Me importas, ¡creo en ti!

¡Muy buenos días querid@s amigu@s! Una nueva semana en la que nuestra Kabaña vuelve a acompañarnos, gracias a que creemos en nuestro paso por ella.

Normalmente, validamos una buena parte de nuestras decisiones en los caminos que vamos eligiendo. No obstante, ¿desde un inicio siempre hemos creído que conseguiríamos estar dónde estamos? o, ¿en ocasiones, hemos necesitado de valiosos empujoncitos emocionales de personas que apreciamos?

Vamos palpando que una cosa son nuestros sueños o metas y, otra muy diferente, es el camino que se nos presente para conseguirlos… Podemos descubrir una ruta ligera, en la que avanzamos con paso firme, o se nos puede transformar en un laberinto en el que no acertamos el itinerario correcto para encontrar la salida. Por favor, en esta última representación, concedamos una pausa y respiremos intensamente, muy profundamente pero sin hiperventilar, a poder ser; pueden existir diversas opciones antes de romper esas paredes que, cada vez, se nos estrechan más y más, llegando a ahogarnos.

Sí, probablemente juzguemos que nos hemos paralizado y, ante nuestra tempestad, emerja la necesidad de tirar la toalla. Y, de verdad, que no es que ahora no sepamos lo que queremos, sigue siendo significativo para nuestra persona pero, sin embargo, observamos que nuestras convicciones de creer que lo conseguiremos se evaporan en momentos cruciales por dificultades, por cansancio mental, por exigencias propias,…

¡Ey! Existen opciones y, quizás, verbalizar nuestras premisas, que nos están desestabilizando desde nuestro ser interior, sacarlo de dentro hacia afuera puede ser decisivo. Necesitamos refuerzos para salir de ese lugar en el que hemos caído en picado y optar por voces que nos faciliten argumentos, para vernos, puede ser un antes y un después para continuar hacia nuestra meta. Sí, esas palabras amorosas que nos pueden ayudar a romper con algunas de nuestras propias creencias limitantes que tan tatuadas se nos muestran.

Además, es positivo valorar esas certidumbres externas en nuestros potenciales, desde nuestra honestidad, principalmente si no representan más expectativas sobre nuestros hombros… Grandes cantidades de cariño incondicionales nos acompañan o nos sostienen de inicio. Seguramente empecemos a sumar dosis de subida de ánimo y nos volvamos a ver e, incluso, retomemos con más ímpetu aquello que se iba rompiendo; nosotros mismos nos habíamos anclado en la ausencia de nuestra fortaleza y potencial, nos estábamos perdiendo… Empieza nuestra recuperación o, como mínimo, contemplamos con ternura nuestros empeños; grandes pasos a valorar por nuestra parte.

¡Ey! En otras ocasiones, es positivo reconocer que, es justo a la hora de empezar a emprender lo que anhelamos cuando nos han asaltado mares de dudas sobre si «estamos capacitados» o si se trata de un reto demasiado grande para nosotros… Tantas desconfianzas, tantas incertidumbres, tantos miedos… De nuevo aparece ese gran recurso personal de buscar apoyos y no, por manifestarnos más allá de nuestra persona, nos mostramos más débiles; simplemente o grandemente, estamos situando lo que representa, para nuestro corazón, afrontar todo ello, desde nuestra única identidad, y que nos está colapsando. Así que es un lujo sentir que otros corazones pueden caminar a nuestro lado colaborando en nuestro resurgir de ese «inframundo«.

Realmente, sientes esas dulces voces que te empoderan, que te destapan aquellas cualidades que, por momentos, ya no sabes visualizar; te regalan esas dulces palabras de lo que ven en ti y las interiorizas desde su franqueza, cuánto te transmiten. Oyes que creen en tu esencia, en tus individualidades y en tus potenciales y, quizás, inicialmente, te muestras un tanto incrédul@; no obstante, aquello que escuchan nuestros oídos, muchas veces, va directo a nuestro corazón y nuestra mente lo pondera en tan alta estima que llega a asimilarlo.

Que sí, que lo «ideal» es que el propio individuo debe saber qué le llena, qué quiere, qué necesita… está asumido, o no; por favor, desechemos obsesiones sobre decálogos de actuaciones. Enfocar, sin pudor, a esas perspectivas ajenas, tan hermosas que se nos presentan, verbalizadas en convencimientos positivos sobre nuestro ser y que, como mínimo, nos equilibran o que realizan un gran barrido ante unas cuantas objeciones, de esas que nos tiramos a la cara, rompiendo el embrujo de lo que nos atraía. En consecuencia, podemos llegar a percibir que nuestra meta sigue con nosotr@s y que nos merecemos ir a su caza, tenemos las herramientas adecuadas.

Ahora, vamos a fijar energía en la otra posición, somos quienes abrazamos a nuestros seres, llenos de sus miedos y confían en nosotr@s… Agradecemos que nos habiliten para ello y sentimos, conscientemente, esa confianza y complicidad. Por favor, tengamos cuidado con nuestras respuestas, para bien y/o para mal, acompañemos desde nuestra sinceridad y con compasión, ofreciendo los recursos que podamos, sin juicios.

Cuidado cuando nos mostramos suspicaces ante lo que nos comparten y nuestros mensajes rozan un escepticismo que no ha lugar; podemos llegar a romper, involuntariamente, sueños y metas, de manera definitiva, que nuestras palabras tienen un «gran peso»… No implica que impere una hipocresía, el fin no siempre justifica los medios, y mostrar una irrealidad también puede ser perjudicial, simplemente medir cómo aportamos más o menos criterio, mucho apoyo y todo ello siempre desde el cariño.

Y cuando distinguimos, con toda asertividad que, a pesar de sus miedos, pertenecen a ese mundo que han elegido, que es alcanzable para ell@s, pues acompañemos regalando nuestras percepciones, sabemos que se merecen aprehenderlas… Tal vez, contribuyamos a un aumento de su bienestar y empiece a manifestarse esa ansiada de relajación, que no implica que les demos las soluciones que anhelan; sencillamente, les entregamos una escucha activa con dosis de empatía y delicadeza.

Y, si nuestros apoyos verbales y visuales los reforzamos con momentos de contacto, con todo respeto, el grado de percepción acostumbra a subir potencialmente,… Aquella mano amiga que coge la nuestra, unos brazos que nos rodean aportándonos calor humana… algunos desasosiegos personales pueden disminuir su intensidad y la persona va evolucionando, paso a paso, hasta llegar a su auto-afirmación de validez, que tanto se merece.

¿Os dais cuenta de todo lo que ha representado la mirada ajena de fe en nuestra persona? Aquellos corazones que nos han acompañado en nuestros pasos de senda y que nosotr@s hemos recibido de manera tan entrañable; hemos sentido ese gran regalo verbalizado o indicado gestualmente: «¡Tú puedes, Creo en ti, Paciencia lo conseguirás,..!»

Y, finalmente, cuando lo hemos conseguido, a pesar del esfuerzo y de nuestros momentos de «bajón», nos sobreviene la satisfacción, el orgullo, el regocijo… Empoderados hemos sentido como corrían, por nuestras venas, esos acompañamientos; esa inyección de reconocimiento personal, directa a nuestro corazón agradecido, lleno de emoción. Entonces giramos la cabeza, enfocamos la mirada y decimos: «Gracias por haber creído en mi ser, seguramente sin ti no lo habría conseguido. Te agradezco la veracidad de lo que me susurraste dulcemente, me volví a sentir presente desde mi interior».

Momento Honestidad: Sinceramente, me he encontrado en los dos lados de la línea, en la posición de quien cree en… y, por otro lado, sintiendo que creían en mi cuando yo no me encontraba…

Por supuesto que, algunas veces, me he entregado en cuerpo y alma a mis personas cuando he sentido que necesitaban acompañamiento para emprender sus camino o seguir en él, más sintiendo que me buscaban; yo lo he agradecido, ha representado un crecimientos personal, para mí, poder sentir que abrazas y consigues levantar una mirada que no podía hacerlo, como mínimo porque percibe que no está sola.

Y sí, desde la otra posición, mis ojos externos e internos se han desbordado ante el bombardeo de unas cuantas-bastantes vacilaciones que me han surgido, en mis momentos solitarios, y estas tenían la fuerza de llegar a desechar aquello que soñaba, enfocando, en exclusividad, en mis no-posibilidades de conseguirlo e incluso derivar en poner frenos en lugares que, quizás, podía habitar sin competición insana; simplemente, perteneciendo a ese mundo…

Esos apoyos, tan brutales, han representado la senda de mi cambio para ir directa a conseguirlo, volviendo a encontrarme, identificando quién soy. Nunca dejaré de sentir un enorme agradecimiento sabiendo que sin sus palabras y tactos no lo hubiese conseguido, aunque yo tenga la autoría como protagonista. Sin más.

Querida familia, os deseo una semana muy potente en la que podáis saborear dulcemente los acompañamientos que os regalan y los que obsequiáis. Ambos totalmente loables.

¡Abrazos muy lavandas!!

Ana Torres

¿De verdad este es mi pago?

Buenos días queridos amigos. En ocasiones se nos presentan dificultades en nuestros recorridos, difíciles de digerir. Vamos a atender a una de aquellas que calan en nuestro ser …

¿Alguna vez os habéis implicado, en corazón y alma, en alguno de vuestros entornos diarios, y de golpe y porrazo, «vuestro valor» ha desaparecido por intereses de mayor conveniencia? Momento complicado de asimilar. Percibimos que el buen recuerdo que generábamos, desde nuestra identidad, se ha fulminado, y sucumbimos a ello ya que no entendemos qué ha sucedido y, en consecuencia, nos surgen grandes cantidades de emociones aflictivas que gestionar.

Buscamos causas de nuestra caída en picado, averiguando qué hemos hecho para recibir «ese sobresueldo» y asoman argumentos variopintos: opción de mayor beneficio que tú o no interesas por tu manera de gestionar o alguien lo tiene que hacer y te ha tocado… o un interés, con el que no contabas, hace que dejen de verte.

De verdad que no todo se paga con dinerito, que sí, que como decía Don Francisco de Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero. Aun con tanto poderío, deberían existir restricciones éticas y/o humanas. Es real que impera el beneficio líquido ante las personas… Sin embargo, por favor, a aquellos que deciden, que muestran esa poca memoria, cuando comuniquen un «cambio» hablen con la persona afectada, desde la sinceridad, respetando su dignidad, mostrando compasión y sensibilidad, sin tapujos ni medias-verdades. Seguramente la consecuencia será la misma, sí; la manera de interiorizarlo, no, porque desde un inicio se habrá mostrado delicadeza y consideración, no con decretazo y argumentos engañosos y/o dolorosos.

Esa verdad externa se nos presenta de manera muy dolorosa, vivimos un gran desencanto en primera persona o padeciéndolo en el corazón de nuestros seres próximos. Entramos en un duelo por la pérdida de lo que aportábamos desde nuestra persona, fulminada de golpe. Hemos recibido una «bofetada» enorme y quedamos totalmente borrados del recuerdo de quienes se beneficiaron de nosotr@s y que parecía que nos apreciaban.

Aterrorizados, empezamos a asimilar que caminamos hacia un mundo en el cual las IAs nos podrían sustituir, más rentables y, seguramente, sin programarles muchas muestras emocionales… ¿Cómo las van a proyectar? Ha quedado demostrado que no muestran conocimiento alguno en emociones desde el negocio personal. Qué duro de asimilar para un@s y que fácil de ejecutar para otr@s, o eso es lo que se muestra externamente.

Surge una tremenda decepción que te convierte en negro los colores que resaltabas, en aquel mundo, del cual creías que eras parte, y ya no quieres ni entrar, te han expulsado sin miramiento alguno, te han robado el sentimiento de pertenencia. Toda tu credulidad, credibilidad y seguridad fusiladas por una mano «amiga». Y te cuestionas si existía una relación emocional real o era pura gestión humana de interés.

Empiezan las charlas, voces que te muestran que no hay que confundir las relaciones, que la amistad solo se da en determinados mundos… bla bla bla.. Nuestro corazón padeciendo doblemente: la decepción vivida y la continua sapiencia de alrededores. ¡Ey!, si nos buscan como referente de escucha, no les censuremos «Su inocencia». Y siguen comentando: «si no te muestras o no esperas, no te decepcionas» o «eso te pasa por ser cómo eres» o «estás recibiendo dosis de realismo»…

Nos entra coraje y quisiéramos contestar, pero callamos, todo a nuestro interior, y seguimos asimilando frustraciones, porque además nos acompaña el reproche y nos sentimos menos validados. Aumentando malestar, nos increpan diciendo que todo es por nuestra culpa, por pensar que importábamos, que entendamos que somos totalmente sustituibles, en función del beneficio que se reciba a nuestra costa, y que no importa ni nuestra implicación ni nuestro corazón.

Por favor, a pesar de las circunstancias que se están viviendo, que cada uno decida sus actuaciones en función de quién es, todo dependerá de la coherencia con la que lo llevemos, sin generar ni dependencias ni abusos ni amiguismos, aunque, a veces, sea extremadamente difícil no establecer vínculos emocionales con quienes coincidimos en los caminos, o no.

¡Ojo! Quizás enfocando, exclusivamente, en nuestro propio cariño, pusimos unas expectativas no reales, desde nuestra perspectiva. Interiormente, creímos que los demás también sentirían ese afecto por nosotr@s y no todo el mundo se implica de la misma manera en las relaciones… Es lícito, no se puede obligar al sentir, es propio de la idiosincrasia de cada individuo.

Por otro lado, visualizar que, probablemente, no es un gesto directo a nuestra propia persona, llevarlo a lo personal lo mínimo posible; se trata de una dinámica generalizada donde perdemos nombre. Sí, hemos derivado en una sociedad sin interés humano debido a la escasez económica y es necesario entender que ante beneficios económicos las personas desaparecen pero no tú/yo, en concreto, sino una pluralidad abismal. Es duro pero quizás nos amortigua el golpe recibido.

Paso a paso, multiplicaremos los intentos de vivirlo de manera menos destructiva para nuestro ser interno, al fin y al cabo es el gran afectado, iremos mostrando respeto a nuestro dolor, solo que cada vez estaremos más desanclados de él y nos valdrá la pena para optimizar nuestro tiempo en el camino.

Progresamos, vamos aprendiendo a relativizar, en nuestra vida hay mucho más, y nuestra desilusión ya no es una condena de por vida, visualizamos que no desaparecemos en nuestra propia persona, al fin y al cabo somos la más importante para nosotr@s mism@s.

Por favor, respiremos ante nuestra caída e intentemos encontrar compañía de verdadera confianza; tal vez nos aporten puntos de vista que somos incapaces de encontrar o, simplemente, nos escucharán y nos acompañarán en nuestra asimilación, hasta poder aceptar sin dolor. Y, sí, desde el respeto, te escucharán en aquel desencanto que estás viviendo: «has entendido que eras un medio y, ahora, hay quien/que te puede sustituir y no importa tu esencia» y «que nuestro mundo es tan competitivo que es obligatorio y vinculante ser el /la más rentable» ; en definitiva, ausencias de humanidad .

Por suerte, o por nuestro nuevo empoderamiento, nuestra resiliencia irá abriendo camino, saldrá de nuevo el sol y, quizás, cuando sea necesario, nos pondremos gafas para protegernos de aquellas luces perjudiciales para nuestro bienestar. Conviviremos aportando, más o menos, dónde decidamos y, a poder ser con los mínimos rencores que realmente no nos dejan avanzar, restaremos poder a quien ya no lo tiene, nuestra coexistencia habrá variado por nuestra parte, también. Sin más.

Momento honestidad: Sentirme mal en primera y/o segunda persona, ante respuestas que he considerado decepcionantes, unas cuantas veces en mi trayectoria; no había lugar para ellas desde mi corazón. En la actualidad, creo que he aprendido a mostrar equilibrio entre mi asertividad y el conformismo de lo que no se puede variar, sobre todo en esos momentos pertinentes en los que emana mi dolor.

Quiero vivir de forma menos trágica cuando se muestre, de manera inesperada, otro trayecto con el que no contaba, de aquellos de los que yo nunca lo haría, pero es eso: yo ni lo pensaría, no tú/ella/él. ¿Cómo? con una aceptación más presente. Me repito en voz baja: «lo que no depende de mí no lo puedo cambiar, por mucho que no me guste» ; ahora bien, «lo que sí puedo es emigrar y alejarme de ello» . Nada es estático y no tenemos que cumplir condenas.

Decepcionada, triste… y, sí, me pasa por implicarme, por construir a mi manera, por … y también, puede ser, que por depositar mis propias miras y, tal vez, mis propias expectativas sin contemplar otros mundos diferentes al que yo me proporciono. Estoy aprendiendo a sentir menor apego en lugares donde no toca y, así, derivar en las mínimas frustraciones y desechar esos victimismos que me paralizan. ¿Me gusta? No, mi esencia no es esa, pero la persona desaparece ante el imperio del mando económico y esa lucha, de manera personal, no se debe gestionar. Sin más.

Mi querida familia espero que disfrutéis de una bonita semana en la cual no conviváis con decepciones dolorosas por no sentir de retorno lo que esperabais, no vale la pena enfocar vuestro tiempo a lo que resta y perder de vista aquello que nos suma de verdad.

¡Abrazos muy púrpuras!

Ana Torres

Viviendo mi «paso diario» por primera vez

Hola querida familia. ¿Cómo estáis? Antes de contestar, una propuesta: observad un poquito más sentidamente vuestro alrededor, permitiendo las mínimas entradas de pensamientos intrusivos, y respirando lo más pausadamente posible… Volvamos a la pregunta inicial, ¿se os presenta la misma respuesta?

Imaginad que observamos nuestro paso por el mundo exterior de una forma especial, más intensa, desde los cincos sentidos y con implicación de nuestro corazón,… intentando extrapolar el modo imperante y exclusivo de nuestro raciocinio; sobre todo dejando atrás determinados sesgos cognitivos que lanzan continuamente mensajes que conllevan una disociación de nuestros cinco sentidos.

Caminar en plenas facultades sensoriales, no como autómatas con una finalidad exclusiva, sino bien al contrario, abiertos a cada paso que realizamos desde todas nuestras fuentes corporales de entrada. Curiosamente, comienzan a florecer un gran incremento de darnos cuenta de todo aquello que se nos va presentando desde sus diferentes esencias visuales, olfativas, acústicas, táctiles e, incluso, llegando a trasladarlo a las gustativas. Al principio se presenta un poco difícil deshacernos de «automatismos de camino» ; aún así, por favor, pongamos empeño, vale la pena saborearlo.

Extraordinariamente, tal potencial de implicación nos puede hacer dudar sobre si realmente estamos recorriendo el camino que nos corresponde; es normal, no nos parece el de siempre, sentimos no haber pasado nunca por donde circulamos cada día… quizás, no le/nos habíamos regalado una oportunidad especial, hasta ahora.

Ante la incredulidad de la posibilidad de una nueva mirada puede que nos acudan vertiginosamente argumentos de escepticismo y de negación. ¿Cómo vamos a percibir ninguna novedad ante nuestra ruta idéntica día a día? ¡Si nos la sabemos de memoria no nos puede aportar nada nuevo, a nosotr@s! ¿Qué podemos aprender si ya nos la conocemos?… ¡Asiduamente experimentamos el tránsito por las mismas zonas, las mismas calles, ausencia total de cambios, podemos ir con los ojos cerrados!… Por favor, abridlos bien. ¿Estamos rotundamente segur@s de que siempre es igual? El imperio de la monotonía nos aprisiona y derivamos en no valorar, con diferentes miradas, aquellos caminos que vivimos en nuestros días, ¿de verdad que son idénticos o no los justipreciamos?

¿Y si variamos la actitud que manteníamos hasta el momento y atendemos cómo nos sienta todo ello? ¿Quizás nos podemos dejar más pie para interactuar con sonidos, olores, tactos e incluso visiones que ofrecen variaciones? Seguramente, podemos sentirnos más viv@s, salimos de aquellas pautas de funcionamiento que nosotros mismos nos imponemos, empezamos a apreciar el valor de aquello que existe, en un momento dado, aunque sea de paso con dirección obligada a…

Ahora, es interesante mantener estado emocional, con nuestra «actualización» , y trasladarlo a nuestro deambular por el mundo entero que habitamos; curiosamente, se incrementan los colores, los aromas, los sonidos,… ¿Consecuencias personales más inmediatas a la par que valiosas? Invasión de una gran variedad de emociones a percibir, empezamos con la sorpresa y el asombro, después nos asaltan todo un cúmulo: el alborozo, el gozo, la diversión, la gratitud, la serenidad, la inspiración; pudiendo derivar en una especie de éxtasi de interés por el mundo,… desde la contemplación del paisaje en 3D, e incluso 4D, si contamos nuestro ser interior: hemos olvidado ser planos con ausencia de vitalidad, la hemos recuperado con euforia. ¡Estamos muy viv@s!

Desde nuestras realidades, puede ser difícil de mantener dicha dinámica, nuestro hábito de camino está implementado en nuestro inconsciente y emerge sin buscarlo, de acuerdo. Desde semejante aceptación, podemos ir mostrando algunos cambios de actitud, a momentos, de valiosa información sensorial, regalando minutos de prioridad de vivencias; podemos llegar a marcar la diferencia, dejando atrás una vida anodina, basada en la queja del camino donde todo nos molesta.


Interesante compartir con otras voces qué perciben ellas, seguramente podremos ver un gran crecimiento porque cada uno de nosotros atiende más a unos canales que a otros, ¿esto qué nos significa? Tú puedes descubrir más sonidos y yo más olores y él/ella más colores… Compartiendo podremos percatarnos de aquello que otr@s percibieron y nosotr@s no, qué gran nivel se puede llegar a alcanzar.

¡Ey! Desde nuestra percepción sensorial también podemos interiorizar conocimientos aplicables al lado cognitivo, siempre encontraremos conocimientos, no son estáticos, la sabiduría es infinita y las fuentes muy variadas: diferentes asimilaciones, más razonamientos, más aplicaciones de estos…

Y llegan las voces negativas: «No me interesa dicha propuesta porque pierdo tiempo…» ¿Totalmente segur@s de que se trata de una pérdida de tiempo? ¿Dónde perdemos más preciados minutos paseando y llegando más plenos o yendo acelerados, a piñón, y no captando apreciaciones de nuestros andares? Cada cual es el único dueño de su propia opción, totalmente correcto, si te sirve a ti yo no tengo nada que decir, por supuesto.

Alguna vez, sin buscarlo, atiendes a otras conversaciones y escuchas comentarios del tipo: «¡qué bien huele en la calle!», tal vez han percibido el olor a hierba recién cortada, por ejemplo, hasta han podido evocar grandes imágenes/recuerdos interiormente asociadas. Tú, sin embargo, te has perdido un delicioso aroma y, probablemente, tu propio bienestar emocional; eso sí, has llegado antes al lugar donde te dirigías… ¿Compensa?

Combinemos dinámicas de transitar, mezclemos dosis de priorizar eficacia, eficiencia y celeridad con cantidades de prácticas excelsas caminando en plena potencia de nuestro ser; quizá lo más factible desde nuestra realidad individual. Acaso no nos hace falta esperar, desesperadamente, a nuestras vacaciones para poder gozar de paseos y viajes especiales. De verdad que podemos permitirnos existir, el resto del año, con una mirada más suave y circular por nuestros entornos, con menor agresión intrapersonal.

Sencillamente, se trata de «vivir para estar bien» y, si dejamos que nuestros sentidos se muestren con plenitud, tal vez nuestro camino de obligaciones sea más dulce de sostener y no convivamos con él como una sentencia. Nos ofrecemos presentes en nuestro tiempo y dejamos atrás esas experiencias en las que te preguntas cómo has llegado a un determinado lugar, no recuerdas nada del recorrido, ibas absorto en tus obligaciones y/o pesares. Recordemos que todo lo que nos produce nuestro bienestar no está recompensado de manera tangible, que influya en nuestra economía, pero sí en nuestra salud mental, que maneja nuestro ser. Sin más.

Momento Honestidad: Un día de la semana pasada, a las siete de la mañana, haciendo mi camino habitual al trabajo, ya bastante cerca de él… De repente, levanté la vista de mis pies y contemplé esas calles, que transito diariamente, con una mirada muy diferente; quizás como turista que nunca las había visitado. Al principio, fue de manera involuntaria, viviendo un continuo asalto de percepciones y sensaciones fascinantes… No quería perder la emoción que me invadió, así que lo trasladé a mi consciencia, de manera voluntaria, fue un finalizar mi trayecto que me sumó interiormente, desde todos mis sentidos.

De verdad, aluciné ante determinados paisajes, que me asaltaban en tres dimensiones, como si de golpe se hubieran redimensionado. Llevaba catorce años haciendo esa senda y me la había estado perdiendo, desde apreciaciones inconmensurables; cuántas más me debo haber perdido en todos mis recorridos…

Un flash emocional de situarme con toda la esencia de mi ser en un aquí sensorial y creo que va a marcar una gran diferencia en mi camino. Quiero volver a practicar esta dinámica más a menudo y os invito a que lo intentéis.

Me doy cuenta de que gocé de un momentazo de observadora del mundo que me envolvía, atendiéndole en exclusividad. Gracias a dicha actitud, expulsé una gran cantidad de pensamientos, de esos que entran a toda velocidad en mi cabeza, sin buscarlos, o no; me sentí liberada por un buen rato. Me reenfoqué y mi energía fluyó directa a ese bonito camino que percibía. Brutal.

Mi querida familia os deseo que tengáis una semana especial en la cual os podáis regalar dosis de sentir vuestros caminos diarios, a través de todo vuestro ser. ¡Ojalá os aporte!

¡Abrazos muy violetas!

Ana Torres

¡Quiero aprender más!!

Buenos días querida familia. Un día nuevo, de caminar junt@s, enfoquemos a aquellos instantes que nos pueden aportar un poquito más de conocimiento, construirnos y/o reconstruirnos… suena bonito, ¿no os parece?

Avanzas, día a día, y palpas que vas adquiriendo mayor cantidad de saberes, de todo tipo, desde muchas fuentes, sientes que vas más ligero porque el conocimiento destierra miedos y dejas de ser tan manipulable por quien se cruce en tu camino con algunos argumentos desconocidos para ti.

Concedernos permisos de aprendizajes no validando que el saber es exclusivo de un «sector individual concreto», titulados en ello; adquiere gran importancia el no cerrarse puertas por creer que no nos aportará nada, a nosotr@s en particular. También, generar oportunidades a aquellas personas que empiezan a mostrarte más cultura en ese camino que te seduce, sin dolor de ego por menor saber o porque te muestren aquello que no sabías. Es de agradecer. Cuidado con las muestras del orgullo de «lo sé todo…» , puede llegar a derivar en ser un poco nocivo y, de vez en cuando, debería de ser apartado; semejante sesgo no-real nos puede perder la recompensa de cultivarnos más.

¡Ojo! Mantienes creencia de que tienes una cantidad valiosa de conocimientos, sobre un tema en cuestión y, de repente, profundizas más o reaprendes, ya que cabe la posibilidad de que quizás convivieras con algún equívoco que no habías detectado y, ahora, que lo has visto plasmado desde otra fuente, alzas la mirada y reflexionas sobre el proceso que has llevado a cabo, interiorizando mayor sapiencia. Desde la honestidad, has podido captar ese error que tenías en «tu disco duro» y borrarlo, con la consecuencia de crecer más, cosa que se refleja en tu brillo emocional interior e, incluso ante semejante sensación, te sobreviene la invasión del anhelo de correr a por más saber.

Sientes un gran bienestar porque esas ganas surgen en exclusividad de tu interior o, tal vez, puede que hayas sido sugestionada por un determinado entorno por el cual estás fluctuando y te ha despertado tu llama interior de ir a la caza de más información sobre aquello que te interesa, que te llena… De abandonar el mantenerte estático, con lo que tienes ya vives perfectamente, seguramente es cierto, aún así optar a progresar tiene un gran encanto.

¡Eh! Ahí viene la confluencia, en ocasiones, con determinadas voces negativas que, ante tu expresión de formarte/estudiar/aprender, se muestran disconformes porque ellas no entienden la utilidad de esos saberes o porque no entienden un esfuerzo que tú, en exclusividad, has decidido dedicar. ¿Todo por qué? ¡Nuestro afán no se materializa en algo tangible en esos patrones sociales, competitivos y consumistas, únicamente enfocados a una economía potente y un beneficio monetario! ¿Realmente siempre compensa esta ideología? Lo dejamos como opción personal, en nuestra kabaña intentamos poner dosis de no juzgar.

A ver, que a nadie le amarga un dulce, pero será el pastel que cada un@, en su propia individualidad, decida y puede que el bombón que te guste a ti, a mí sí que me amargue… Por lo tanto, para tod@s la abundancia no es sinónimo de dinero y podemos elegir, en función de lo que nos suma,… y, sí, un gran ejemplo puede ser la voluntad de aprender sobre aquello que atrae, que nos sugiere intensamente y renueva nuestra energía; sí, puede ser un boom emocional de ganancia vital para mí/ti.

Palpar que estás interiorizando más conocimientos, de manera significativa, quedando tatuados en ti o de fácil acceso cuando lo quieras recordar, a modo de provechoso recordatorio, ya no partirás del esfuerzo del aprendizaje inicial, cohabita una gran plenitud emocional en tu identidad: emergen la satisfacción, el regocijo y el gozo, has dado tu propio salto de nivel. De acuerdo que con mayor o menor esfuerzo y, sin embargo, aquel tiempo, que te regalaste, lo vanaglorias porque sigues creciendo.

¿Tocar techo en el saber? ¿No tener ninguna necesidad de aprender más? Lícito, cada cual decide que es lo que llena a su propia persona, únicamente destacar que la mejor opción, como acompañantes, con quienes nos comparten querer ir más allá, no es la crítica o el no-entendimiento desde nuestra mirada, sin dejar pie a la suya que es la que ostenta verdadera validación.

Por favor, «permisos» para que cada cual fluya, desde el camino que más le aporte, y si no se entiende, se acompaña desde una mirada respetuosa, así brotará una convivencia exquisita; al fin y al cabo, una de las mayores alianzas puede ser diferentes miradas y opciones fluctuando en puntos en común con tolerancia y consideración.

Por favor, saquemos de nuestras cabecitas pensamientos del tipo de obligaciones de priorizar en aquello que es rentable, que nos aporta ingresos, que el camino es tangible en exclusividad… Cada mirada un afán diferente, totalmente respetable atendiendo a la diversidad y marcando la diferencia desde el respeto, sin llevárnoslo a nuestra perspectiva porque si es tuyo no necesita mi aprobación y si tu manifiesto es que quieres aprender más, de lo que decidas, yo únicamente debería querer que lo consigas, lo apruebe o no. Sin más.

«Justamente hoy he reflexionado respecto al hecho de que salir de mi zona de confort remueve, y a la vez, crea una nueva visión del entorno, de las personas y de tus miedos e inseguridades. Es como ver un paisaje desde el valle o desde la cima. Detalles, matices…

Ser coherente con tu propia esencia y con lo que te motiva a crecer es básico y nadie «debería pisar ese camino» más bien, respetuosamente, acompañarte.
Creo en algo que alguien muy formado me dijo. Cuidado con la titulitis. Aprende del sabio humilde que siempre duda y siempre quiere aprender más.

Gracias por tu aportación, siempre dinámica.»

Montserrat Puig

Momento Honestidad: soy de aquellas personitas que disfruta aprendiendo, documentándome para acceder a mi deseo de mi propio crecimiento, ya que me aporta mucho interiormente. Además, llevo este valioso hábito obviando que no se traduzca en una respuesta monetaria o que no se trate de condición indispensable u obligada por mis dinámicas de vida de implicación externa, es decir sin ser un condicionante para mi persona.

Es cierto que, en algún momento, cuando he decidido que seguiría formándome en determinados ámbitos, e incluso entrar en algunos nuevos, en el instante de compartirlo a mirada ajena, he sentido alguna réplica de pérdida de tiempo, que me podría dedicar a otras «actividades» más populares. ¿De verdad que es necesario no validar dicha opción? Francamente, no me ha gustado y, sin embargo, no he argumentado mucho porque si se trata de perspectivas ancladas en ellas mismas es difícil compartir tu perspectiva de tu esencia.

Por suerte, han sido los menos, y no me han frenado… únicamente yo lo he pospuesto cuando he visualizado días de 24 horas sin oportunidad a ello por mis roles; en mi actualidad, me estoy empoderando voluntariamente y, cada vez, fuerzo más mis propias coyunturas hacia mi inclinación de aprendizaje, en el formato que yo decida, y ponderando lo que atrae a mi corazón.

Mi querid@s amigu@s os deseo que paséis una semana llena de paz y abundancia, desde los caminos que decidáis seguir y/o emprender, aunque puedan implicar un esfuerzo, después vendrá vuestra recompensa.

¡Un abrazo muy lila!

Ana Torres

¿Tachad@ de por vida? ¡Horror!

¡Buenos días querida familia! En alguna ocasión, podemos haber vivido un acto no-correcto, con origen en nuestra persona, vamos junt@s a intentar convivir serenamente con ello y seguir creciendo aunque sea sin permiso de alguna audiencia externa.

¿Alguna vez os habéis equivocado y habéis llevado a cabo una «falta» de buen comportamiento? ¿Os ha implicado un pesar continuo en vuestra vida? ¿Habéis avanzado y os lo han recordado asiduamente? ¿ Las miradas externas os han acompañado para seguir edificando después de vuestro cambio desde aquella actuación? Quizás, la respuesta a la última pregunta, desde la sinceridad, no mostrará en todo momento la opción de convivencia con mentes abiertas a una reconducción, apoyando emocionalmente… Vamos a ver si le podemos dar una orientación más positiva, multitudinaria y real desde nuestra Kabaña, a marcar diferencia.

Continuamente nos llenamos la boca regalando nuevas oportunidades, nuestro derecho a equivocarnos, ¿real o solo «un quedar bien»? Debería ser evidente, aún así, es una premisa que está pendiente de extenderse, y para ello, recapitulemos en nuestra propia persona porque quizás, alguna vez, hemos hecho una acción de la cual no nos hemos sentido orgullosos y hemos buscado dosis de complicidad ansiosamente…

A veces, conjugando en otras personas, la consideración se desvanece y se aplican tachones que destrozan la posibilidad del camino de crecimiento después del error; por favor, anclemos esos desaciertos ya ocurridos en el tiempo pasado y dejemos que el presente pueda exhibir transformaciones al alza. Por supuesto que no hablamos de promover el mal comportamiento sino fomentar rectificación aceptada, de la tolerancia en una reeducación sin prejuicios.

Empezamos nuestra línea de la vida, somos una tabla rasa en la cual se van interiorizando todo tipo de conocimientos, bien a nivel emocional bien de conductas y, como no, contenidos culturales, van entrando por doquier, a grandes velocidades y vamos asimilando todos los que podemos; seguimos la tranquilidad del buen camino…

Hasta que llega ese momento, ese instante en el cual cometes una acción no permitida, que implica perjuicio ajeno; sí, te equivocas en aquello que haces y actúas mal. No hace falta buscar eufemismos, es importante entender que nuestra actuación no correspondía en una buena convivencia… Y no hablamos del permiso al delito que agrede salvajemente los derechos universales ni hacemos apología a comportamientos violentos, hoy se trata de referencias a determinadas actitudes que han perjudicado a otr@s, sí perjudicado…

Asimilado el castigo correspondiente y el pago de la deuda, entendemos que no debe existir impunidad ante esa actuación mal llevada; aceptación total de una convivencia respetuosa. Nos vamos auto-perdonando y empezamos de nuevo, reanudamos nuestro avance, o eso es lo que queremos creer, ya hemos admitido error cometido, practicando nuestras propias reflexiones e interiorizando que no era positivo ni puede estar permitido, y ahora queremos construir.

Inicialmente, escuchamos cantos empáticos y comprensivos que nos ofrecen que tenemos más oportunidades y, en cambio, nos encontramos que muchas puertas están totalmente cerradas… Desolad@s vivimos que nuestra reorientación no es suficiente a determinadas miradas y que nos han colocado encima una cruz del tamaño de nuestra vida; ya no paramos de escuchar graznidos de recuerdos, incluso desde diversos ámbitos que jamás hemos frecuentado, generando una realidad aumentada de aquello en lo que incurrimos .

Por cierto, aún existe una puntilla más baja: ser víctima de una sospecha de ese posible tropezón y que seamos también señalados duramente… sin opción a defensa, e inclusive rectificación de aquello en lo que, probablemente, nunca incurrimos. ¡Basta!

¿Y si dejamos de validar el juego vicioso de usar la hipocresía social, aquella que surge en el anverso diciendo que «borrón y cuenta nueva» remarcando que se hace un favor y por el reverso es un gran tachón imborrable o insuperable, sinónimos en ese caminar? Contemplemos que la persona en cuestión sentirá en su interior que está viviendo una traición y ¿en qué puede derivar semejante frustración? Si se habla de culpabilizar y no construir, ¿quién habrá sido el mayor artífice de una posible recaída, quién nunca vio una oportunidad o quién nunca la dio?

Convivir con desconfianzas ajenas puede destrozar a las personas. ¡Ey! podemos empezar a actuar con los demás como quisiéramos que lo hicieran con nosotr@s o nuestros seres queridos; el rasero debería ser equitativo y ecuánime para cada ser. Truncar la redirección de un camino no es exclusivo del propietario de éste, factores externos pueden contribuir con gran peso en ello.

Francamente obviemos frases de él/ella/tú te lo has buscado, en un momento determinado puedo ser yo y semejante conclusión en mis hombros restará mucho en mi anhelo de subsanar aquello que hice, aunque fuera voluntariamente. En primera persona, solo entonces, se entiende que quizás existían determinadas circunstancias detrás de mí que me incitaron a ese trance desafortunado que me marcó de por vida.

Si no intentamos entender a esa persona emocionalmente, desde nuestro interior, porque no somos nosotros, quizás es que hemos hecho carrera como jueces dignos de una sociedad bastante inhumana. No se trata de imponer una actuación sino de abrir mira y agrandar caminos: desbloquear cadenas perpetuas con afecto.

Dejemos de desechar cualquier tipo de contemplación y compasión; si nos observamos un poco objetivamente ¿podemos vislumbrar que siempre hemos sido impolutos y perfectos? Probar a marcar la diferencia, interesante comprobar que se consigue mayor crecimiento, ajeno y propio, cuando se confía y se cree. Por favor, que sean reales esos itinerarios de más ocasiones, bien merecidos, y devolvamos el sentido de pertenencia sin apartarles, nunca dejaron de formar parte…

Permiso al error, no al juicio externo «de por vida», destroza caminos, practiquemos la base del cariño y un acompañamiento emocional real. Y no nos confundamos, no hablamos de que se pueda actuar como nos dé la gana, sin atender a una buena convivencia basada en el respeto, sino de no perder este último a quien, tal vez, falló en un momento dado. Sin más.

Momento honestidad: Pues sí, he cometido errores en determinados momentos que me han mostrado la importancia de sentirme bien acompañada y apoyada para recuperarme como persona y seguir un buen camino a mi mirada. La verdad es que dichas actitudes han repercutido en que contemple que dar mi mano, mi brazo, mi corazón a quienes incurren en ello es primordial, primero porque se lo merecen y, en segundo lugar, porque quiero construir una realidad más edificante desde mi individualidad.

Abrazarnos emocionalmente no tiene como condición sine qua non que todo sea positivo, nos podemos envolver, un@s a otr@s, en aquellos momentos de pozos profundos y ayudarnos a salir, sin hipocresías y con ternura.

Mi querida familia os deseo una semana agradable con vuestros acompañamientos en primera, segunda o tercera persona desde aquella mirada que regala complicidad en un nuevo caminar, el nuestro y/o el ajeno.

¡Un abrazo violeta!

Ana Torres

Nuestros tempos, ¿obligación del ya?

Hola querida familia, de nuevo una pausa emocional de acompañamiento junt@s. Recordemos que únicamente vosotr@s decidís cuándo visitar nuestra Kabaña y charlar un ratito.

¿Alguna vez os ha asomado la sensación de que vuestra vida está más que pautada involuntariamente por horas, minutos y/o segundos? ¿Podéis contestar con una negativa a dicha pregunta? Que sería ideal poder hacerlo, pues sí, sin embargo convivimos con dicha interpretación continuamente, sin dejar pie alguno a nuestra aquiescencia en ello… incluso, cuando leemos los movimientos que tenemos que cumplir eficientemente en todas nuestras etapas para poder ser validad@s y poder avanzar caminos, lo llegamos a padecer de manera un tanto dictatorial.

Un apunte por favor, la validación de vida debería de ser unipersonal y dejar de sentir un yugo sobre nuestras cabezas… Sin embargo, son tan pesadas en nuestro interior, esas miradas externas, que nos perdemos en ellas.

Efectivamente, nacemos y empezamos a contestar temporalmente de manera colectiva nuestro único sendero, sacrificando nuestra individualidad de tempo a las exigencias de la sociedad en la cual vivimos, formamos parte de esas corrientes que nos arrastran por determinados caminos que se tienen que llevar a cabo sí o sí. ¿Real o percepción? Contestad vosotr@s, ¿Cuántas veces os han preguntado por vuestra edad y lo que se supone que corresponde a ella? ¿Cómo os habéis sentido después de contestar? ¿Se queda latente alguna herida? Respirad que es vuestro/mi camino; las cuentas para pagar facturas, nada más.

Gatear, caminar, hablar, estudios, trabajo, pareja, independizarse, descendencia,…, y podríamos seguir listado, ahora más interiormente: autonomía, diligencia, asertividad, conocimientos, fortalezas,… Agobios de cronómetro en mano ajena para ejecutar determinadas acciones que nos son planteadas como ordenanzas… ¿de verdad es necesario vivir sin vivir de motu propio dejando de percibir nuestras decisiones?

Y, como una serie de relámpagos incontrolados que atraviesan nuestra mente, vemos como nos acuden otra tormenta de dudas, esta vez de la tesitura: ¿No tengo mi permiso para hacerlo en otro instante? ¿Y si me niego a alguna temporización o fase? ¿Me voy a sentir penalizad@ de por vida? ¡Basta! Dejemos de condicionar un poco nuestro reloj de respuesta de vida por las censuras de otr@s, lo que decidamos cuando estemos preparados para ello será tan excelso como lo pautado.

Sinceramente, depende de qué tipo de pauta será imposible dejarla para cuando decidamos que es nuestro momento si pretendemos atender a otras facetas de nuestra vida que, indirectamente, se ven afectadas por aquello a lo que quisiste negar horas en tu calendario propio. No obstante, probemos, desmarquémonos de esas pautas en la medida que podamos, de verdad.

¿Por qué tanta presencia ajena imperativa? Cantidades exorbitantes de «tienes que ya» , sin convivencia alguna con nuestra individualidad, más bien la atropellan, desembocando en nuestra ausencia que los acepta sin tenerlos elegidos interiormente, en propiedad personal; por favor, vigilemos el vocabulario con el que transigimos, especialmente si no se trata de nuestra propia voz.

Vale, los seguimos al pie de la letra, no queremos convivir con esos deberes sin hacer en ese marcador, sin embargo contemplemos nuestro sentir en nuestra elección condicionada. Tranquilidad que no estoy apelando al libre albedrío sino a opciones de coyunturas más seductoras a nuestra persona: mi propia decisión surgiendo de mi boca, única representante de mi ser, donde germina el: «quiero hacer…»

Saltemos del banquillo de los acusados en determinados juicios en los que estamos siendo tachados, externamente, por nuestras irreverencias y rebeldías de alzarnos: «¡no estamos siendo clones personificados en el tempo!». Curioso porque, en ocasiones, no percibimos esos tachones que nos adjudican cuando verbalizamos nuestra libertad de elección sin dar importancia al no cumplimiento de los plazos, osamos pensar que tenemos derecho a ella y que las otras miradas también lo contemplarán. ¡Ojalá esa complicidad emocional! Un solo ruego, no paremos de seguir siendo obstinad@s en nuestra elección. Nuestra persona: nuestra decisión.

¡Ey! Anclados en el otro lado, echemos un poco el freno ante tanto pautar, no seamos hipócritas que a nosotr@s mism@s no nos gusta cuando nos secuencian forzadamente. Francamente, depositemos más empeño en dejar que cada individu@ tome sus propias decisiones de sus cuándos y aceptarlos con respeto. Y si no se asemejan a lo que nosotr@s consideramos «lícitos de correspondencia temporal » no es nuestro asunto, rompamos la imposición de la obligación ajena. Mostramos una incoherencia enorme ante tempos diferentes: enfocamos a nuestro punto de vista que no el suyo y, sin embargo, se trata de su vida que no la nuestra.

Claro que se necesita un orden temporal, no apelamos al caos, pero no en todas y cada una de las facetas de las personas y, sí, cada cual puede ir decidiendo «su momento» / «su tempo». Quizás, solamente quizás, si no todo fuera por decreto, acciones concretas serían llevadas a cabo por decisión propia, sin desidia, por anhelos individuales y auto-respeto a nuestra persona. Sin más.

Sinceramente abandonemos miradas incipientes de «vida decente» , evolucionemos de una vez. Para conseguir un cambio de mirada no basta con la exigencia del cambio sino formando parte de él de manera fehaciente y real. Recordemos que la opinión ajena como crítica constructiva puede desembocar en su parte positiva siempre y cuando simplemente sea un compartir con cariño real, no una imposición sin opción a réplica. Si el sujeto en cuestión que la recibe no la acepta en su propia persona está en todo su derecho.

Por favor, reafirmemos que somos seres únicos e irrepetibles permitamos que nuestras decisiones temporales sean eso: ¡nuestras!, iremos alejándonos de dictamen ajeno de qué es lo que toca. Y si sucumbimos ante semejantes normativas tan ponderables, mostremos suavidad de mirada, no nos anulemos ni mantengamos una lucha interna por acatarlas, nos hemos visto cercados por la sociedad que nos sitia en comparaciones que no deberían existir.

Nuestro tiempo de vida es muy valioso, no obstante, respetar nuestro tempo es el artífice de conseguir que el primero sea mucho más brillante y pleno. La base del auto-respeto y una gran autovaloración puede marcar la diferencia en nuestro camino, desde la consideración por quiénes somos hasta las tomas de decisiones de nuestras marcas temporales de pasear, guste o no. Nada más.

«Real y cruda realidad de un tema del que a menudo solo tenemos la conciencia de su paso por nuestro día a día, no de cómo nos limita o nos influye en las decisiones que quisiéramos tomar, pero «no tengo tiempo». Es cierto que hay etapas en la vida, como yo ya jubilada, que parece que atesoras más tiempo, pero no es real si no va acompañado de un cambio personal de mirada, de actitud, de empoderamiento; un cambio de autovaloración, incluso diría de límites.

Yo me he dado cuenta de que, si cuando eres rico en tiempo porque ya no hay la exigencia del trabajo y has dejado sobre la mesa el reloj, no marcas tus espacios y sigues posponiendo tus intereses, tus momentos personales y de crecimiento, sigues siendo esclavo de esa sensación de escasez, incluso de agobio, de no llegar a sentir con conciencia todo lo que haces porque te llena.

Ahora, en la kabaña, me paro, respiro y voy a tomar nota de que cada momento es único e irrepetible.
Ya sé que es imposible las 24 horas, ya sé que hay miles de pensamientos que campan libres por mi cerebro, pero voy a mirar de ser consciente, cuando disfrute de lo que hago, de que lo estoy haciendo y, sobre todo en mi caso, voy a ser consciente de no dejarme llevar por todo lo que otros me «piden» y me llenan de responsabilidades que no siempre siento mías y me roban el tiempo y el deseo de hacer lo que me llena, al fin y al cabo, decir «no» es saludable.

Gracias por tu reflexión, querida Ana».

Montserrat Puig

Momento Honestidad: La verdad es que unas cuantas-bastantes veces no ha imperado mi voluntad en determinados tempos de mi ser; ahora, siendo más mayor, he podido percibir internamente la importancia de todo ello y lo que representa en mí misma ejercer mi derecho de decisión unipersonal enfocado en la identidad de Ana Torres, ni más ni menos, ni mejor ni peor.

Si bien es cierto que, a día de hoy, voy pautada temporalmente de cara a actividades como el trabajo y un poco más como llevar mi casa, cuidar de mi familia… Ante dichas dinámicas de vida no es que me sobren muchos minutos pero esos que rasco, por mi voluntad, valen oro puro y los redirijo a mi espacio personal y estoy encantada sea, o no, de aceptación ajena. En cuanto a mi interior, en cada una de mis versiones, creo que voy respetando más frecuentemente mi tempo. Lo estoy intentando con mayor ahínco, me va mucho en ello: yo misma.

Por cierto, gracias a mi ponderación personal paseo un ratito por nuestra Kabaña saboreando dulcemente compañía emocional y me conduce al respeto de mi propio ser, sin pauta ni orden externo.

Mi querida familia os deseo que la semana en la que nos hemos situado sintáis vuestro propio permiso para marcaros tempos propios y fluir desde vuestra identidad gozando de vuestro tiempo.

¡Un abrazo muy violeta!

Ana Torres

Compartiendo Ilusiones: Camino de Realidad ¡a tope!

Buenos días querid@s amigu@s, qué alucinante es poder sentir vuestra compañía , semana tras semana, sin quejas y aportando concordia emocional auténtica y sincera. Gracias.

¿Alguna vez habéis sentido un brillo especial participando con otras personas en un anhelo común? Posiblemente sí, qué buenas percepciones nos generaron, ¿no creéis?

Evoquemos, hoy, a esos beneficios de compartir una ilusión personal, aquella que se va ampliando a través de otras miradas que también la profesan y, finalmente, se expande en una asociación radiante y dinámica. Afablemente se te ofrece la oportunidad de integrarte; se manifiesta el excelso sentido de «tu pertenencia» , estimas que auténticamente eres tú fluctuando al lado de otras almas que atesoran idénticos, o similares, deseos, anhelos, gustos, habilidades, finalidades…, en definitiva: soci@s trotando hacia nuestro cosmos deseado.

Brotan multitud de colores heterogéneos, en mayor o menor distancia, que se mezclan o interactúan y pintan un gran lienzo, se pueden palpar imágenes muy bellas, de diferentes trazos, espectacular. En esa valiosa aceptación de la diversidad se muestran grandes valores, totalmente recibidos con brazos bien abiertos y respetados desde tu/mi personalidad, llegando a fluir enérgicamente.

¿Qué nos puede regalar ilusionarse desde la proximidad de otras miradas? Grandes momentos de creatividad combinados, satisfacciones emergentes respecto a aquello que se va consiguiendo en cada momento, un gran muestrario de cariño a las colaboraciones y vivir suministros enormes de alegría en primera, segunda o tercera persona, no importa porque en este grupo hoy aportas tú, mañana él/ella y en otras ocasiones tod@s, de manera más o menos simultánea.

En un principio no se han establecido órdenes de preferencia y, si es el caso, está en nuestra propia individualidad decidir si las acatamos o no, destacando interiormente nuestra particular coexistencia, sin volvernos autómatas dirigidos por unas pocas voces, simplemente diferentes tipos de colaboraciones.

Tod@s aportamos, puede que en mayor o menor cantidad, sin problema alguno, realmente lo hacemos dentro de nuestras posibilidades; además, cuando ves el reflejo de las ganas de los otros componentes, emerge una llama fogosa que se propaga y te alcanza. Toda esa emoción se te contagia, sintiéndote más viv@, más pletóric@ en tu esencia potenciada externamente y, de retroque, internamente. Y, si por casualidad, te asaltan determinadas dudas, la seguridad que otorga el tener mano a mano tus apoyos barre intensamente aquellos temores que empezaban a alzarse en tu contra. Incluso también cabe la posibilidad de que se abra una puerta a un mundo de nuevas conductas/conocimientos que aprender o que aplicar desde el crecimiento conjunto de aquella visión.

Maravillosamente, nuestra entelequia se va transportando a nuestra realidad y las ganas multiplicadas de llevarla más allá de nuestra imaginación son regalos de muestras de diversas esencias individuales que se han conjuntado porque creen en el procedimiento que realizan. Por fin, individualmente ya no lo dejamos como un mero espejismo de nuestras aspiraciones, ahora somos más fuertes e incluso más conscientes de la fuerza de la unión, tod@s empujando gratamente. Insistiendo en que cuando sentimos nuestras flojeras emocionales, no pasa nada, nos podemos permitir vivirlas de manera espontánea para después seguir a nuestra manada de los sueños.

Esa quimera utópica, que tal vez en la soledad nos estaba vetada, inicia una presencia más real, conducida por la confluencia generosa de nuestr@s cómplices y se queda, totalmente grabada, en la retina de nuestro corazón, nuestro gran ojo emocional que palpita dichosamente. Resplandecemos con todo lo que nos es aportado, no competimos ni juzgamos; desaparece la búsqueda de respuestas a las dudas que nos surgían porque ahora, ya están respondidas, o están en camino de ello. Una experiencia selecta para ser vivida con alegría, devoción y complicidad desde los gustos y anhelos de cada cual.

Y, ante el miedo de no conseguirlo, que nos puede paralizar, recibir una o más manos que nos sujeten y nos muestren cómo es de valioso ser acompañad@s, nos empoderará y, seguramente, obtendremos la visualización del privilegio de conseguirlo. Vayamos cosechando un campo donde las dosis de euforia estén más presentes que las de angustia, por mucho que escuchemos voces de que «no es oro todo lo que reluce»; lo sabemos, aún así no restemos oportunidades de poder resplandecer con diferentes luces, un gran festival, todo un espectáculo.

Evidentemente la importancia del resultado se muestra latente, no cabe duda; sin embargo, desechemos obsesiones y saboreemos el proceso de llegar a cumplirlo. Por favor, no restemos valor a la potente sinergia generada, sí esa gran combinación de diferentes focos de energía, evocada por el aumento de motivaciones estimulando la creatividad propia y /o ajena, fluyendo nuestro propio valor en ello, ese que nos merecíamos desde el principio. Hemos abandonado las sombras y generamos nuestra luz, formamos parte de ese deseo que recibe una valoración real a tope desde una meritoria fusión emocional.

¿Y si, de nuevo, nos asaltan recelos ante ese trayecto? Recordemos tiempos anteriores al alza, no dirijamos única mirada de decepción, que sí que ha podido existir, somos realistas. No obstante, seguramente también hemos vivido aquellas tesituras pletóricas y que, gracias a un recorrido de gran abrazo emocional conjunto, nuestro bienestar aumentó, donde «si yo puedo tú puedes» imperaba vertiginosamente y valiosamente.

¡Ey! No nos olvidemos de ir celebrándonos y agradeciéndonos, tanto por recorridos conjuntos como por individualidades o como por éxitos; no obstante, mantengamos en la vista que el camino puede ser de lo más valioso a vivir.

De hecho, podría ser una pequeña-gran actitud de vida porque una de las ilusiones más grandes es compartir el recorrido de nuestros caminos idílicos con personas afines a ellos, independientemente del ámbito que corresponda; ya averiguaremos quiénes pueden ser nuestros grandes aliad@s, para cualquier caso, sea construir tu hogar o sea jugar una partida a ese gran juego o sea la organización de un evento…, la importancia la otorgaremos desde nuestras propias identidades y según sea nuestro momento personal. Sin más

Momento Honestidad: Sí, he podido disfrutar de ambiciones compartidas, por supuesto variando orígenes y finalidades como construir hogar, un trabajo de carrera, compartir proyectos, … en definitiva, haberlo hecho factible y/o tangible, a mi interior, gracias a la colaboración de otras esencias que llevaban un trayecto compartido conmigo. ¡Lo he gozado enormemente!

Os comparto un momento de ilusión compartida vigente: como ya os dije, he vivido, de nuevo, el sonido de la campanilla de la magia de los sueños concedidos: Abrir el corazón es nuestro regalo, escrito junto a mi gran amiga Montserrat Puig Parreño, corazón con corazón.

Pues sigo sumando, mi alegría e ilusión «in crescendo» , se nos ha regalado la oportunidad de pertenecer a un excelente grupo de escritores y escritoras y junt@s presentaremos nuestras creaciones este 23 de abril de 2023, compartiendo mesa donde acariciaremos, con las palabras, a todos los participantes y a nuestras «criaturas».

Francamente, todo la senda compartida hacia dicho evento, desde miradas unidas por las letras vivas, lo estoy viviendo como una niña desde el inicio en el cual surgió a mi mirada. Sí, esa cría que lleva mucho tiempo ansiando un gran regalo, imaginando su gran premio que nunca llega, y lo recibe al cabo de bastantes años; siendo ya adulta consagrada. La verdad, camino palpando todo el proceso con ojos bien abiertos, respirando intensamente, saboreando el gusto de las palabras llenas de emoción. Euforia en primera persona escuchando cada aportación con júbilo y devoción.

Desde nuestra Kabaña quisiera agradecer que escritores de la talla de Jorge Larena Castejón, Antonio Soler Manzanares y Genaro Villagrasa nos hayan ofrecido la oportunidad, entre iguales, de darnos visibilidad en esta bonita iniciativa pionera en el lugar que sucederá. Ahora, formando parte de este ilusionante grupo, siento como los cinco, totalmente volcados, nos queremos compartir a través de nuestras presencias y esencias, habladas y escritas. ¿Localización de nuestra aventura? El Buen Pastor, un bonito y generoso barrio de Barcelona, que nos presenta oportunidad al mundo del libro: ¡autor@s y lector@s!, en un día tan simbólico como Sant Jordi. Qué dulce combinación con el mundo de cientos de Rosas que adornarán las calles. Será un espectáculo digno de vivir.

Gracias por compartir una gran ilusión.

Mi querida familia os deseo una semana espléndida en la cual ojalá que seáis premiad@s con ilusiones que os regalen una bonita senda. Y, si es compartiendo maravillosa pertenencia será increíble, y , si ahora no toca, entonces será brillando en vuestra esencia única. Todo ganancias.

¡Abrazos muy púrpuras!!

Ana Torres

¡¡Quiero callar a mi diablill@!!

Buenos días querid@s amigu@s, continuamos aliándonos emocionalmente ante nuestras flaquezas internas. Vamos a ver si junt@s conseguimos otro paso más para nuestro ansiado equilibrio.

Existen días en los cuales nos levantamos en pie de guerra hacia nuestra persona, sin ningún tipo de miramiento. ¿Os ha pasado alguna vez? ¡A mí unas cuantas!

Quizás no lo percibimos al inicio del recorrido del nuevo día y, sin embargo, a medida que avanzamos en él, va surgiendo ese sentimiento de censura personal e intransferible: ¡nuestr@ diablill@ empieza a hablarnos mal y no se calla! ¡Incluso nos insulta!

En momentos de equilibrio emocional nuestra mirada interna se muestra dual, atiende a nuestras dos percepciones y opiniones, brota el reflejo de lo que gestionamos bien y lo que no tan bien. Pero en esos momentos de caída libre, se decanta solo por un lado, y nos duele intensamente; nos mostramos tan insatisfechos con nosotr@s que llegamos a desequilibrios emocionales.

Cegados a todo lo positivo de nuestra persona, y lo que es peor, no intentamos ver más allá… involuntaria o voluntariamente, inconsciente o conscientemente. Invadidos por la frustración todo se convierte en auto-mensajes de cajón desastre, nuestro monólogo interno es aniquilador. Por favor, frenemos el derivar en considerarnos pésimos gestores de nuestra senda, dejemos de no ser auto-validados; en definitiva, impidamos que nuestros demonios nos machaquen desde nuestro estado cruel y negativo…

Cuidado, nos atacan sentimientos de culpabilidad por nuestras «equivocaciones» y, desde semejante cárcel no construimos, se nos descompone un rescate fácil ya que ni podemos enfocar a un cambio de percepción o, abiertamente, aspirar a cuestionarnos si nuestro enfoque es momentáneamente destructivo. Nuestra energía se ha dirigido a donde hemos estado mirando persistentemente y el parloteo que nos ha dirigido nuestr@ diablill@ ha hecho mella en nuestra autoestima; sí, hemos caído en su trampa ¿Y le hemos creído todo lo que nos ha tirado a la cara? Vamos a cuestionárselo, como mínimo una parte… Nos puede valer la pena.

¿Y si no sabemos salir de sus garras?, ¿cómo huir de ese infierno que nos ha rodeado? Seguramente que estamos haciendo intentos de navegar de la manera más potente, solo que no siempre encontramos la calma ante nuestra tempestad. Busquemos un inicio y, si no es posible en nuestra propia persona, pensemos qué le diríamos ante semejante padecimiento a nuestr@ gran amig@; es un buen propósito y acostumbramos a valorarlo excelsamente, nuestra benevolencia está más presente ante pena ajena. Después de nuestras buenas prácticas, lo podemos intentar trasladar a nuestra persona; somos buena gente, nos queremos y nos lo merecemos. Sin necesidad de más argumentos.

Interesante si entramos a ello con una sonrisa de complicidad a nuestra propia mirada, tenuemente surge nuestro angelill@, y consigue omitir sarcasmos y cinismos inapropiados. Empezamos a cuidar el lenguaje que nos lanzamos, de verdad que lo podemos controlar, al principio de manera más reflexiva finalmente será espontáneamente, ahora ya priorizamos hablarnos con total respeto y sin obviar aceptación y compasión al error de nuestra persona.

Nuestr@ angelill@ nos apela a la búsqueda de la calma: una respiración más pausada que conlleve a menor ritmo de pulsaciones. Empieza mostrándonos imágenes de los beneficios de tener paciencia con nosotr@s mism@s y con nuestro entorno. Mientras, nuestro diablill@ sonríe porque vuelve a la carga en nuestra contra, incitando con su mordacidad, nos recuerda todas nuestras obligaciones, a veces adjudicadas en lotería donde hay un solo número, cómo no nos iba a tocar si estaba amañado por él-ella/ mi yo manipulador y auto censurador. Probabilidad del 100 % de que nos toque, ¡qué dosis de suerte tenemos!

Nos podemos dejar sentir, nos escuchamos, nos acariciamos desde nuestro corazón y con dosis de sinceridad partimos de la base de que somos imperfect@s, nuestra mirada contemplará el permiso a la equivocación. El camino desde aquí será más dulce; aquí y ahora, sin haber llevado a cabo rectificación alguna o sí, ya se verá. Sabemos que solo se vive una vez, puntos de apoyo y nuestros anclajes que nos recuerden quiénes somos cuando el ganador es nuestra ecuanimidad interna, de manera sencilla y más real.

Vamos captando dosis de fuerza y nuestr@ angelill@ decide desplegar sus alas, recordándonos dinámicas que estamos manejando con gran potencia, en ellas brillamos. Y no se refiere a conformarse con cualquier acción o no-acción que practiquemos. Vamos tolerando que existan momentos en los cuales erremos para auto-practicarnos una mirada de crítica al alza y de progresión, siempre con solidaridad a nuestra persona y gran cariño. Paseamos a la búsqueda de nuestra mejor versión y seguro que encontraremos acciones/actitudes/dinámicas que podemos modificar. Intentemos realizar esa ojeada con compasión, no como sinónimo destructiva desde modo censura.

Mensajes de crecimiento o de aceptación como algo natural: un enfoque de transitoriedad y/o relativizar aquellas acciones perjudiciales de las cuales hemos sido artífice. ¡Ey! Mirada a todos los flancos y observemos externamente «nuestros pesos» , quizás dicha titularidad se puede revisar. Las cargas que no nos pertenecen son impedimentos para avanzar, así que liberación de aquello que no está en nuestras manos y no controlamos resultados, simplemente responsabilizarnos de nuestras propias acciones y, como mucho, de manera opcional, colaborar con las ajenas.

Y si nuestro angelill@ no tiene suficiente fuerza, le podemos indicar que busque a sus aliad@s, seguro que surge un despliegue de alas que nos ayuden a encontrar defensas. Podemos llegar a visualizarnos desde otras perspectivas más positivas y empoderarnos: nuestras plumas no sólo se tensarán con fuerza sino que nuestro lado más oscuro se mantendrá a raya y sin llegar a hacernos sucumbir, habrá aprendido a manejarse dentro de su espacio, hemos conseguido una buena armadura que nos abraza y nos equilibra.

Por cierto, por si hacemos caso a palabras ajenas a nuestra individualidad, destaquemos que todo los diablill@s del mundo NO enfocan en nuestro ser. Si así lo sentimos seguramente que se trata de nuestra percepción y seguro que bastante única, cada cual acostumbra a estar más presente en sus propios desvíos de camino, o así debería ser.

De verdad que somos auténticamente únic@s; no obstante, NO todo nos pasa en exclusividad a nosotr@s, basta de anclarnos en nuestro averno particular. Francamente, a veces, nuestro paraíso se transforma y nosotros tenemos que hacer que siga brillando desde lugares recónditos que quizás ni imaginábamos…

Esta vida tiene una serie de regalos y uno de los más valiosos es nuestro tiempo, intentemos no perderlo muy a menudo con cadenas que nos destrocen y nos resten movimientos al brillo de nuestra identidad. Convivencias de nuestros referentes más o menos angelicales, siendo que se le otorga acepción y sentido de bondad hacia nuestra persona. Nada más.

Momento honestidad: Unas cuantas veces he regalado mucho poder a mi diablill@, sintiéndose tod@-poderos@ en mi ser, consecuentemente he derivado en una serie de dinámicas totalmente nocivas y sin darle una sola opción de defensa a mi angelill@. Poco a poco, he ido escapando de la jaula donde me he encerrado, gracias al despliegue de sus alas, hasta finalmente volver a alzar un vuelo atrayente a mi corazón, sin mis propias censuras, maltratos verbales a mi persona, sin mostrarme el cariño que merezco.

A día de hoy, mi lucifer se está dulcificando y me habla más tranquilo y con el gran premio de dosis de paciencia, se lo ha sugerido mi guardián : «si no quiere ser desterrado debe aprender a respetarme plenamente en mi dualidad». Dejando metáfora a parte, exactamente he asimilado que quiero: «Mostrarme respeto total a mi persona con mucho amor». Y, después de algunos años de no dirigirme voces agradables, lo agradezco enormemente, sin más.

Querida familia, os deseo una semana muy bonita en la cual vuestro angelillo mantenga a raya a vuestro diablillo y vuestro camino sea lo más fluido en vuestra propia esencia.

¡Un abrazo muy violeta! Desde sus dos caras.

Ana Torres

¿Mostramos una base de confianza?

Buenos días querida familia, qué agradable es depositar dosis de esperanza en nuestros recorridos. Me gustaría transmitiros que, desde este lugarcito, os merecéis totalmente un camino de tranquilidad emocional.

Nuestro ser interior contempla diversidades de entradas y aportaciones y entre las más valiosas se manifiestan nuestros valores fundamentales y principios. Han sido fomentados desde nuestros variados entornos y adaptados por nuestra propia personalidad e individualidad. Espero que os parezca oportuno que hoy enfoquemos, en concreto, a la lealtad y a la fidelidad en nuestras relaciones.

Grandes vocablos que a la hora de pronunciarlos nos generan un gran bienestar e incluso, instintivamente, llevan a evocar dulces imágenes: ciertas caras que nos sugieren nuestros corazones. Normalmente, dichos méritos personales van de la mano y, sin embargo, muestran unos pequeños matices diferentes y la condición sine qua non de la concomitancia va en función de nuestra individualidad. Recordemos que no existen normas absolutas en el entendimiento emocional, no impongamos estar dentro o fuera como única opción; los colores existen.

Ser leal a una persona forma parte de nuestra sensibilidad, sentimiento que requiere dosis de implicación hacia él/ella y querer darle nuestro apoyo conociendo de quién se trata, sus principios básicos y su manera de gestionarse en la vida, simultáneamente nosotr@s mism@s también nos habremos manifestado desde nuestro verdadero ser, sin falsedades ni engaños ni compromisos en los que no nos identifiquemos.

La fidelidad la acatamos como un compromiso hacia los demás, indistintamente de la relación a la que enfoquemos, fluye en ámbitos muy versátiles: amistades, familia, trabajo, estudios, colaboraciones variopintas.. Cuidado que, en ocasiones, rápidamente nos acuda a la cabeza una condición para manifestarnos dentro de un círculo de fidelidad verbalizando: «siempre y cuando nos muestren dicha actitud de vuelta». No debería ser premisa indispensable aunque seguramente sí forma parte de nuestro acuerdo no-firmado, tal vez pactado a nivel interno de cada un@ de los implicad@s, o no. Interesante averiguarlo, ¿no?

Reflexionemos si acordamos, en exclusividad, que nuestra afinidad fuese a causa de un interés de funcionalidad, sencillamente contar con personas diligentes en diferentes ámbitos. Observemos si son correctas nuestras censuras entorno a la perspectiva de actuaciones cuando concluimos en «ahora sí son/somos útiles y existe un beneficio», dicho fríamente suena cruel, quizás colocado en perspectiva de situación no tanto; entremos en la raíz de si se ha dejado bien sentada esa base de relación desde un inicio, con franqueza, para que ambas partes lo palpen de tal guisa.

Un paso más allá, implicando nuestro corazón, las consecuencias de nuestras acciones pueden desembocar en actitudes de desidia, el mensaje recibido puede leerse como que no nos ha importado abusar, sin ningún tipo de miramiento: comienza el distanciamiento. Podemos seguir sin entendernos ya que no escuchamos ese ruego de de malestar por haber traspasado la linde de la confianza: seguimos alargando nuestras distancias. Y nos molesta esa defensa asertiva, no aceptamos que nos recuerden que no hemos tenido cuidado o, en su defecto, no lo entendemos, hemos actuado dentro de lo correcto desde nuestra perspectiva: explosión de reproches.

Y la verdad es que antes de la aceptación, nos sobreviene la tristeza o quizás nos surja el enfado o la decepción, en definitiva un agolpamiento de emociones aflictivas que pueden restar fuerza a nuestra esencia; nosotr@s confiábamos…

Nos sentimos «traicionad@s» y nos emerge un gran dolor emocional, defraudados y frustrados ante maniobras que no esperábamos; quizás emergen nuestras propias expectativas o son reflejos de diferentes asimilaciones. La cuestión es que es lícito poder mostrar nuestra aflicción, ponemos nombre a lo que sentimos, después miramos cómo solventarlo.

Cuidado con las voces que surjan a nuestro lado, solo nos falta que nos argumenten sobre nuestra manera de ser y que no tenemos que «entregarnos» a nadie, que debemos ir a lo nuestro y nuestras decepciones son ilusiones causadas por nuestra ingenuidad ya que deberíamos haber priorizado ser desconfiados. ¿Supervivencia o esconderse del mundo?

Desde nuestra Kabaña intentamos enfocar a vivir nuestros movimientos emocionales de la manera más acompañada y/o constructiva posible, quizás un tanto liviana para otras miradas, no existe una sola opción. Mil personas mil opiniones, todas a tener en cuenta.

Probemos a ir a la proyección del crecimiento, partir de bases que nos duelen y derivarlas en coyunturas menos aflictivas. Simplemente fluctuando desde momentos de entender frustraciones e incluso poder visualizar que se merezcan otro instante de reflexión y no sucumbir en el malpensar en todo el camino. Todo ello no está reñido, es totalmente lícito aquel punto en el cual nos sentimos mal y podemos mostrar compasión hacia nosotros, ya nos recompondremos, paciencia y tiempo.

Regalemos una pequeña evaluación a nuestras dinámicas antes de culpabilizar o martirizarnos, se muestran decepciones bilaterales. Por favor, antes de mostrar que la mejor defensa es un buen ataque, esa tendencia a suponer que somos los todopoderosos de la razón y siempre el error es ajeno, reflexionemos junt@s sobre las causas de esas ofensas.

Hablemos, es una práctica sencilla que nos puede simplificar nuestra propia percepción de los hechos acaecidos, puede que la interpretación de la otra parte no sea idéntica a la nuestra. Mediemos ante la zozobra emocional que se nos genera y ya decidiremos si seguir validando dicha relación con el peso que le habíamos otorgado.

Por favor, también escuchemos, quizás, solamente quizás, nos interesa rectificar porque realmente no era nuestra intención dañar y podemos volver a construir en lugar de llegar a la destrucción total. ¡Ey! Tampoco se trata de claudicar con cualquier tipo de trato, equilibrio de complicidades.

Coexistencia de nuestras libertades de actuación y manifestarlas, de igual manera; sí, verdadera libertad para razonar si las respuestas que se nos piden no van con nosotros, determinadas fidelidades son expectativas externas, y no se debe firmar lo que no va con nuestra dinámica, desechemos obligaciones que no nos pertenecen antes de esos equívocos emocionales…

Sencillamente pactemos abiertamente, en función de la esencia de cada cual, sin miedos, el criterio de lo que nos aporta lealmente, desde los dos lados de la línea si queremos que funcione el preciado equilibrio emocional; se tratará de una relación sana. Establecer desde el inicio hasta donde estamos dispuestos a responder y no existirán las sorpresas en las otras miradas. ¿Cómo? Mostrándonos auténticos desde nuestra sinceridad y aceptando la autenticidad del otro, sin exigencias. Sin más.

La complicidad entre tú y yo o yo y tú es mostrarse cariño en diferentes momentos, estados, funcionalidades… y llegar a hacer un camino desde la base del respeto y de la honestidad. Abusando nuestra deferencia se muestra ausente y dicha percepción puede derivar en acabar perdiendo la ilusión por la credibilidad de esa persona.

Establecer los límites, las pautas y saber desde un inicio la manera de recorrer camino quizás no sea lo más idílico, o sí, pero puede evitar muchos dolores de cabeza y finalmente el padecimiento del corazón, este último cuando sufre seguramente le dará mayor fuerza a esa actitud que nos duele y podemos no querer esperar una explicación o llegar a un no-perdón por un no-entendimiento puntual. Es imperante la lealtad con nuestro propio ser para trasladarla a los demás.

Ser leal y responder en positivo a los nuestros es un don personal muy valorado y preciado. Interesante verbalizarlo y agradecerlo cuando convivimos con dicha paz, por muy acostumbrados que estemos y nos parezca lo más normal. ¿Segur@s que lo justipreciamos?

Momento honestidad: Recuerdo que soy imperfecta y seguramente me he excedido en la base de la confianza de personas allegadas a mi corazón, por mucho que no fuera mi intención… Pido disculpas e intentaré analizar minuciosamente desde una posición más externa, un tanto más objetiva para mejorar demandas, internas y externas, desde una realidad más sana.

Yo también he sentido un pequeño abuso de actitudes hacia mi persona, tal vez ha sido mi percepción o no. Y, sin embargo, por muy ilusa que parezca, no voy a limitar mi manera de «compartirme» aunque reciba alguna respuesta no deseada por mi corazón. Continuaré aprendiendo quién me respeta y quién marca otro tipo de lazos a medida que avance en la vida, ya veré el reflejo de mis relaciones, sea el nivel que sea.

Mi querida familia os deseo una semana en la cual sintáis la fidelidad en primera persona desde las bases que hayáis interpuesto de por medio en vuestro caminar.

¡Abrazos muy violetas!

Ana Torres

¿Tu ayuda? ¿Sin conocerme?¡Gracias!

Querida familia muy buenos días. ¿Alguna vez habéis sentido en vuestro ser la ayuda de un extraño? ¿Y nosotr@s? ¿Realmente somos solícitos ante dichas demandas externas de auxilio y/o acompañamiento? Vamos a intentar averiguarlo y, si nos parece bien, fomentarlo .

A veces se nos presentan semanas muy difíciles de llevar y necesitamos ayuda del resto de la humanidad o, por el contrario, presenciamos quienes están viviendo semejante pesares y nosotr@s en primera persona decidimos colaborar con ell@s ya que sabemos como gestionar ese camino.

Cuando nos encontramos en la primera tesitura: No entendemos muy bien qué nos sucede… Sí, situad@s en esos momentos de nuestras vidas en los cuales no sabemos por dónde caminamos ni encontramos el itinerario que debemos seguir para sobrevivir con tranquilidad emocional… No vislumbramos la dirección adecuada o desconocemos el terreno que se presenta ante nosotr@s o no estamos preparad@s para esas circunstancias o simplemente no las habíamos vivido nunca. Y, normalizando ansiedades, caemos en el abismo del pánico hasta que..

Hasta que el Universo te regala personas que te dicen: «Coge mi mano, no tiene importancia que no me conozcas, yo te ofrezco una posible alternativa ante el negro que no te deja ver, que tanto te ofusca» . En un principio crees que se trata de un espejismo o que tu imaginación te está gastando una mala pasada, ¿es tu anhelo y no la realidad? Pues no, compruebas dulcemente que son dosis de generosidad hacia tu circunstancia personal y, en consecuencia, tú las recibes en el corazón.

Esa mirada desconocida que transmuta en paz tu agonía y te lleva a respirar de manera más calmada, manteniendo el paso un poco más firme; te están mostrando donde puedes colocar tus pies, y si «in extremis» has llegado a caer, te ofrecen la mano para levantarte. Es digno de vivir y compartir que se puede mantener la esperanza en el ser humano y no dejarse llevar en todo momento por experiencias de las cuales habías extraído conclusiones totalmente opuestas a las que ahora estás viviendo.

Has ido caminando desorientad@ y, para más inri, oyendo palabras que, en lugar de colaborar ante tu inquietud o respetarte escuchándote, han pretendido sembrar en tu ser la duda del altruismo de es@ desconocid@. Por favor, no las escuchemos, son sesgos ajenos a nuestra personalidad. El problema lo tiene quien desconfía por naturaleza, no nosotr@s…

No nos neguemos de inicio a esa ayuda por desconfianzas, evidentemente que tenemos criterios y sabremos discernir ante aquello que nos facilita el camino, y que realmente nos aporta, y lo que no. No está de más prestar nuestros oídos a aquellas complicidades que, con conocimiento de causa en aquello que nos azora, nos regalan muestras de recursos posibles generando una lucecita en nuestro túnel eterno.

Sencillamente, cojamos esa mano con fuerza, poco a poco podremos ver que nuestra energía se va renovando y quizás el pozo empieza a ser menos hondo hasta convertirse en un charco que se puede llegar a saltar. Necesitábamos encontrar un inicio y ya está aquí, empezamos a avanzar, sigamos adelante.

Ahora que tenemos claro cuánto nos puede aportar interiormente esa dulce filantropía, vamos al momento en el que somos la fuente, somos los que nos compartimos, sin miedos ni prejuicios, intentando colaborar, nada más. Qué gran sensación saber escuchar e indicar aquello que buenamente podemos, con devoción y sin obligación, sí sin saber de su nombre; no nos importa. Contemplar esos ojos que se iluminan porque empiezan a visualizar una salida no tiene precio.

Cuando generamos actitudes generosas, nos iluminamos y fomentamos esas valiosas ganas de ayudar, y nos abrazamos con quienes nos necesitaban, ahora ya nos conocemos, hemos desechado individualismos permanentes. Palpamos necesidades ajenas que sabemos cómo afrontarlas y nos compartimos, sin permitir la entrada de la idea de qué obtenemos a cambio. Sinceramente, tal vez se debería rechazar el trueque de beneficios llevado al límite de la humanidad, puede llegar a ser nocivo y transformamos en cazadores de oportunidades que no han lugar. Sin mas.

Marcar la diferencia, escuchando a quien lo necesita y, si disponemos de más información resolutiva que el protagonista de la circunstancia, regalarla. Sí, abrirle puertas para dejar marchar la desesperación y dejar entrar la esperanza. Aunque no afecte a nuestro ser, en concreto, ya basta de cerrarnos herméticamente teniendo las llaves a nuestro alcance. Que está muy bien mirar por nuestro bienestar pero a veces puede haber sido propiciado un poquito por otr@s, o no, sea como sea continuemos construyendo una maravillosa cadena de cuidados.

Un día yo puedo necesitarte y otro día me puedes necesitar tú; sencillamente comportarse como te gustaría que te respondieran si fueras tú quien lo vive en primera persona. Creo que los días que hemos sentido que hemos acompañado, aunque sea sin conocerle, vamos a dormir mejor porque seguimos vivos sin haber sido absorbidos por el mundo de la negativa constante o el mirar hacia otro lado obviando necesidades ajenas. Abandonemos el mundo del NO constante, me afecte o no a mi esencia, creo que vale la pena.

Leer tu escrito da valor a esas personas pero lo más importante es que te da confianza en un mundo donde tod@s hacemos algo para que sea mejor, ese es uno de nuestros lemas ¿verdad? «Marcar la diferencia», «hacer mi parte». Y lo cierto es que en esas manos desconocidas, o casi, en esos nos que te acompañan a pesar de que podría no implicarse «tanto» nace el camino que puede ser más llevadero y sobre todo nace la confianza en el hecho que muchos ponemos un granito de arena para un mundo más humano y solidario. ¿Porqué no?
Gracias por tu implicación y por hacer «tu parte»

Montserrat

Momento honestidad: A lo largo de mi vida me he situado a los dos lados de la línea entre el necesitado y el que ayuda. Me he posicionado gustosamente en el lugar de ser servicial y acompañar, sin conocimiento personal, como quien ofrece su mano o me he sentido como quien la recoge atropelladamente con miedo a perder semejante oportunidad.

¿En qué lado me he sentido más plena? Es una elección difícil, evidentemente que ayudar al prójimo es una premisa más que importante para mí, sobre todo desde hace unos cuantos-bastantes años, y a pesar de que hayan miradas que no lo entiendan ni lo aprueben no me preocupa en absoluto y no pienso alterar ni lo más mínimo mi modus operandi, mi persona mi decisión. No obstante, sentir mano ajena acariciando la mía me enternece profundamente, llega al fondo de mi ser percibir el cariño del/a desconocid@ que me acompaña. Al fin y al cabo es aprecio y afecto por el género humano y eso es un lujo que debería ser normalizado; sin lugar a dudas.

Curiosamente, este último momento de altruismo, lo he estado viviendo durante este último mes. He sentido el regalo de dos corazones que me han acompañado en un mundo que me sobrecogía. Me han enseñado cómo ir caminando para intentar abrir puertas a un camino mejor y ese regalo de implicación, sin conocerme de nada, ha tocado mi corazón dulcemente. ¿Me han «solucionado» mi temor? No enteramente, sin embargo me han propiciado un camino a mi esperanza.

Desde aquí mis agradecimientos a Mª José y Noemí, o al revés, no importa… Preciados ojos que no olvidaré en el tiempo, sus manos recogieron las mías para reubicarme en los primeros pasos ante un sendero no-controlado por mí.

Mi querida familia os deseo que paséis una semana regalando afecto y recibiendo comprensión con tranquilidad. De verdad que la ciencia infusa no existe y, continuamente, emergen caminos en los cuales nos pueden surgir miedos `por el no-control que nos representan emocionalmente; nada mejor que una mano para agarrarse a ella.

¡Abrazos lavandas!

Ana Torres

Brutal: ¡Mi sueño cumplido!

Querid@s amigu@s, ¡muy buenas! Hoy entramos a respirar y saborear las enormes y valiosas emociones que nos generan sentir nuestros sueños.

Una de nuestras cartas más preciadas, en nuestra valiosa partida del juego de la vida, es sacar nuestro yo interior, y desde él, marcarnos una serie de metas / finalidades/ objetivos e incluso llevarlo un paso más allá y soñar. Que puede que sea un farol o una buena mano, ya lo comprobaremos, lo más importante es apostar por nosotr@s, sin lugar a dudas.

¿Y los bautizamos con una voz tan representativa como «sueño» ? ¡Sí! Francamente, encuentro una gran dificultad a la hora de encontrar un sinónimo que otorgue el sentido que implica dicha palabra en su totalidad… ¿Un nombre más que sugestivo hacia un mundo no-real? Quizás no tenemos claro que se pueda hacer visible más allá de nuestra fantasía o acaso se mantiene en nuestra imaginación como aquello que anhelamos con ilusión o tememos despertar de ese instante de plenitud…

Lo que es latente es que cuando pronunciamos dicho vocablo nuestra mirada se ilumina con tal intensidad que se refleja en toda nuestra persona y esa sensación conlleva a transportarse del mundo del hastío/decepción al mundo de la ilusión por vivirlo.

Los deseos de nuestro camino implican que sentimos anhelos y la lucha por ellos nos mantiene vivos con fe en nuestra persona. Que no siempre es fácil, por supuesto, que el tiempo que se tarde puede conllevar a la desesperación, evidentemente… Por favor, serenidad no los convirtamos en una pesadilla.

Aterrizamos ante «dosis de realismos» y percibimos frustrados que, en múltiples ocasiones, nos hemos paralizado ante ellos; hasta que llega un día, ese día en el cual te planteas el seguimiento real de las causas de no probar llevarlos a cabo… Echemos el freno de mano, ya basta de flagelarnos, vayamos a por los intentos de esos preciados proyectos y aspiremos al gozo de su materialización. Como mínimo que nunca lleguemos al extremo de reproches de no haber probado ir a su búsqueda y captura.

A pesar de todos los «peros» que nos puedan surgir, no nos olvidemos de nuestras visiones futuras de crecimiento personal, no tienen porqué ser meros espejismos. Planifiquemos para cuando podamos emprenderlos, sin desesperación, sin desengaño y asentando una bonita memoria que los enfoque dulcemente, que ellos sepan que siguen vivos, susurrándoles que se mantienen en nuestro recuerdo hasta que lleguen sus oportunidades. De verdad que nuestro ser interior tampoco los olvidará, sobreviviremos dulcemente.

Desechemos desengaños y revisemos, antes de nada, si ese bonito deseo puede ser construido desde nuestra realidad, que no se trata de un delirio de grandeza o de una ficción inalcanzable y confirmemos que sí se refiere a nuestra esencia combinada con nuestra invención, intención, ilusión y energía, y todo ello, se encuentra a nuestro alcance.

Puede no salir ni al primer intento, ni al segundo o unos cuantos más… Aún no hemos naufragado del todo, sencillamente cabe lugar mejoras, tiempo, paciencia, relajación y corazón. Necesitamos de un equilibrio mental para que la no-acción no nos derive en un gran malestar ni la acción obsesiva nos implique sacrificarnos con tal exceso que dejemos de vivir.

Por cierto, esas aspiraciones tan espléndidas para nuestro ser, son de nuestro dominio y si queremos compartirlos, adelante, sin embargo no dejemos que opiniones externas nos los modifiquen o sentirnos condicionados porque no los valoren como esperábamos. Sencillamente, son propiedad de nuestra individualidad, sin opción a réplica externa.

Los únicos que hemos de decidir si continuamos en el tiempo al acecho de nuestros «ansiados» somos nosotr@s mism@s, los iremos evaluando y decidiremos si nos siguen sumando o si variamos rumbo a otros que nos aporten más, por nuestra propia evolución personal. Nuestra percepción y propia individualidad ostentan el poder, comprendido o no; el factor ajeno no nos debería interesar en exceso. Sin más.

Y, por fin, llega esa ocasión en la cual ves que lo has conseguido, que la magia ha tenido lugar. Sabemos que ha sido gracias a nuestro esfuerzo y empeño, pero en ese preciso instante se nos manifiesta a la mirada como lanzado desde la varita mágica de nuestra hada de los sueños. Nos sentimos navegando en una nube directa a esa luz cálida que nos alumbra: es nuestro propio brillo.

Sonreímos dulcemente, en determinados instantes quisimos olvidarlo, no llegaba oportunidad alguna, y aún así, desde nuestras entrañas surgía nuestro coraje de conseguirlo, gracias al amor que nos profesamos. Nosotr@s les hemos hecho nuestro mejor regalo, nuestro tiempo; ahora, nuestros sueños cumplidos nos lo han devuelto con creces: nos sentimos pletóric@s, colmad@s de orgullo y satisfacción.

Cuando los alcanzamos validamos sacrificios realizados, e incluso, automáticamente, los empezamos a minimizar; enfocamos la mirada a nuestro auto-regalo: sueño consumado en la realidad. Y, sí, somos la fuente, en exclusividad, artífices y receptores; sólo nosotr@s podemos llegar a entender lo que representan en nuestro interior aunque, seguramente, los hayamos compartido con quienes nos han estado animando y apoyando, sobre todo en aquellos cruces en los que desfallecíamos y estuvimos a punto de tirar la toalla.

Sentirse realizados, plenos, sin tener que desconectarse en todo momento de la realidad pero sin dejar de soñar. Simplemente, tratar de hacer una elección que nos llene, que no nos robe parte de nosotr@s, que no nos pese demasiado; pautándonos desde el corazón y teniendo claro que «si tú puedes, yo puedo». ¿Y cuánto nos podemos dejar llevar por nuestro particular mundo de sueños? Cada «individu@» decide vivir más o menos intensamente y es totalmente lícito y respetable. Sanemos a nuestro corazón respetando aquello que le atrae fervorosamente, vale la pena vibrar con ello.

Nuestra Kabaña es una gran muestra de que tod@s lo podemos conseguir y, desde aquí, os animamos a ir a por ellos, contáis con todo nuestro apoyo.

Momento Honestidad: A lo largo de mi recorrido han existido sueños que no se han cumplido y otros que sí, como todo ser humano, o no. Y a pesar de no haberlo conseguido, en ocasiones, tengo claro que seguiré yendo detrás de aquellos que me hagan vibrar y en los cuales mi esencia sea primordial.

Hoy mismo os hablo desde la realidad de haber conseguido cumplir uno de «mis grandes» . De la mano de mi querida amiga Montserrat Puig ha visto la luz uno de nuestros sueños y ya lo tenemos en nuestras manos. En ocasiones no ha sido fácil y sí ha implicado su tiempo, no obstante ha sido maravilloso todo el recorrido vivido junt@s hasta contemplar la publicación de nuestro libro: Abrir el corazón es nuestro regalo. Aprovecho, desde nuestra Kabaña, para mostrarle toda mi gratitud. Un sueño compartido desde nuestras dos individualidades que se han compenetrado y respetado, sublime.

Mi querida familia os deseo una feliz semana en la que visualicéis desde vuestro corazón alguno de vuestros sueños y lo viváis dulcemente. Llega un día en el que se cumplen y es Brutal.

¡Abrazos púrpuras!

Ana Torres

Escucha bien las declaraciones de tu cuerpo

Buenos días querid@s amigu@s. ¿Qué os parece si hoy caminamos hacia el cuidado de nuestro bienestar físico a través del psíquico? ¿Os apetece que lo intentemos junt@s? ¡Podemos!

Nuestros cuerpos acostumbran a mostrar un lenguaje muy expresivo a nuestra propia persona y, en bastantes ocasiones, el origen es nuestro interior emocional. Sí, nuestro organismo entiende, asimila y responde a todas aquellas circunstancias que van surgiendo e influyen directamente en nuestro caminar. Efectivamente, para bien y para mal, o no.

Cuando nuestra autoestima y autovaloración son positivos, y se conjugan con un nivel de auto-exigencia relativamente fácil, nos relajamos y nos sentimos motivados; eso conlleva a cuidarnos, mimarnos y lo percibimos a ojos internos y lo visualizan ojos externos. Brillamos, nuestro interior mental y/o emocional se refleja en nuestra estructura corporal, palpamos nuestra satisfacción global porque nos encontramos bien en la totalidad de nuestro ser. Consecuentemente padecemos muchos menos dolores físicos y nos contemplamos desde ese sabio espejo con un gran cariño, ¡qué bien nos sentimos!

Sin embargo, en ocasiones, la moneda se da la vuelta, vemos la otra cara; afrontamos situaciones que nos desestabilizan, se van del alcance de nuestras manos; nos surge un gran tambaleo mental y nos perdemos de vista un poco-bastante. Además, de manera imperante, emerge nuestra necesidad del «control» , sin ni siquiera elegirlo, cosa que nos azora internamente. No importa, seguimos «acogiéndolo todo» y sin mostrar debilidad alguna, cuando realmente esta avanza; pero nos mantenemos impertérritos y nos la negamos a nosotr@s mism@s. ¿Por qué nos estamos ignorando? ¿Esa es una muestra de respeto a nuestra esencia?

¡Ey! Que lo que nuestra boca calla muchas veces nuestro cuerpo no y con todo su criterio. Cuántas veces pronunciamos frases de la tesitura: ¿Cómo puede ser que me encuentre tan mal? ¿Siento más dolores? ¿Qué me pasa? Y, acto seguido, nuestra sentencia: ¡No tengo motivos! Por favor, recapacitemos, no las obviemos, no deberían ser preguntas retóricas, dejemos esa «seguridad» , inexistente, un poco aparcada.

Seguimos sin escuchar nuestro dolor físico, nos mostramos incrédulos a sus razones, convivimos con nuestra sensación de que se comporta disasociado de nuestra mente, hasta que llega un límite. Este nos implica asimilar que tiene toda la potestad para manifestar lo que silenciamos, llevamos acumulada toda una tesis de lo que padecemos y no nos hemos dado permiso para darle nombre, ni a mirada interna.

No hablamos de victimizarnos, a la primera de cambio, y sí de que nuestro cuerpo es muy sabio y, a veces, las protestas que no surgen desde nuestros labios, salen a través de nuestros órganos, de manera mesurada o no. Quizás va llegando el momento de que le escuchemos y reflexionemos sobre ello, sin reproches.

Lo acabamos aceptando, lo hemos verbalizado a gritos, a través del deterioro de la salud: malestares, contracturas musculares, dolores gástricos, de cabeza e incluso nuestra piel… y , finalmente, decidimos atenderlos cuando ya casi no podemos hacer vida «normal» . Y nos preguntamos causas de todo ello; sinceridad: estamos sufriendo dolor interno desde hace tiempo.

Interesante tener en cuenta que, dependiendo de nuestro momento personal físico y/o psíquico, las defensas de nuestro organismo no alcancen un nivel estable y saludable con lo cual presentamos mayor facilidad para que nuestro sistema inmunitario no reaccione correctamente y se nos muestre el dolor mucho antes de lo que pensábamos

Todo depende de nuestro cúmulo de malestares emocionales, de infinitos orígenes: nuestro ánimo está flojillo, las respuestas de nuestros entornos, o de nosotros mismos, nos decepcionan o nos duelen, estamos hart@s de seguir en continua lucha, surgen más preocupaciones… Y, nos desgastamos, nuestra autoestima va bajando, acabamos dejando a nuestro cuerpo solo ante el peligro de toda inclemencia, el cuidado mental y físico se muestra un tanto ausente y tiene sus consecuencias.

Por favor, paremos, nos va mucho en ello, nos va la calidad de nuestra vida propia y el tiempo que pasemos en ella. Y, aún así, continuamos con nuestra tozudez, nos excusamos ante nuestro propio ser porque somos incapaces de gestionarnos con la asertividad de la que necesitamos en grandes cantidades. Paciencia, profundicemos paso a paso y si, de inicio, no oímos a nuestro interior, empecemos escuchando la sabiduría de nuestro cuerpo que nos conducirá al origen de todo.

En función de nuestra fragilidad no-reconocida, llegamos incluso a indignarnos ante argumentos ajenos que «osadamente» nos recuerdan que deberíamos frenar y de cuidarnos. Para más inri, nos defendemos por no hacer caso, sabiendo que nos lo comentan por nuestro bienestar quienes nos quieren. Sólo se nos ocurre un: ¡qué fácil es para quien no lleva mis zapatos! Sinceramente, necesitamos nuestro espacio de asimilación pero creo que estamos enfadados con nosotr@s mism@s porque no disponemos de suficientes recursos para defendernos y, a veces, lo enfocamos en el/la otr@.

Aquí, y si pudiera ser un poco bastante antes, deberíamos respirar y si no somos capaces de gestionarlo pidamos ayuda, de nuestras personas de confianza y sobre todo a esos grandes profesionales que nos pueden ofrecer esos recursos que tanto anhelamos y no encontramos por mucho empeño que dejemos en ello. Podemos llegar a reorientarnos, generar actitudes de cambio para, poco a poco, llegar a una aceptación, o no, y que el desequilibrio de nuestro cuerpo sea el mínimo, sí. Merecemos convivir, internamente y externamente, con la mayor ausencia de dolor.

«Leerte hoy me ha situado en un puente de mono, esos que son de cuerda, que andas sobre una cuerda, te coges en otra que hay encima y solo te protegen dos cuerdas laterales que parecen barandillas. No miras hacia abajo porque el vértigo te limita y tienes que caminar lento porque solo cabe un pie delante del otro, aunque querrías pasar rápido corriendo, así son algunos momentos. Esos que a menudo nos trae la vida, reales, incontrolados, inesperados siento que camino en ese puente…¿ y mi cuerpo? No sé -pienso- ya me ocuparé después.
¿Y lo hago? Como tú dices cada vez soy más consciente, pero en muchos momentos de mi vida ni siquiera lo aceptaba, era mi gran olvidado, hasta olvidaba respirar profundamente. Me decían «pero llénate de aire y respira»
El cuerpo tiene sus señales y nosotras recursos, aunque a veces los guardamos en el bolsillo en lugar de transitar desde el respeto a nosotras, lo hacemos como caminando por ese puente, sin mirar, reaccionando instintivamente desde eso que oímos desde pequeña: eres fuerte, tú puedes, a costa de lo que sea. Paciencia y tozudez.

Al leerte hago una respiración muy profunda desde la asertividad y me dejo sentir aquello que a menudo oigo de grandes maestros sobre la compasión: tiene que incluirte, sino no es. Y nuestro cuerpo es nuestra vasija, donde vivimos en este momento y se merece que lo tratemos como nuestro tesoro«

Montserrat Puig

Momento Honestidad: Realmente, a lo largo de mi vida, son unas cuantas veces que mi interior no ha querido ver mi nivel de padecimientos/estrés o de mis miedos. Y sí, lo he reflejado «perfectamente» a nivel corporal pero soy muy tozuda, desde pequeñita interioricé significativamente mi gran «etiqueta» , la escuchaba constantemente, mi fortaleza y mis recursos ante todo lo que se me presente en mi vida. Así que no he querido atenderle hasta que, por obligación, me he forzado a ello. Ahora, quiero aprender a respetar, más o mejor, a mi ser y me gustaría practicar esa dulce compasión hacia mí misma, sin proclamarme mártir.

Estoy aprendiendo a verbalizar que ya no soy tan fuerte y necesito ayuda/acompañamiento. ¿Conseguiré mantenerme en este estado de mostrar mi «debilidad«? Francamente no lo sé, aunque sé que sería el mayor respeto hacia mí misma. Por cierto, mi auto-valoración es bastante positiva aunque me encuentre ante un momento no-control de la vida y gran preocupación. Ahora soy capaz de decirlo en voz alta, acepto ayuda externa y no me ignoro o no me padezco en silencio aunque sí convivo con el dolor consecuente de todo ello. Sin más.

Mi querida familia os deseo que disfrutéis de una semana en la cual vuestros dolores físicos y psíquicos sean los mínimos y en caso contrario dejaros oír, respetaros y acompañaros según vuestras necesidades. También podemos entrar en nuestra kabaña y nos escucharemos acompañad@s con dosis extra de cariño. Tal y como nos merecemos.

¡Abrazos morados!

Ana Torres

Silencio, qué bonito suenas

Muy buenos días querida familia. Hoy me presento enamorada de la ausencia de ruido, a solas con vosotr@s, respirando tranquilamente. Me gustaría poder transmitiros semejante sensación y que, mientras estéis leyendo, suene beneficioso para vuestra persona.

Día a día vamos por nuestro sendero y no dejamos de escuchar determinados zumbidos que nos alteran un caminar más tranquilo; es bastante normal, tod@s y todo «resonamos», lo aceptamos. No obstante, vamos a intentar, por un instante, la no presencia de tanto ruido, una gran-disminución: podemos alcanzar una apreciada calma esencial para nuestra persona.

No es que de golpe vayamos a callar nuestra voz ni tampoco haremos enmudecer a quien se nos dirige; somos seres sociales y la base de nuestra convivencia es la buena comunicación. Tampoco apelamos a aislarnos absolutamente; los ruidos emergen de múltiples fuentes, la pauta de la vida diaria los proporciona: la circulación, las obras de «mejora», las conversaciones ajenas, el trajín de los comercios… Realidades que forman parte de nuestro mundo y a las cuales nos acostumbramos. Sin embargo, ¿no necesitamos oportunidades de mayor serenidad? ¡Vamos junt@s a por ellas!

Es muy curioso, estamos tan acostumbrados a convivir con tal pluralidad de estridencias que, aun sonando alguna de ellas, llegamos a pronunciar nuestra valiosa frase: «¡Qué paz se respira!». Por favor, evoquemos a dicho recuerdo y Nuestra Kabaña hoy os invita a vivir, de vez en cuando, sin atender tanto sonido exterior e incluso alguno que provenga de nuestro interior. ¿Reto inalcanzable? ¡No! Busquemos alternativas que lo permitan.

No digo que sea fácil, si bien intentarlo es un paso, busquemos instantes en los que gocemos en exclusividad de nuestra esencia, esquivando todo aquello externo que pueda retumbar en nuestra cabecita; efectivamente frenemos el ritmo dulcemente.

Apaciguarnos gracias a un agradable silencio, que nos baja nuestros niveles de estrés, bien por nuestras dinámicas individuales o bien por situaciones extremas de los movimientos de la vida, más allá de nuestro control… Detener a nuestra mente en un aquí y ahora, alejándonos totalmente de cualquier disrupción que nos cause distracción de nuestro «rinconcito de sosiego» , en él saboreamos un ambiente sublime y consigue regalarnos sentir nuestro respirar de manera acompasada y tranquila. Fluimos alejados de elementos nocivos. ¡Qué bien suena!

¡Ey! Para conseguirlo no nos tenemos que esconder o paralizar, ni mucho menos justificar a mirada ajena. Además, desde nuestra particularidad, seguro que existen actividades, de esas que nos llenan interiormente, y combinadas con ese sigilo tan provechoso, pueden derivar en calidad de vida: un baño relajante, la lectura de un libro atrayente, el contemplar obras de arte naturales (contemplar el cielo, una puesta/salida del sol, de la luna, el mar..), escuchar esa música; sí escuchar música nos puede llevar a nuestro silencio interior…

El poder de conectarnos con nosotros mismos y ofrecer a nuestro foro interno un ambiente espectacular es un propósito real no tiene porqué ser una utopía inalcanzable. Lo podemos conseguir en unos cuantos de nuestros sitios frecuentados, otorgándoles otra apreciación, subiéndoles nuestra valoración personal después de experiencia tan positiva. Por favor, vigilemos esos «NOES» que nos generamos de inicio, derivan en decepciones y rompen ese encantamiento mágico que «SÍ» podíamos haber conseguido.

Y, cuando realmente vives tus momentos propios, llenos de magia, lo sientes como un precioso regalo: respetarte y poner consciencia plena en ti mism@, disfrutándote, como si desaparecieras del mundo echando un velo a tu alrededor. Te sientes cautivad@ ante tu tranquilidad mental, sin apremios ni ponderaciones elevadas de imposiciones ruidosas… Nuestra paz interior no siempre necesita la ausencia total de sonidos pero sí de ruidos que nos destrozan a nivel nervioso, bajar los decibelios exteriores e interiores.

Renovación de energía interna, gran contribución a nuestro bienestar emocional, como si hicieras el amor contigo mismo o las paces con tu ser interno. No nos preocupemos, no es fantasía, aceptamos que volveremos al mundo donde imperan, de nuevo, esos grandes volúmenes. Quizás, ahora, entremos más renovados y auténticos, variando algún sendero y aquellos sonidos se transformen o lo soportemos desde diferente ángulo, quién sabe.

Interesante encontrar nuestros espacios temporales de silencio como hábitos de salud, no dejar tal privilegio en «standby» , exclusivamente para aquellos períodos en los cuales se regalen más a ello. Que sí que es cierto que nuestro tiempo está acotado y cada cual sabe de sus necesidades y obligaciones; no hace falta que duren eternamente…

¿Entonces suena el silencio? Puede que sí o que no, depende de los gustos de la persona. Todo en función de nuestra esencia; eso sí, en él cada cual elige formato y nos podemos encontrar tarareando, escuchando el canto de los pájaros o nuestra música o elegir una meditación suave…, tantas opciones como individu@s.

¿Tanto puede implicar no oír ruidos? Creo que es lo que más se puede asemejar a escucharnos a nosotros mismos, desde nuestro interior, limitando sonidos y pensamientos, buscando lo que nos aporta y suma. Por ejemplo, nuestra memoria gana con esos silencios, en esos instantes de reposo, aprovechamos para visualizar aquello que deseamos y trasladarlo más allá en nuestro interior; seguramente después será más fácil recordarlo en nuestro exterior más ruidoso.

¿Y qué obtenemos con todo ello? Otorgarnos nuestras preciadas licencias de desenfocar de lo que nos oprime y, quizás, pueda implicar bajar el punto de mira porque nuestra mirada se ha suavizado y llegar a convivir con ello sin tortura. Ganar tranquilidad ante el mundo del ruido. Mira qué bonito suena.

Cuidado que siempre encontraremos excusas de obligación, o nos las recordarán, que nos dejamos señalar ajenamente y nos perdemos de manera unipersonal nuestros momentazos. ¡Ah! Por cierto, dosis de realidad nos susurran que para la única persona que somos imprescindibles, en todo momento, es para nosotr@s mism@s; así que abandonemos titularidades, por un ratito, de nuestros entornos, callemos esos gritos dirigentes: lo necesitamos. Eso sí que es cuidarse a un@ mism@. Sin más sonido que al que decidamos prestar nuestros oídos.

«Vivo mis momentos de silencio; hoy he hecho uno de esos momentos junto a mi piano, cuando lo toco, siento que él y yo estamos juntos, es una gran paz. También, destaco que tengo la suerte de que en mi casa puedo vivir mis momentos de respiración, junto a mi familia»

Dariana Merchán

«Hermosa entrada. La he leído tres veces. El mío es un momento de murmullos internos que no de susurros que me reconstruyan.
Hoy y en este momento, ahora y aquí, yo ando aprendiendo a desaprender sobre ese ruido y ese silencio que no siempre son de mi esencia porque le bajo el volumen y escucho más a mi mente, que es quien remueve experiencias y me «protege» para sobrevivir.
Ando ahí buscando esos momentos y también buscando el botón que reduzca el volumen de los miedos antiguos para escuchar los silencios de mi esencia que me lleva a querer «cuidarme a mi misma» sin expectativas de que nadie me dé aquello que no he pedido, a sentir que nada de lo maravilloso que me pueda dar otro puede hacerme sentir serenidad y tranquilidad si yo no estoy en la misma frecuencia.

Por eso estoy ahí dando espacio a esos silencios internos que me ayudan a reconstruirme. Querida amiga, ahora y aquí, entro en la kabaña y voy a regalarme uno de esos momentos. Gracias por la llave de esta semana»

Montserrat Puig

Momento honestidad: Me gusta gozar de mis momentos de sosiego, me relajan, me dan energía, me empoderan y me auto-valoro como quien soy, simplemente Ana. Y considero que no hago de menos a quienes quiero con locura, simplemente ni me abandono ni me olvido de mí. ¿Lo practico asiduamente? Menos de lo que me gustaría, soy muy cuidadora y, bastantes veces, pondero a los demás por delante de mí. Aún así, creo que voy mejorando, o eso quiero creer.

Lo que sí es cierto es que no necesito marchar de la gran ciudad para tener mis silencios; me considero «hiper-afortunada», en mi hogar disfruto de lugares que se prestan a ello, o yo los contemplo así; desde ellos puedo apreciar la grandeza del cielo o mantener una conversación con mis seres queridos que ya no están pero sí o relatar alguna historia/escrito que me cautive (incluyendo hablar con vosotr@s)… Todo ello un enorme placer.

Mi querida familia os deseo que esta semana, si os vienen ganas, disfrutéis de esos grandes momentazos de silencio, sofocando vuestros ruidos y enfocando en vosotros mismo y vuestra esencia. Muchas gracias por haberme acompañado en este instante de alejamiento de grandes interferencias personales. Brutal.

¡Un abrazo lavanda!

Ana Torres

¿Legislatura unipersonal? ¿Siempre?

Volvemos a coincidir en nuestra Kabaña una nueva semana. ¡Qué agradable sensación! Respirar aire fresco junto a vosotr@s viviendo, por un ratito, un poquito más allá de nuestro individualismo.

A veces, emerge la sensación de que vivimos en una jungla, bastante urbana y, a la vez, asilvestrada, ¿quizás una mirada excesivamente cruel? Puede, pero, en continuas ocasiones, la ley del más fuerte por sobrevivir triunfando impera por doquier, sin mirar cómo podemos afectar a nuestros francos con nuestras acciones.

Cuidar de nuestro bienestar se trata de una actitud sana y de crecimiento, sin lugar a dudas. No obstante, borremos absolutismos de movimientos de vida y ponderemos si nuestra actitud debería mostrar diferentes registros según los caminos que emprendemos y valorando a las personas que fluyen simultáneamente.

Que sí, que tenemos la potestad de «dirigir» nuestra vida y es de gran importancia mantener nuestro interior bien guardado, protegiéndolo de momentos de exceso de responsabilidades, cada uno lo suyo, obviando miradas dolorosas y censuras inapropiadas; conjunto totalmente lícito y ganando salud emocional. No ha lugar a duda de la consideración hacia nuestra personalidad.

Ahora bien, recordemos que individualismo no es sinónimo de egoísmo ni de aislamiento total; confusiones extendidas. Se debe poder diferenciar, ahí está la clave, mesurar si queremos dar buen pie de reacción emocional externa a nuestra acción privada y/o particular.

Francamente, es viable combinar nuestro autocuidado pensando en la mirada personal de los demás, evidentemente sin la intervención de renuncias que nos impliquen dolor en nuestro ser. Cuando nos enfocamos a nivel relacional, tenemos claro que existen límites, por ambas parte, e incluso «adaptaciones» de determinaciones/gustos personales por un bienestar común.

Verbalicemos positivamente: «Hoy por ti y mañana por mí». Por favor, no aniquilemos dicha voz totalmente, convirtiéndola en: «Siempre, en exclusividad, por mí…» Pertenecemos a diversos grupos, los demás nos importan, de verdad que no hay nada de lo que avergonzarse y, además, es bidireccional. Nos podemos encontrar al otro lado, afrontando malestares e inclusive disgustos, porque no han pensado en nosotr@s, necesitaremos apoyos y complicidades que nos gustarán sentir.

Un caminar espontáneo es agradable, aún así tengamos más en cuenta nuestra manera de proceder, va más allá , y reflexionar, antes de actuar, podemos evitar causar grandes heridas. Efectivamente, vigilemos un poco dónde situamos nuestros pies, y sí, sigamos sendero, pero no pisemos los del otro.

Miremos por nuestra retaguardia, puede implicar una gran madurez, no nos ninguneam@s ni nos dejamos para último momento, sino que somos solidari@s; tengamos claro que el que da siempre recibe aunque no sea tal la finalidad inicial.

Por supuesto que tod@s podemos tener un lapsus en nuestras actuaciones, somos humanos. Pero cuando nos recuerdan que no hemos pensado en ell@s, que quizás hemos sido egocéntricos y percibimos desaprobaciones, nos sabe mal y no lo aceptamos aunque nos lo muestren con buenas maneras. ¡Ey! ¡Venga! Sin ofensas, visualizamos el dolor generado y, además, es cierto que el mundo no gira, únicamente entorno a nosotros; podemos ser honestos e intentar ver aquello que se nos está sugiriendo y contrastar…

Demos un paso más grande al reconocer que nos hemos posicionado en nuestra única persona. Simplemente sincerarnos con aquella persona que se ha sentido herida por nuestro «despiste», o no, («partimos de la base del buen corazón que no hace daño deliberadamente o de rechazo al superego que va más allá del resto de mortales»). Rectificar es de sabios, dicen, ¡probémoslo!

Sería interesante mantener, en nuestro pensamiento, que podemos mejorar aquellos ambientes por los cuales fluctuamos, pensando en su globalidad, cómo tod@s aportamos y recibimos, y si es necesario enseñando a quien no sabe pero quiere cuidar. Seguramente las consecuencias que generaríamos serían más beneficiosas y favorables; actuando sanamente, colaborando y regalando grandes dosis de cariño, honestidad e incluso la mayor sinceridad posible.

Atendamos al buen uso de la convivencia y el bienestar plural. Consciencia plena de nuestra transcendencia en las personas de nuestro alrededor y, posiblemente, de manera intensa, para bien o para mal. Por favor, en el último caso, si somos la parte afectada o receptora, intentemos comunicar si no nos hemos sentido bien, antes de generar rencores y, en caso de ser la persona emisora, interioricemos cómo nos sentaría sufrir nuestra actitud en «nuestras propias carnes», antes de excusarnos sin pensar. Un gran paso: recapacitar unid@s y potenciarnos mutuamente.

Responsables y consecuentes, asumiendo y aprendiendo a redirigirnos, a nosotr@s mism@s y al prójimo, porque si no, siempre existen pérdidas: materiales o, lo que es peor y más dañinas, personales. Y, finalmente, cuidado cuando nuestra mente entra en «modo auto», producimos sin estar «presentes» del todo, aquí ya no es que no veamos consecuencia ajena sino que ni percibimos ni lo que generamos en nuestro propio ser: «si no lo veo en mí, imposible que lo vea en ti» .

Optimicemos caminos que convergen en múltiples momentos, va siendo hora que nos centremos un poco y pensemos más allá, en un cambio de mentalidad. Marquemos la diferencia, nuestras acciones/palabras tienen repercusiones, tienen más importancia de lo que pensamos en un inicio.

Individuo versus colectivo: Dualidad que no hace falta enfrentar, no tiene lugar conflicto; simplemente acompañarnos desde nuestras esencias únicas e irrepetibles que, en instantes, se conjugan llegando a un nivel superior de realización personal donde: «soy más feliz si te ayudo a serlo a ti».

Momento Honestidad: Como ya sabéis soy imperfecta y, a veces, me equivoco. Así que, como siempre, me observo y percibo que he podido lastimar en diferentes ocasiones; por mucho que lleve en mi interior contemplar a quien se mueve a mi alrededor. Freno mi búsqueda de argumentos banales y justificaciones inapropiadas y pido perdón a la vez que rectifico. Sé que mi espontaneidad tiene su lado bueno pero existen más interpretaciones y, en ciertos momentos, puedo no haber sido adecuada de forma óptima. Para encontrar mi mejor versión, quiero sopesar mis dinámicas; saber qué trabajar con mayor ahínco. Sin más.

Cada vez más consciente de cómo repercuten mis movimientos y, sí, realmente las otras personas condicionan mis variaciones y no implican una renuncia a mi esencia. Establecerme pactos abiertamente entre mi yo externo y mi yo interno; y, no menos importante, buscar el equilibrio entre tu tú y mi yo. Yo gano y tú ganas, ambos triunfamos.

Mi querida familia, ¿Cómo os han ido estas últimas semanas? Supongo que de todo un poco, así que os deseo que en ésta las consecuencias que recibáis de acciones ajenas os sumen y las que generéis aún más.

¡Abrazos púrpuras!

Ana Torres

Y, gracias a mí, confío… (Primera parte)

Buenos días querid@s amigu@s, en nuestro lujoso paseo semanal valoraremos la tranquilidad que otorga contar con apoyos personales, somos un buen ejemplo de ello. ¿No creéis?

Efectivamente, hoy, nuestra gran protagonista es la confianza en nuestros semejantes; una muestra peculiar a la par que particular en la propia esencia del individu@ que la experimenta o el que la sugiere.

Quizás, solamente quizás, se trate de una dinámica personal, en función de la naturaleza única de cada ser aunque, tal vez, podamos entrenarla llegando a extenderla un poco más allá. Recordemos que a lo largo de nuestro recorrido, y gracias a nuestras interacciones, vamos interiorizando o desechando todo tipo de actitudes.

Si nos posicionamos en una figura de observador, un tanto objetiva, podemos percibir pros y contras sobre la capacidad de mostrarnos confiados ante nuestro prójimo cercano. Aquí, vamos a llevarlo de la manera más cuidadosa posible, empezando por cuando nos «aleja» y acabando con aquellos instantes en los que nos «acerca» .

Empezaremos por aquella mirada que ha entrado en picado respecto a creer en la veracidad de los demás. De aquellas que aplica dichos del modo: «Piensa mal y acertarás» o «En la confianza está el peligro» o «Quien más sabe, menos confía» …

Realmente, argumentos que validan la desconfianza en el otro pueden ser muy variopintos, marcando el paso nuestra propia experiencia. Así podemos hablar de que: atendemos a la protección de nuestro corazón, así duele lo mínimo cuando no se cumple la confianza depositada en el otro; descenso de decepciones, ya llevamos generados unos cuantos: «sabíamos que no lo cumpliría»; presencia total de la individualidad, tanto del que esperaba como del que podía haber cumplido; no queremos ayuda alguna, mejor autogestionarnos solos en nuestras dinámicas, seguro que sale mejor; no dependencia emocional de nuestros grandes vínculos, puede que sean sus ausencias los mayores desengaños …

Cuidado con derivar en sentir pánico si nos compartimos con los demás, podemos generar una fobia que nos puede perjudicar enormemente a nivel emocional, emerge miedo excesivo ante nuestros vínculos y llegamos a obviarlos para evitar decepciones dolorosas. Consecuentemente, sin verlo, podemos destruir relaciones que nos aportaban y ya no las sentimos así en nuestro interior, llegamos a un aislamiento acusado y, buscando causas de todo ello, aparece la pérdida de nuestra propia valoración personal. Necesitamos ayuda, nos atemoriza pero es necesaria, por favor vayamos a por ella.

Ahora, planteamos la contrapartida, escalamos las montañas más altas gracias a esas manos que no nos dejan caer, brutal. Vamos a los beneficios que emergen ante la credibilidad emocional sobre ti o sobre mí: caminar relajados, no siempre a la defensiva temiendo ataques múltiples; vivir acompañados, un bonito viaje de vida, gozando de nuestras relaciones significativas; ganancias de aprendizajes conjuntos, rebajamos el ego que todo lo sabe; sentir una complicidad respetuosa, continuamente nos confirman que nos alientan; delegar parte de responsabilidades que nos pesaban, no nos defraudarán; la continua práctica de esos abrazos que nos regeneran cuando se nos acaba la energía..

Pongamos también atención, intentemos saber ser selectivos para obsequiarnos confiadamente, averiguando con quién poder llevar a cabo dichas camaraderías que llevan implícitas la honestidad y la sinceridad, vidas que confluyen sin exigencias a cambio ni condicionantes que agobien a cualquiera de las partes.

¡Ey! Recordad que el gran valor de nuestra kabaña puede aumentar gracias a vuestras valiosas aportaciones, podemos incrementar nuestros listados, aquí convivimos y confiamos mutuamente, empezando por la lectura y acabando por la escritura.

Por favor, no aniquilemos siempre nuestros votos de confianza en la buena voluntad del otr@. Cierto es que si nuestro «bagaje» lleva acumuladas malas experiencias implicará mayor dificultad de abrirnos al mundo de creer en la humanidad. Démonos un tiempo y no sesguemos dicha actitud a nivel global, nos podemos perder un aporte de calidad vital con quien sí que nos responderá. Una nueva oportunidad, cuando estemos preparados puede representar un paso de crecimiento.

Francamente, a lo largo de nuestra vida, nos va surgiendo un nuevo turno de elección y decidimos si estar presentes como personas que se entregan, o no, eligiendo cómo mostrarnos a nosotr@s mism@s. Tiremos fuera de nuestras mentes algunas expectativas, nos pueden conducir a frustraciones y a un malestar emocional; positivo establecernos límites que nos mantengan en equilibrio. Simplemente, aprendamos a distinguir en quiénes podemos depositar mayor o menor esperanza de tranquilidad emocional, seguramente nos responderán conforme nosotr@s haríamos y, en caso contrario, también nos queda la opción de preguntar sobre aquellas reacciones que nos dolieron, antes de juzgar sentenciando en una nueva decepción.

Y sí, optemos por la opción de camino que más nos llene y aporte, sin censuras ni propias ni mucho menos ajenas y que nuestro alrededor decida su inclinación, aunque no coincida con nuestra mirada. Todo aporta o todo resta, dependiendo de la perspectiva que utilicemos y el momento en el cual nos encontremos, la búsqueda de una armonía nos puede regalar un camino más dulce de seguir, más relajado bajando nuestros flancos de defensa, quizás no necesarios a todas horas.

«La mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando» (Ernest Hemingway)

Momento Honestidad: Desde chiquitita, he sido una persona que he depositado mi confianza en mis relaciones, desde lo más hondo de mi corazón, y no me arrepiento de ello, aunque opiniones externas hayan considerado que era «tontita» por ello. Mi única contestación: «En mi vida yo decido mi caminar y el que más me enamora es creer en los demás, sin más» . Esto no implica que no haya vivido decepciones pero considero que la peor parte no ha sido para mí, yo me he rehecho, he aprendido y he continuado.

A pesar de un mundo de convivencia competitiva, en ocasiones, no he parado de susurrarme: quienes nos «regalamos» ganamos en nuestro interior, nuestra conciencia baila honesta y tranquila, deriva en estabilidad y alegría para nuestro propio ser. Y, para mí, es veraz, por mucho que, a veces, lo haya recordado con lágrimas ante reacciones no esperadas; sí, lo que no he controlado me ha desestabilizado emocionalmente hasta llegar a mi nuevo equilibrio de crecimiento personal. De todo se aprende lección.

Por cierto, he de confesar que cuento con una gran aliada que pocas veces me falla, mi intuición ante las miradas que hablan por sí mismas, esa sensación que te sugiere más un camino u otro; pocas veces se ha equivocado a la hora de mostrar mi entrega personal.

Y, de nuevo, sinceridad a tope, a día de hoy me pueden estar engañando ante mi «inocencia» y, aún así, me reivindico: la condición de otra persona no cambiará la mía, así que seguiré creyendo en el ser humano. Puedo volver a caer y me levantaré, más o menos ágilmente, pero por un rechazo puntual no parará mi calidad global de convivencias humanas de verdad. Eso sí, agradezco a mis relaciones de vida sus valiosas aportaciones, llegan a formar parte de mi esencia. Soy Ana Torres y mantengo fe ciega en ellas, cosa que no condiciona a que actúen únicamente según mis pautas.

Mi querida familia os deseo una semana de mínimas decepciones y grandes dosis de confianza y cariño. Vuestra opción, vuestra decisión; simplemente vuestro criterio.

¡Abrazos muy violetas!

Ana Torres