¿Legislatura unipersonal? ¿Siempre?

Volvemos a coincidir en nuestra Kabaña una nueva semana. ¡Qué agradable sensación! Respirar aire fresco junto a vosotr@s viviendo, por un ratito, un poquito más allá de nuestro individualismo.

A veces, emerge la sensación de que vivimos en una jungla, bastante urbana y, a la vez, asilvestrada, ¿quizás una mirada excesivamente cruel? Puede, pero, en continuas ocasiones, la ley del más fuerte por sobrevivir triunfando impera por doquier, sin mirar cómo podemos afectar a nuestros francos con nuestras acciones.

Cuidar de nuestro bienestar se trata de una actitud sana y de crecimiento, sin lugar a dudas. No obstante, borremos absolutismos de movimientos de vida y ponderemos si nuestra actitud debería mostrar diferentes registros según los caminos que emprendemos y valorando a las personas que fluyen simultáneamente.

Que sí, que tenemos la potestad de «dirigir» nuestra vida y es de gran importancia mantener nuestro interior bien guardado, protegiéndolo de momentos de exceso de responsabilidades, cada uno lo suyo, obviando miradas dolorosas y censuras inapropiadas; conjunto totalmente lícito y ganando salud emocional. No ha lugar a duda de la consideración hacia nuestra personalidad.

Ahora bien, recordemos que individualismo no es sinónimo de egoísmo ni de aislamiento total; confusiones extendidas. Se debe poder diferenciar, ahí está la clave, mesurar si queremos dar buen pie de reacción emocional externa a nuestra acción privada y/o particular.

Francamente, es viable combinar nuestro autocuidado pensando en la mirada personal de los demás, evidentemente sin la intervención de renuncias que nos impliquen dolor en nuestro ser. Cuando nos enfocamos a nivel relacional, tenemos claro que existen límites, por ambas parte, e incluso «adaptaciones» de determinaciones/gustos personales por un bienestar común.

Verbalicemos positivamente: «Hoy por ti y mañana por mí». Por favor, no aniquilemos dicha voz totalmente, convirtiéndola en: «Siempre, en exclusividad, por mí…» Pertenecemos a diversos grupos, los demás nos importan, de verdad que no hay nada de lo que avergonzarse y, además, es bidireccional. Nos podemos encontrar al otro lado, afrontando malestares e inclusive disgustos, porque no han pensado en nosotr@s, necesitaremos apoyos y complicidades que nos gustarán sentir.

Un caminar espontáneo es agradable, aún así tengamos más en cuenta nuestra manera de proceder, va más allá , y reflexionar, antes de actuar, podemos evitar causar grandes heridas. Efectivamente, vigilemos un poco dónde situamos nuestros pies, y sí, sigamos sendero, pero no pisemos los del otro.

Miremos por nuestra retaguardia, puede implicar una gran madurez, no nos ninguneam@s ni nos dejamos para último momento, sino que somos solidari@s; tengamos claro que el que da siempre recibe aunque no sea tal la finalidad inicial.

Por supuesto que tod@s podemos tener un lapsus en nuestras actuaciones, somos humanos. Pero cuando nos recuerdan que no hemos pensado en ell@s, que quizás hemos sido egocéntricos y percibimos desaprobaciones, nos sabe mal y no lo aceptamos aunque nos lo muestren con buenas maneras. ¡Ey! ¡Venga! Sin ofensas, visualizamos el dolor generado y, además, es cierto que el mundo no gira, únicamente entorno a nosotros; podemos ser honestos e intentar ver aquello que se nos está sugiriendo y contrastar…

Demos un paso más grande al reconocer que nos hemos posicionado en nuestra única persona. Simplemente sincerarnos con aquella persona que se ha sentido herida por nuestro «despiste», o no, («partimos de la base del buen corazón que no hace daño deliberadamente o de rechazo al superego que va más allá del resto de mortales»). Rectificar es de sabios, dicen, ¡probémoslo!

Sería interesante mantener, en nuestro pensamiento, que podemos mejorar aquellos ambientes por los cuales fluctuamos, pensando en su globalidad, cómo tod@s aportamos y recibimos, y si es necesario enseñando a quien no sabe pero quiere cuidar. Seguramente las consecuencias que generaríamos serían más beneficiosas y favorables; actuando sanamente, colaborando y regalando grandes dosis de cariño, honestidad e incluso la mayor sinceridad posible.

Atendamos al buen uso de la convivencia y el bienestar plural. Consciencia plena de nuestra transcendencia en las personas de nuestro alrededor y, posiblemente, de manera intensa, para bien o para mal. Por favor, en el último caso, si somos la parte afectada o receptora, intentemos comunicar si no nos hemos sentido bien, antes de generar rencores y, en caso de ser la persona emisora, interioricemos cómo nos sentaría sufrir nuestra actitud en «nuestras propias carnes», antes de excusarnos sin pensar. Un gran paso: recapacitar unid@s y potenciarnos mutuamente.

Responsables y consecuentes, asumiendo y aprendiendo a redirigirnos, a nosotr@s mism@s y al prójimo, porque si no, siempre existen pérdidas: materiales o, lo que es peor y más dañinas, personales. Y, finalmente, cuidado cuando nuestra mente entra en «modo auto», producimos sin estar «presentes» del todo, aquí ya no es que no veamos consecuencia ajena sino que ni percibimos ni lo que generamos en nuestro propio ser: «si no lo veo en mí, imposible que lo vea en ti» .

Optimicemos caminos que convergen en múltiples momentos, va siendo hora que nos centremos un poco y pensemos más allá, en un cambio de mentalidad. Marquemos la diferencia, nuestras acciones/palabras tienen repercusiones, tienen más importancia de lo que pensamos en un inicio.

Individuo versus colectivo: Dualidad que no hace falta enfrentar, no tiene lugar conflicto; simplemente acompañarnos desde nuestras esencias únicas e irrepetibles que, en instantes, se conjugan llegando a un nivel superior de realización personal donde: «soy más feliz si te ayudo a serlo a ti».

Momento Honestidad: Como ya sabéis soy imperfecta y, a veces, me equivoco. Así que, como siempre, me observo y percibo que he podido lastimar en diferentes ocasiones; por mucho que lleve en mi interior contemplar a quien se mueve a mi alrededor. Freno mi búsqueda de argumentos banales y justificaciones inapropiadas y pido perdón a la vez que rectifico. Sé que mi espontaneidad tiene su lado bueno pero existen más interpretaciones y, en ciertos momentos, puedo no haber sido adecuada de forma óptima. Para encontrar mi mejor versión, quiero sopesar mis dinámicas; saber qué trabajar con mayor ahínco. Sin más.

Cada vez más consciente de cómo repercuten mis movimientos y, sí, realmente las otras personas condicionan mis variaciones y no implican una renuncia a mi esencia. Establecerme pactos abiertamente entre mi yo externo y mi yo interno; y, no menos importante, buscar el equilibrio entre tu tú y mi yo. Yo gano y tú ganas, ambos triunfamos.

Mi querida familia, ¿Cómo os han ido estas últimas semanas? Supongo que de todo un poco, así que os deseo que en ésta las consecuencias que recibáis de acciones ajenas os sumen y las que generéis aún más.

¡Abrazos púrpuras!

Ana Torres

Anuncio publicitario

2 comentarios en “¿Legislatura unipersonal? ¿Siempre?

    1. Hola Marga,
      Agradecida de tu paso por nuestra Kabaña, no sé interpretar bien tus interrogantes, si te refieres al título o al contenido.
      Nuestro título de hoy es para llamarnos a pensar cómo nos auto-gobernarnos cuando nos relacionamos con los demás, si pensamos en quien se gestiona a nuestro lado, decidiendo desde nuestro poder personal (en solitario o acompañado). La elección de cada uno será correcta para sí mismo.

      Gracias por preguntar, siempre dispuesta a mejorar.

      Ana

      Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s