opciones más positivas de vida? Contrarrestar su poder un poco; por ejemplo, una nueva versión: «Busca el acierto de pensamiento conjunto y verás». Querid@s mí@s, espero las vuestras, como siempre.

La distancia en el tiempo de resolver estos «conflictos» colabora a que se vean engrandecidos y entren en juego más factores que no eran representativos y ahora sí, no hemos dejado opción a la duda. Sí que es importante sentirse valorado pero quizás no nos habían restado ese valor, confirmemos cuanto antes, no profundicemos más en la herida.

En este mundo por el que pasear sería una bonita opción, impera correr y la rapidez de comunicación, el ahorro de tiempo, el hablar desde mi «¡ya!». ¿Imponemos unos momentitos de tranquilidad? Puede derivar en paz emocional, posiblemente la velocidad no será la misma, o sí; lo que queda claro es que nuestro caminar sí que ganará en brillo e intensidad.

Cuidemos de todos nuestros momentos diarios, regalarnos cuidados de acompañamiento tan necesarios. Desechemos esos pensamientos que nos invalidan avanzar en nuestro camino; enfoquemos a charlas que sean constructivas emocionalmente, seguro que las visualizamos con la mirada y el corazón.

Por favor, protejamos las «relaciones de palabra escrita», brillemos con ellas y no nos perdamos en dinámicas que sólo aporten sufrimiento y, lo que es peor, lleguemos a perder a personas o derivar en relaciones tensas que no era necesario vivir. Verdaderamente pueden ser un lujo, pongamos buena disposición a ello. No es más.

Los mensajes que se borran y nuestra mente que vuela para hacer un juicio de valor del «por qué» de este hecho… ¡ay! nuestra mente… Juzga con intención de protección, pero a menudo, nos lleva a un sufrimiento innecesario… ¡Qué más da! ¡Sin más! Para mí lo que se queda dentro y no aclaro acaba haciéndome daño…
Me has hecho pensar en una frase de Marco Aurelio (sé que te gusta) que me ha llegado estos días: «Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos, una perspectiva, no la verdad» Ahí lo dejo… Y añado una versión positiva : «Vive y deja vivir» (no sobrevivir)

Montserrat Puig

Querid@s amigu@s, espero que disfrutéis de vuestros mensajes de esta semana y que tengan la mayor fuerza positiva para vosotr@s y vuestro entorno relacional.

¡Un fuerte abrazo!

Ana Torres

¡¡Bienvenida rutina!!

Buenos días, querid@s amigu@s. ¡Volvemos a nuestros martes tan preciados! Sinceramente, un retorno exquisito de saborear a vuestro lado.

Much@s de nosotr@s, en estos días, nos encaminamos a dar por finiquitadas nuestras apreciadas vacaciones. No tod@s, es verdad. Existen muchas dinámicas respecto a los descansos de trabajos o estudios o acompañamientos de camino, como siempre gran respeto a la diversidad.

Sí, ya llega a su final el momento vacacional propio y/o ajeno, éste último es de implicación relacional: familia, amigu@s… De nuevo, mayor número de «condicionantes de dinámica de vida», nos plantamos en la «realidad del regreso».

Dicho retorno, de un buen inicio, se vive de manera bastante afligida; enfocamos a lo que perdemos y sesgamos cualquier oportunidad provechosa a la aparición de esa «rutina» que, a veces, nos martiriza. ¿Real? Depende de la mirada…

Tengamos cuidado, otorgar una importancia desmesurada a un período u otro nos puede jugar malas pasadas en nuestro ser interno; quizás inferimos unos significados demasiado distantes. ¿Realmente todo es tan positivo en una época y todo es tan negativo en la otra? Por favor, recordemos que somos la misma persona en todas las ocasiones, no «destrocemos» nuestra esencia.

Sería muy interesante suavizar nuestros anuncios sobre ese «amenazante cambio» , prescindir del lenguaje drástico, esos mensajes que nos auto-lanzamos, devastadores emocionalmente, ¿necesitamos vivirlo así? Que sí que es cierto que existirán más condicionantes para fluir con entera libertad; sin embargo no es una sentencia, simplemente un poquito de tiempo de adaptación emocional, sin caer en el desespero. Mantener nuestros «cuidados personales»: lecturas, música, compartir nuestro tiempo con amigu@s/ familia… ¡No desaparecen!

¿Y qué tal si reenfocarnos lo que implica volver a la rutina del trabajo? Aceptar que nos «toca» es muy importante, forma parte de nuestros movimientos por la vida. En contraposición, otorguemos el grado de importancia que se merecen premisas como: «La vida continúa: ¡seguimos viv@s!» ; «¡Compartimos gran cantidad de Abrazos entrañables!» …

Y, de nuevo, aparece: «¡En vacaciones se vive mejor!» . Sí, como normal «general», es cierto. También es verdad que los mensajes que le regalamos a dicho período tienen una carga positiva tan potente que le facilitamos el camino, mostramos disposición, creatividad, participación, ¡ganas! Rápidamente conseguimos que nuestros patrones varíen: Desconexiones de obligaciones mentales y/o emocionales, nos relajamos.

¡Atención! Crece la mirada gris, perdemos colores: se nos genera malestar emocional, en estos últimos días realizamos un tiempo de descuento agónico, empezamos a visualizar «el estrés» : ¡ya sabemos a dónde vamos! ¿A ciencia cierta? ¿Seguro/a?

¡Ey! Que podemos contestar a esas situaciones siendo proactivos y generar nuestros cuidados emocionales de manera real; una nueva revaloración emocional antes de plantarnos en el día X. ¡Existen opciones! La condena de aquel que va a ser echado a los tiburones por los piratas, sin ningún tipo de recurso, es bastante inverosímil o, como mínimo, ese puente puede ser más fácil de salvar o los tiburones se convierten en delfines…

¿Y si le damos una oportunidad emocional a lo que ofrece el período que llega? Estropearlo, en todo momento, con quejas desmesuradas nos puede distorsionar el nuevo camino a recorrer. A ver, que permisos de quejas nos los podemos conceder, interesante que NO nos quedemos paralizados en ellos. Importante sumar en positivo no restar sin haber empezado ese futuro.

¿Inferir significados positivos en el concepto de rutina?¿Incredulidad? ¡Es posible! Iluminemos nuestros hábitos saludables que se recuperan de manera inconsciente y/o consciente: generan acento de Identidad propia, a pesar de las pautas que emergen, sin más.

Aprender a relativizar y no vivir como una hecatombe esos cambios inminentes. Es lícito sentir un cúmulo de emociones negativas, como puede ser la tristeza, aún así es muy importante establecer límites, seguro que nos regalamos oportunidades a lo que vivimos como un martirio en nuestro ser.

También tenemos un enorme superpoder: viajar con nuestra mente en el tiempo y recuperar emociones, reviviéndolas de nuevo alumbramos otros momentos. ¿Con qué finalidad? Regeneración emocional, relajación de nuestro estado de ánimo y buena disposición al nuevo aquí y ahora.

Momento honestidad: me siento pletórica emocionalmente cuando gozo de mis vacaciones y, aunque ya se acaben, seguiré haciendo mi camino, sin trabas y con fuerza.

Y si percibimos que nuestra voluntad, en soledad, es incapaz de salir de ese pozo emocional, podemos contar con nuestras personas cercanas y entre tod@s visualizar puntos positivos, más miradas y recursos, más potencia para vivir alegremente. Surgen esas valiosas sonrisas emocionales propias/ajenas, que tanto colaboran en nuestro caminar.

Hábito potente, lo practico desde hace unos años: «Mi ritual de despedida y de bienvenida» , me otorga luz. Os lo comparto, a ver qué os parece, a mí me sirve, puedo leer que mi propia pesadumbre ante lo que se va, o no, disminuye enormemente.

Mis dos valiosas listas emocionales de ofrenda y regeneración: La primera para justipreciar todo lo que he llevado a cabo durante esa maravillosas semanas de vacaciones y los consecuentes «booms emocionales». La segunda para valorar todo lo que implica el nuevo periodo, con las mínimas acepciones negativas, seguro que en esa rutina encuentro bastantes momentos super-potentes y no los voy a malograr desde una subjetividad minada, me he apoyado en el estado emocional de la primera

Año tras año, emana una gran sonrisa desde mi corazón, ¡para las dos! ¡Soy más afortunada de lo que recordaba! Gran recompensa: compasión y cariño hacia mi ser.

De verdad, regalémonos oportunidades potentes y no nos encerremos en lo que se acaba. ¡Sigamos viviendo! Fuera anclas y levemos marras para seguir navegando dulcemente; ante las tormentas estarán nuestros recursos y un nuevo amanecer llegará, brillará el sol y brotará la calma.

Seguro que vosotr@s tenéis vuestros propios recursos, ya sabéis que si os apetece serán de enorme valor en nuestra Kabaña emocional.

«Llevo un tiempo jubilado, pero aún, después del verano, tengo ese gusanillo que recuerda la vuelta al trabajo. Curioso el primer día, parece como si fueras nuevo en la empresa, cuando llevas años. Pero, una vez que estoy con mis verdaderos amigos, vuelven las risas el buen rollo, de siempre, y esa angustia desaparece. Simplemente se trata de estar con la gente que de verdad que te aprecia, te valora y te quiere. Recordar que donde estéis, siempre seréis la mima persona, seguid riendo

Eduardo Rodríguez

Querid@s amigu@s, os deseo que paséis muy buena semana, en estado vacacional o no, sea como sea, de plenitud, siendo vosotr@s mism@s y viviendo de manera explosiva, desde un interior que brilla.

¡Un enorme abrazo!

Ana Torres

Permiso concedido: ¡puedo ser feliz!

Buenos días querid@s amigu@s, no es martes y vuelvo a vuestro lado, espontaneidad de sentimientos, disculpadme. Con vuestro permiso, vamos a aportarnos un momento de aquellos de confidencias y complicidad emocional; espero y deseo que sea de vuestro agrado.

En esta época de individualismos, conjugar con entusiasmo el verbo compartir otorga dosis de calidad de vida y ¿por qué no? ¡De felicidad!

Ésta última, a veces, se muestra ausente como consecuencia de nuestra línea de vida; más si nos encontramos en puntos descendentes que, con razón de causa, desestabilizan nuestro bienestar emocional. Francamente no creo en una fórmula única para salir de ellos; acaso profesar grandes dosis de paciencia con nosotr@s mism@s, cariño, compasión y tiempo pueden permitir avanzar en nuestro desasosiego emocional.

Sin embargo, en otras ocasiones, nos puede suceder que no sabemos visualizar, dicha bonanza, a pesar de la convivencia existente; bien por nuestros anhelos que no nos dejan ancorarnos en el disfrute del presente o bien porque ponemos un grado de exigencia que nada nos parece suficientemente positivo en nuestra vida.

Quizás, una opción muy interesante podría ser: mirar con ojos de más cariño a lo que tenemos y dejar de enfocar a lo que no tenemos que degrada nuestra dicha. Y no, no se trata de conformismo sino de revisar nuestra propia tabla de valoraciones, sin entradas externas, únicamente unipersonales, desde nuestra identidad.

También, inconscientemente o no, podemos derivar en extremos esperpénticos: SÍ, la saboreamos y aún así nos sabe mal transmitirlo al exterior propio y/o ajeno. Craso error: recordemos que las emociones se contagian y donde se entrevé que existe un bienestar emocional puede desembocar una cadena muy dulce a degustar.

Aunque, continuamente, nos «eduquen» en enfocar más intensamente a la vertiente negativa, podemos marcar la diferencia y orientarnos a la vertiente positiva; no importa si los transgresores somos una minoría, avanzaremos. Y tranquilidad, no desconectamos de las realidades.

Que sí, que realmente, nuestra salud mental se ha deteriorado en el paso de los años, muchas entradas de miedos, malestares, pérdidas personales,… ; sin embargo tengo fe ciega en que podemos conseguir que vuelva a flotar el confort emocional, poder seguir escalando con nuestro corazón y no sentirnos decepcionados siempre con la vida misma, naufragando en un bajo máximo de vacío emocional o derivando en enfermedades, mentales y/o físicas, que nos conduzcan a no poder surgir de ese pico tan descendente.

Sinceramente, en esta entrada no se proponen métodos de cómo conseguir nuestra anhelada felicidad buscando patrones, hábitos, actitudes… Vamos a ver y valorar esos maravillosos momentos emocionales en los cuales la sentimos y SÍ podemos comunicarlo a nuestro interior y trasladarlo a nuestro exterior, si nos apetece. No los menospreciemos por la durabilidad cayendo en una ceguera sin sentido.

Es un mero cuento la búsqueda de la «vida perfecta» para aceptar la presencia de la felicidad. Así que, por favor, obviemos esa censura propia y aliena que nos condiciona y pronunciemos frases de la guisa: «Merezco ser feliz» o, como colofón, «Soy feliz». Único requisito: ser honestos con nuestra propia idiosincrasia y justipreciar lo que tenemos.

Desechemos el ir corriendo a esos «peros» para sentirnos en sintonía con tod@s aquell@s que trasladan sus malestares, fundamentados en mayor o menor grado y con todos mis respetos. Por supuesto que no estoy hablando de sonreír ante el sufrimiento ajeno, actitud inhumana, sin más; es un compartir la existencia de un final a ese padecimiento. Regalar comprensión, sin menospreciar nuestros momentos, convivir sin capar a nuestra propia esencia.

Brillar emocionalmente, de manera individual o colectiva, sencillamente nos hemos de regalar la oportunidad de vivir en vida y fusilar pensamientos de negatividad constantes; los intentos de no validar dichas negaciones finalmente nos conducirán a la generación espontánea de actitudes más saludables y su lícita validación.

En estos últimos días he observado mi interior y ha emergido la total conciencia de que soy feliz, mis valores y mi esencia fluyen en el camino de mi identidad. Honestidad: confieso que, meses atrás, yo no me daba permiso para reconocer tan bonito estado en mi ser, creía que no estaba bien, mis circunstancias personales que me acompañan pautaban un camino, o ese era el mensaje que yo interpretaba…

Visto desde otra posición, mucho más sana, he palpado mi actitud un poco-bastante ridícula y se lo he traslado a mi interior fervorosamente: «Ser feliz no conlleva el olvido como aliado sino el lujo de que te acompañe lo vivido hasta el presente».

Querid@s mí@s, lanzo mi propio manifiesto de manera pública, sin pudor alguno: «Me siento feliz en mi presente» . Me encantaría que vosotr@s dirigieseis una mirada cariñosa a vuestros propios momentos y el balance total sea en positivo, llegando a vuestro propio manifiesto emocional… Por supuesto que si lo queréis compartir os esperamos en nuestra Kabaña emocional. Gracias de antemano.

¡Que disfrutéis de una buena y feliz semana! Ningún momento emocional puede ser sempiterno, así que a gozar del «tempo» de los positivos, sin más.

Un abrazo enorme, vuestra amiga

Ana Torres

El Paraíso: Yo mism@

Buenos días querid@s amigu@s, un nuevo martes a compartir desde el corazón. Esta entrada surge desde uno de aquellos instantes en los cuales nuestra sonrisa emerge en nuestro interior y se manifiesta abiertamente al exterior. Y, cómo no, la quiero compartir con vosotr@s; así que, de nuevo, os asalto en vuestras vacaciones.

Por fin percibimos una detonación interior y afloran esas sensaciones más que agradables que se generan cuando nuestra mente y nuestro corazón están en equilibrio, se relajan y brillan de manera auténtica.

Efectivamente, una mirada especial emerge de un@ mism@; nos hemos reencontrado, conscientemente, con nuestro ser interior, de manera más que satisfactoria. Y va en aumento ya que nos puede conducir a sentir nuestro propio Paraíso Emocional: nos llega como un verdadero regalo.

A veces, caemos en la trampa de creer que el Paraíso tiene que ser un «lugar excepcional», que no se puede vivir en una «vida normal» ; quizás nos equivocamos un pelín y no le concedemos la oportunidad que se merece a nuestra vida global. Sugerencia: Intentemos rechazar algunos de esos engaños que nos causan desasosiego y disconformidad con lo que vivimos, no los validemos en todo momento.

La Gloria Emocional puede surgir en cualquier rincón que habitemos, simplemente se trata de abrir nuestro corazón con alegría y enfocar a la vivencia sublime de nuestros valores potenciados y que nos están aportando esas grandes dosis de emociones de plenitud.

Si abrimos nuestros ojos, con menos censuras y menos expectativas, sencillamente navegando en el mar de vidas tolerantes, desde la aceptación, la compasión y la auto-complicidad, se nos ofrece el Nirvana interior y cuán agradable es semejante panorama. Nuestras esencias interiores se pueden sentir más distendidas, le restamos valor a presiones que nos oprimen o las relativizamos desde diferentes caminos que puedan ser lo más óptimos posibles.

De verdad que no es una meta inalcanzable ni ostentosa, es dosis de cariño a nuestro ser, dejando que surja ese gran estado supremo de bonanza emocional. Es curioso, en ocasiones, si lo alcanzamos, es difícil de transmitir, de saber verbalizar ese frenesí que nos invade… Sí, solamente se consigue decir: «En mi corazón habita una gran sonrisa que no se apaga y me siento enteramente YO» , sin más.

El origen con nuestro reencuentro de paz es lo de menos, sin despreciar señal de disposición; sin embargo lo importante es que hemos alcanzado nuestro exclusivo Paraíso interno. En este punto podemos redirigirlo a nuestro raciocinio, de esta manera no será tan fugaz y evitaremos perderlo rápidamente cuando las circunstancias varíen. Interesante y a tener en cuenta, ¿no creéis?

¡Sí!, cuando logramos alcanzar dicho estado paradisiaco es muy importante conseguir mantenerlo en nuestro interior, aunque el escenario varíe, no debería ser un condicionante. Importante mantener ese espléndido tatuaje emocional en nuestro interior y revivirlo continuamente a nuestro antojo, desechando ese averno que nos invade y no nos deja fluir.

¿Cómo conseguir ese paraíso emocional? Francamente, dudo que exista una única fórmula de bienestar emocional, afortunadamente somos individu@s únic@s, eje desde el cual generamos nuestras propias prioridades unipersonales. Sin embargo, existen instantes mágicos donde se puede caminar en paralelo con otras esencias y realizar intersecciones emocionales que colaboren a ese «disparo inicial».

¡Ey! recordemos que nuestro estado de plenitud no implica alejarnos de nuestros entornos habituales, se puede caminar a través de ellos otorgando mucha atención real y, a la par, saludable para nuestros corazones. Aquí entrará en juego otro gran poder que tenemos: la Adaptación de mirada.

Disfrutar de nuestro potencial propio, aquí y ahora; compartirlo sin reparo alguno, aunque a veces la compresión externa fluya en diferente dirección. Personalmente, mi llegada a ese «Parnaso de energía» es aprender a enfocar hacia aquello que me suma y no quedarme fijada en lo que me resta.

Dosis de honestidad: no siempre es fácil reenfocarse y encontrar dicha bonanza interior, sin embargo, no deberíamos desviarnos de ir a su búsqueda cayendo en desidia o desesperanza. Intentemos visualizar esa maravillosa quietud, desde nuestra propia esencia, y así sentir una gran explosión interna: Un gran Boom emocional.

Ser realista a la par que idealista; una bonita dualidad en la que pisando en nuestro mundo más terrenal dar pie a generar dulces sueños e ilusiones, que se pueden hacer realidad, a mayor o menor plazo, no importa… Sencillamente, mantenernos equilibrados entre lo que es y lo que queremos, sin renuncias absurdas más que las necesarias.

Para mí, el Edén es mi estado emocional equilibrado en positivo, en grado sumo, dentro de mi presente; no hay más. No se trata de prepotencia y orgullo, sí sinceridad y humildad: vivir valorando nuestra abundancia en pleno ¡No nos perdamos en lo que fue o en lo que esté por venir! ¡No nos sintamos mal por estar bien!

Sencillamente, me ha encantado compartir con vosotr@s mi estado actual porque si yo he podido llegar a él, vosotr@s también; confiemos en ello. Y lo que es aún mejor, una vez conseguido, hagamos el propósito real de mantenerlo, evitando buscar excusas más o menos fáciles, sin juicios. ¡Vamos a por ello que podemos!

Como siempre, este espacio es pluripersonal así que espero que os apetezca compartir vuestro propio Paraíso, junt@s lo gozaremos. Gracias de antemano.

“Me encanta y me viene muy a menudo a la cabeza el concepto, la idea, la voluntad de SUMAR, y no restar ni una de las experiencias ni de las emociones que me vienen dadas. ¡Qué imágenes tan bonitas e inspiradoras!”


Carlota Petit

“El verano, ese momento de renacer, de enfocar mejor el camino a seguir pero sobre todo para descansar y ¡revisar con orgullo el camino hecho” .

Montse Torrell

“El Paraíso Emocional, no desde el «cerrar los ojos y mirar a dentro», sino abriéndolos al máximo, y yo añadiría sin poner expectativas ni pre-juicios de lo que puedo encontrar en él. Sin miedo a monstruos internos, simplemente conectando con nuestra esencia.

Me abro a sentir esa sonrisa interna que propones y que me hace darme cuenta de que la vida se expresa, a menudo, sin complicaciones y te da la opción de vivir desde la serenidad, si le dejas, y de disfrutarla desde la simplicidad, que no quiere decir que todo sea rosa o fácil, es un estado en el que se necesita tener claridad para vivirlo y no solo desearlo. Hay que lanzarse. Conectar con ese instante mágico” .

Montserrat Puig

Mis querid@s amigu@s os deseo que en vuestro interior alcancéis vuestra Gloria de paz y plenitud; por favor, abrid bien los ojos de vuestro interior y saboreadlo, vale la pena.

¡Un abrazo enorme desde mi corazón!

Ana Torres

¿Desconexión vacacional para tod@s?¿Realidad ?

Querid@s amigu@s, es martes, sí de julio; sé que os prometí un descansito… ¡No puedo pasar sin vosotr@s tanto tiempo! Así que no renuncio a algunos momentitos de nuestra «Kabaña Emocional» ; vosotr@s libre elección, sin agobios ni obligación.

Qué buenos que se presentan esos momentos espontáneos de la dinámica de las vacaciones; sí, en ellos, uno elige qué hacer y cuándo llevarlo a cabo, sin prácticamente directrices ajenas.

Por fin podemos realizar aquella/s actividad/es que tanto nos enamora/n, que nos llena/n y que, normalmente, acabamos posponiendo… Siempre acaban surgiendo prioridades a nosotr@s, como individuos únicos derivamos en nuestra última preferencia. Vacaciones: ¡Es nuestra oportunidad!

Oxigenar de nuestras obligaciones, de nuestras dinámicas tan pautadas, a veces tan imperantes, que no nos dan pie a poder dedicarnos ese tiempo que necesitamos.

Fluir, de manera ligera, sin tener una programación que cumplir sí o sí, dejar de enfocar a momentos de imposición porque: «Es lo que hay» .

Seguramente, en nuestra vida, la más rutinaria, podríamos modificar algún espacio temporal y regalárnoslo a nosotr@s mism@s porque nos lo mereceremos, sin más. Eso sí, para conseguir que sea real primero deberíamos hacer el propósito y, acto seguido, respetarnos.

Situados en el ahora vacacional, en teoría ese propósito debería de ser posible fácilmente, debería… ¿Real? Disculpad, me asaltan dudas. De nuevo nos «hemos programado» nuestras ansiadas vacaciones, confeccionamos un cuadrante… ¿Nos hemos tenido en cuenta? ¿De verdad nuevas pautas insalvables? Por favor, enfoquemos en ello, por un instante. Saquemos a lucir nuestra honestidad: ¿claudicamos en seguir la corriente por los demás, cuando no todo nos apetece?

Es necesario que nuestra desconexión sea real y poder sonreír a esos momentos en los cuales tenemos la sensación de vestir otro traje personal. ¡Sin ningún tipo de «reparos»!

Nos movemos en equipo, las complicidades personales entran en juego y, bien llevadas, se pueden generar abrazos emocionales entre todos los componentes de nuestro grupo. En ningún momento sugiero que impere el egoísmo unipersonal; más bien propongo «pactos racionales y relevos emocionales» : evitaremos malestares de un@s en beneficio de bienestares de los otr@s.

En serio, desprogramarnos de determinados roles, por lo menos a momentos, y derivar en unas vacaciones al 100 % beneficiosas para tod@s. Escepticismo fuera, se puede conseguir, es cuestión de un pequeño esfuerzo hasta que se genere de manera natural.

A veces, somos nosotr@s mism@s los que NO dejamos que la voluntad de cuidado de las otras miradas sea real: nos auto-proclamamos titulares de lo que se puede delegar; sinceridad: boicoteamos otras opciones. Basta de pensamientos nocivos y bailemos alegremente este período.

Personalmente, encuentro consecuencias muy positivas si suprimimos el sacrificio vacacional; seguro que vosotr@s también, os espero:

Impedir que nos desmotivemos en nuestra nueva dinámica de «vida temporal». De verdad que nuestro amor por nuestros seres queridos no ha disminuido aunque busquemos «nuestro propio brillo emocional».

Realidad de desconexión de obligación, arrinconemos esa «normalidad» que precede. No lo olvidemos: por una vez pensemos en nosotr@s mism@s.

Cuidados unipersonales emocionales, sinceramente no implica desvincularse de nuestra posición en el equipo. Compasión por nuestro auto-cariño que nos merecemos, sin lugar a dudas.

-Regalarnos Paz interna que nos deje percibir la plenitud en nuestra propia esencia. Recargar pilas es necesario y más que lícito para TOD@S. Volveremos con nuestra versión mejorada y esto es un BIEN COMÚN.

En definitiva, es momento de sucumbir, sí sucumbir, sin reproche alguno, ante nuestras propias necesidades generando emociones positivas y gozarlas; en soledad y/o en compañía, a nuestra propia elección.

Querid@s amigu@s, disculpad esta pequeña interrupción vacacional. Simplemente he ido a uno de mis momentos personales y lo he vivido intensamente junto a vosotr@s.

Por favor, seguir disfrutando y fluyendo en vuestra esencia, allá donde la estéis regalando; el lugar no importa.

¡Hasta pronto querid@s!

Ana Torres