Y, gracias a mí, confío… (Primera parte)

Buenos días querid@s amigu@s, en nuestro lujoso paseo semanal valoraremos la tranquilidad que otorga contar con apoyos personales, somos un buen ejemplo de ello. ¿No creéis?

Efectivamente, hoy, nuestra gran protagonista es la confianza en nuestros semejantes; una muestra peculiar a la par que particular en la propia esencia del individu@ que la experimenta o el que la sugiere.

Quizás, solamente quizás, se trate de una dinámica personal, en función de la naturaleza única de cada ser aunque, tal vez, podamos entrenarla llegando a extenderla un poco más allá. Recordemos que a lo largo de nuestro recorrido, y gracias a nuestras interacciones, vamos interiorizando o desechando todo tipo de actitudes.

Si nos posicionamos en una figura de observador, un tanto objetiva, podemos percibir pros y contras sobre la capacidad de mostrarnos confiados ante nuestro prójimo cercano. Aquí, vamos a llevarlo de la manera más cuidadosa posible, empezando por cuando nos «aleja» y acabando con aquellos instantes en los que nos «acerca» .

Empezaremos por aquella mirada que ha entrado en picado respecto a creer en la veracidad de los demás. De aquellas que aplica dichos del modo: «Piensa mal y acertarás» o «En la confianza está el peligro» o «Quien más sabe, menos confía» …

Realmente, argumentos que validan la desconfianza en el otro pueden ser muy variopintos, marcando el paso nuestra propia experiencia. Así podemos hablar de que: atendemos a la protección de nuestro corazón, así duele lo mínimo cuando no se cumple la confianza depositada en el otro; descenso de decepciones, ya llevamos generados unos cuantos: «sabíamos que no lo cumpliría»; presencia total de la individualidad, tanto del que esperaba como del que podía haber cumplido; no queremos ayuda alguna, mejor autogestionarnos solos en nuestras dinámicas, seguro que sale mejor; no dependencia emocional de nuestros grandes vínculos, puede que sean sus ausencias los mayores desengaños …

Cuidado con derivar en sentir pánico si nos compartimos con los demás, podemos generar una fobia que nos puede perjudicar enormemente a nivel emocional, emerge miedo excesivo ante nuestros vínculos y llegamos a obviarlos para evitar decepciones dolorosas. Consecuentemente, sin verlo, podemos destruir relaciones que nos aportaban y ya no las sentimos así en nuestro interior, llegamos a un aislamiento acusado y, buscando causas de todo ello, aparece la pérdida de nuestra propia valoración personal. Necesitamos ayuda, nos atemoriza pero es necesaria, por favor vayamos a por ella.

Ahora, planteamos la contrapartida, escalamos las montañas más altas gracias a esas manos que no nos dejan caer, brutal. Vamos a los beneficios que emergen ante la credibilidad emocional sobre ti o sobre mí: caminar relajados, no siempre a la defensiva temiendo ataques múltiples; vivir acompañados, un bonito viaje de vida, gozando de nuestras relaciones significativas; ganancias de aprendizajes conjuntos, rebajamos el ego que todo lo sabe; sentir una complicidad respetuosa, continuamente nos confirman que nos alientan; delegar parte de responsabilidades que nos pesaban, no nos defraudarán; la continua práctica de esos abrazos que nos regeneran cuando se nos acaba la energía..

Pongamos también atención, intentemos saber ser selectivos para obsequiarnos confiadamente, averiguando con quién poder llevar a cabo dichas camaraderías que llevan implícitas la honestidad y la sinceridad, vidas que confluyen sin exigencias a cambio ni condicionantes que agobien a cualquiera de las partes.

¡Ey! Recordad que el gran valor de nuestra kabaña puede aumentar gracias a vuestras valiosas aportaciones, podemos incrementar nuestros listados, aquí convivimos y confiamos mutuamente, empezando por la lectura y acabando por la escritura.

Por favor, no aniquilemos siempre nuestros votos de confianza en la buena voluntad del otr@. Cierto es que si nuestro «bagaje» lleva acumuladas malas experiencias implicará mayor dificultad de abrirnos al mundo de creer en la humanidad. Démonos un tiempo y no sesguemos dicha actitud a nivel global, nos podemos perder un aporte de calidad vital con quien sí que nos responderá. Una nueva oportunidad, cuando estemos preparados puede representar un paso de crecimiento.

Francamente, a lo largo de nuestra vida, nos va surgiendo un nuevo turno de elección y decidimos si estar presentes como personas que se entregan, o no, eligiendo cómo mostrarnos a nosotr@s mism@s. Tiremos fuera de nuestras mentes algunas expectativas, nos pueden conducir a frustraciones y a un malestar emocional; positivo establecernos límites que nos mantengan en equilibrio. Simplemente, aprendamos a distinguir en quiénes podemos depositar mayor o menor esperanza de tranquilidad emocional, seguramente nos responderán conforme nosotr@s haríamos y, en caso contrario, también nos queda la opción de preguntar sobre aquellas reacciones que nos dolieron, antes de juzgar sentenciando en una nueva decepción.

Y sí, optemos por la opción de camino que más nos llene y aporte, sin censuras ni propias ni mucho menos ajenas y que nuestro alrededor decida su inclinación, aunque no coincida con nuestra mirada. Todo aporta o todo resta, dependiendo de la perspectiva que utilicemos y el momento en el cual nos encontremos, la búsqueda de una armonía nos puede regalar un camino más dulce de seguir, más relajado bajando nuestros flancos de defensa, quizás no necesarios a todas horas.

«La mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando» (Ernest Hemingway)

Momento Honestidad: Desde chiquitita, he sido una persona que he depositado mi confianza en mis relaciones, desde lo más hondo de mi corazón, y no me arrepiento de ello, aunque opiniones externas hayan considerado que era «tontita» por ello. Mi única contestación: «En mi vida yo decido mi caminar y el que más me enamora es creer en los demás, sin más» . Esto no implica que no haya vivido decepciones pero considero que la peor parte no ha sido para mí, yo me he rehecho, he aprendido y he continuado.

A pesar de un mundo de convivencia competitiva, en ocasiones, no he parado de susurrarme: quienes nos «regalamos» ganamos en nuestro interior, nuestra conciencia baila honesta y tranquila, deriva en estabilidad y alegría para nuestro propio ser. Y, para mí, es veraz, por mucho que, a veces, lo haya recordado con lágrimas ante reacciones no esperadas; sí, lo que no he controlado me ha desestabilizado emocionalmente hasta llegar a mi nuevo equilibrio de crecimiento personal. De todo se aprende lección.

Por cierto, he de confesar que cuento con una gran aliada que pocas veces me falla, mi intuición ante las miradas que hablan por sí mismas, esa sensación que te sugiere más un camino u otro; pocas veces se ha equivocado a la hora de mostrar mi entrega personal.

Y, de nuevo, sinceridad a tope, a día de hoy me pueden estar engañando ante mi «inocencia» y, aún así, me reivindico: la condición de otra persona no cambiará la mía, así que seguiré creyendo en el ser humano. Puedo volver a caer y me levantaré, más o menos ágilmente, pero por un rechazo puntual no parará mi calidad global de convivencias humanas de verdad. Eso sí, agradezco a mis relaciones de vida sus valiosas aportaciones, llegan a formar parte de mi esencia. Soy Ana Torres y mantengo fe ciega en ellas, cosa que no condiciona a que actúen únicamente según mis pautas.

Mi querida familia os deseo una semana de mínimas decepciones y grandes dosis de confianza y cariño. Vuestra opción, vuestra decisión; simplemente vuestro criterio.

¡Abrazos muy violetas!

Ana Torres

¡Por fin escucho mi voz!

Un nuevo martes en el cual vamos a pasear junt@s, por un ratito. Desde nuestra Kabaña, y contando con vuestro permiso, alzo la voz y me sale un alto y muy sincero: «¡Buenos días querida familia!». La verdad es que me ha sentado muy bien saludaros con alegría y un gran ímpetu.

Qué importante es poder dejar ir nuestras palabras, desde nuestro ser, en voz alta y sin necesidad de silenciarlas, lástima que no lo practiquemos más asiduamente. Cuidadín que todo aquello que no decimos, y queríamos expresar, se nos queda en nuestro interior, no se volatiliza y, más tarde, se nos puede presentar a través de emociones como la rabia y la impotencia o incluso nuestro cuerpo lo muestra en formato de dolores físicos o nuestra mente en formato de dolores psíquicos.

Si ponemos un poco de atención, percibiremos que son muchas las ocasiones en las que, en nuestras convivencias, contestamos con movimientos de cabeza sin articular muchas palabras, bien para asentir o bien para discernir. ¿Y nos dejamos ver realmente? Tengo mis dudas de que así sea. Y puede que en momentos puntuales nos sea válido pero como dinámica de comunicación recíproca no. Para reflejarnos «in situ» es requerida nuestra presencia, de manera real y visible, a través de nuestras palabras, que suenen más allá de nuestros propios oídos y no que, siempre, resuenen únicamente en nuestro interior como un quejido.

De inicio, actuamos condicionados, puede que nuestras conclusiones sobre estas «maneras de actuar», a veces, pueden estar distorsionadas; reflexionemos sobre nuestros hábitos pautados por otras épocas/personas/mundos. ¡Ey! Que nuestra opinión no tiene por qué ser disruptiva si no decidimos dar por bueno aquello que se nos presenta. Podemos mostrar nuestra disconformidad sin ser tachados de desagradables. En caso contrario, quizás el problema no es nuestro sino de la otra parte que no nos ofrece opción de replica al no ser la deseada por su parte, sin darnos pie a nuestra esencia. Y no estamos hablando de dar respuestas reactivas, a costa de lo que sea, sino de construir desde varias miradas.

De nuevo, constato que no apelo al imperio de nuestra única opinión, simplemente que no creo que tampoco debamos de dejar que las otras voces representen las nuestras propias, en todo momento. No se trata de generar conflictos con las otras miradas pero tampoco de perdernos nosotros, vayamos a la búsqueda de un equilibrio y, para ello entra en juego nuestra voz más crecida.

Podemos verbalizar en voz alta nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros gustos, nuestros ideales,…, y encontrar una gran variedad de beneficios. Entre ellos, uno de los más importantes sentir que existimos, desde nuestra propia individualidad con criterio y opinión, de acuerdo o de desacuerdo. De gran importancia porque una de las mayores frustraciones que se pueden llegar a sentir, si no lo hacemos, es sentirse ignorad@, inclusive por nosotr@s mism@s.

Por otro lado, podemos minimizar unas cuantas-bastantes desilusiones, de aquellas que se nos generan cuando no manifestamos públicamente pensamientos e ideas que consideramos de importancia; por miedo a que no sean validados externamente. ¿De verdad? Anulemos nuestras auto-censuras, podemos aportar mucho al mundo en el cual nos estamos moviendo dejando de caer en la trampa de que nuestra opinión no importa y, sí, es primordial para nuestra propia individualidad.

También, desechamos conformismos, con los que no nos gusta claudicar, sobre todo cuando aquello que escuchamos no forma parte de nuestra esencia y, de hecho, destacar que verbalizando nuestra disconformidad no llegaremos a derivar en conflictos nocivos con nuestros valores principales; consecuentemente, nuestro empoderamiento en la vida aumenta a grandes pasos. ¡Sabemos quiénes somos!

Marcar la diferencia e ir de cara, otra gran aportación; sencillamente una persona que sabes que acostumbra a usar su sinceridad, estés de acuerdo o no, te generará mayor confianza que aquellos que puedan mostrar una opinión silenciosa ante ti, asintiendo a todo, y después sus verbalizaciones por otros lares sean totalmente opuestas. ¿Cuál es la mejor opción? Lo tenemos claro.

Evidentemente, las formas tienen sus límites, no se trata de, a la hora de mostrarnos, aniquilar verbalmente a aquellos con los que estamos manteniendo una relación de convivencia o de servicios. Recordemos que el respeto mutuo es una base de vida y, si quiero que lo muestres conmigo, yo te lo tengo que mostrar a ti: relación bidireccional en alto grado de consideración.

Y, sin embargo, en bastantes ocasiones, debemos guardarnos para nosotr@s lo que pensamos, a pesar de tener toda nuestra razón, porque queremos conseguir nuestros objetivos y dependemos de otras personas que, sinceramente, no muestran el mínimo atisbo de facilitarnos el camino ayudándonos o, sencillamente, llevando a cabo lo que deben hacer por su «rol» . ¿De verdad que esa es una senda en positivo? ¿No acompañar a otras personas porque no les concierne a su individualidad aquello que se les solicita? ¿Es lícito callar voces, que merecen ser escuchadas, por otras que ostentan un «papelón» en una cadena de relaciones humanas? Quizás no son tan humanas, ahí lo dejo.

Queda entendido, perfectamente, que existen unos protocolos sociales para que el «entendimiento» sea bien llevado. ¿Qué requisitos se deben dar para que sea así? Deberían ser dosis de voluntad, por todas las partes implicadas, seguidas de una buena comunicación, lo cual no implica sumisión. Por favor, tengamos claro que si no estamos de acuerdo con alguna idea/gestión/acción podemos verbalizarlo en voz alta, que no es lo mismo que decirlo a gritos ni con malas palabras, y que, por encima de todo, existe el derecho a la libertad de expresión, teniendo en cuenta que la mía acaba donde empieza la tuya, o no.

Aprendamos a coexistir con opiniones en voz alta, sin llevárnoslas siempre a lo personal, si no son de nuestro agrado, y recordemos que formamos parte del juego con lo que la replica es una opción, sin más. No claudiquemos con auto-concepciones sobre nuestra dialéctica o sobre el grado de importancia de nuestras aportaciones, que puede ser que al principio nos cueste y, sin embargo, después de varios pasos, nos saldrá con la naturalidad que buscábamos de un inicio y no encontrábamos.

Por favor, hagamos realidad la convivencia de todas la diversidades de voces que existen, sin menosprecios, yendo siempre por delante la sensibilidad por los demás y cuidando de los derechos universales; creo que esta aclaración no era necesaria pero me ha gustado decirlo en voz alta. Importante evitar equívocos no necesarios, ¿no creéis?

» Que real es esta lucha, la de callar lo que pienso o lo que siento «por si a caso». Este fue un aprendizaje de mi infancia y mi lucha aún hoy, en muchos momentos: poder expresar lo que siento sin miedo a los pre-juicios o hacer daño a otros.
Esta es una lucha que lleva a controlar hasta que se explota y se dice, entonces sin control. No es bueno así tampoco.
Y comparto contigo sentir que si yo no puedo expresar mi opinión libremente, quizás no es un problema de lo que yo expreso sino de lo quieren los demás que diga.
Todo eso me hace conectar con la asertividad: hay tantas verdades como personas y tantas diversidades como sentires.
Utilizar el poder o la
jerarquía burocrática para reducir la voz de los demás, da que pensar. Eso no es liderazgo. Eso se basa en la soberbia y la violencia sutil. Nada más lejo de mi ideal social.
La autetica convivencia y la diversidad de opiniones se dan la mano y enriquecen la comunidad que las comparte, que escucha y que, através del respeto a cada uno de los que la forman puede compartir diferentes voces y visiones del entorno.
Doy gracias a esas maravillosas personas que me han ayudado a expresarme libremente y me han escuchado desde el corazón
» .

Montserrat Puig

Momento honestidad: Sí, he callado muchas veces cuando creía que debería haber contestado con mi voz ante determinadas situaciones. Estoy aprendiendo a hacerlo, en mi niñez me educaron de una manera que debía silenciarme ante hechos concretos o personas señaladas, ¿acaso de mayor «rango» que yo? A día de hoy, entiendo perfectamente que nadie es ni mejor ni peor que yo; así que me permito que mi dinámica verbal sea cada vez más «palpable y audible» a oídos, ajenos y propios. Me regalo mi propio ser ante las circunstancias que van surgiendo en el caminar y siento un gran bienestar, tanto si tengo la razón como si veo que me equivoco y, en consecuencia, aprendo, rectifico y crezco.

Se trata básicamente de percibirme viva y no como ovejita que sigue al rebaño, crea en sus premisas o no. Y, con toda rigurosidad admito que, a pesar de todos mis grandes argumentos, sigo callando en momentos en los cuales quisiera hablar pero no lo hago. Tengo fe de que, poco a poco, conseguiré avanzar más, por mi derecho personal, y aunque, a veces, no sea escuchada.

Mi querida familia, os deseo que esta semana gocéis de permisos para poder decir en voz alta aquello que necesitéis verbalizar, llegando así a los mínimos; «Quería haber contestado y me duele no haberlo hecho» y a los máximos: «Me siento bien por decirlo».

¡Abrazos muy violetas!

Ana Torres

¡Nos celebramos querida familia!! ¡Qué bonito!

Querida familia, muy buenos días o  muy buenas tardes. Nos encontramos en un nuevo martes y, quizás, un pelín especial para nuestro grupo. ¡Sí! ¡Vamos a festejar nuestro primer aniversario de convivencia emocional en nuestra Kabaña ! ¿De qué manera? Como sabemos hacerlo, con nuestra charla y nuestras muestras sentimentales.

Cuán importante es valorar y agradecer lo que se tiene en la vida y, ahora, le toca el turno a nuestros acompañamientos, complicidades, muestras de amor y comprensión… ; disculpad que no pare, no puedo dejar de susurrar sustantivos bellos que muestren lo que ha representado el caminar a vuestro lado durante este tiempo.

Semana a semana, de manera muy gratificante, hemos mostrado nuestros corazones llenos de emociones, de sentimientos y pensamientos y, con una bonita mezcla de ellos, hemos construido un bonito refugio. En él, tod@s tenemos voz para dejarla sentir desde nuestras propias circunstancias, mostrando nuestra identidad.

365 días mirando en la misma dirección, dando mayor sentido individual. Sencillamente, estamos aprendiendo a dejar de sentir culpas, vergüenzas, presiones, a dejar de escondernos por nuestras diferencias, y vamos derivando en compartirnos, ser compasivos con nosotros y los otros, a respetarnos y, lo más importante, a SER, en nuestra gran esencia y, eso, es maravilloso. Y aumentaremos calidad, ¿más aún? Evidentemente, seguiremos creciendo, siempre existe el lujo de adquirir aprendizajes nuevos, que nos alumbren en nuestro interior.

¿Quién nos iba a decir cuando empezamos que este proyecto se convertiría en una travesía duradera en el tiempo? Sencillo, únicamente, ha dependido y depende de nosotr@s, así que aquí seguiremos con nuestra voluntad combinada de nuestra constancia. Sí, desde cualquier rinconcito del mundo, continuaremos cuidándonos, ofreciendo nuestras miradas, todas de igual importancia. El requisito: el entendimiento emocional, bidireccional, regalando corazón y acompañando con buena tolerancia.

¿Sabéis una cosa? En 2020 aprendí una lección, de esas que llamamos «de vida» : la soledad no elegida paraliza y destruye. No obstante, con el paso del tiempo, puede emerger un puntal al cual agarrarte y así surgió: escribir desde mi corazón, influía enormemente en mi paz interior, se volvió terapéutico.

Un éxito conseguir que se haya vuelto uno de mis valiosos hábitos, sublime emocionalmente para mi propia individualidad. Y se engrandece con todas vuestras Miradas y/o Aportaciones. Enfocar en apoyarnos incondicionalmente recompensa, totalmente, las horas dedicadas; de verdad. Dosis extras de ilusión y de energía; primero, cuando escribimos y, después, cuando nos visualizamos.

También me pregunté que cuál era el motivo por el que el Universo me había preparado «mi sendero particular». Ahora lo tengo más que claro y no hay día que deje de ratificarme en ello: «Escuchar y Acompañar, en la medida que sepa hacerlo». Supongo que mis propias circunstancias me mostraron la necesidad de sentir unos oídos que te acompañen con complicidad y ternura. Desafortunadamente, cuando algo no se tiene se valora mucho más, aquí estamos aprendiendo a agradecer cuando lo tenemos. Y, aún así, intentaremos seguir evitando ausencias de compañía, a cambio, ofreceremos nuestros abrazos emocionales.

Uno de los mayores tesoros es el regalo del cariño y, si alguien tiene que dar el primer paso, pues lo damos ¿no? Nuestra decisión, nuestro compromiso, nuestra ilusión: nuestras palabras. Sinceramente, no existe nada mejor que hacer lo que tú deseas hacer, sin que exista ni obligación ni dependencia. En esta Kabaña hemos venido a «marcar la diferencia», sin buscar nada más que el bienestar emocional propio y ajeno.

Simplemente, hemos evolucionado a no dejar perder nuestra humanidad y, a la vez, convivir con avances tecnológicos que también pueden representar más niveles de mejora mental. Perdonad por hablar del mundo tecnológico, desconozco muchísima información y no es mi intención infravalorar; francamente, solo espero que nuestra filantropía vaya siempre por delante ya que somos quienes debemos pautarlo, y no nos escudemos en estos otros recursos para no hacer nuestra parte. Sin más.

De nuevo insisto, felicitarnos por seguir junt@s, también ha implicado vuestro esfuerzo de encontrar un instante para vernos. Gracias por ese tiempo dedicado a pasear por aquí, está siendo un valiosísimo regalo, tod@s muestras espectaculares de acompañamiento. Soy Ana Torres, sé que entré como una desconocida, ahora sabéis mucho más de mi corazón y espero aportar un pelín de abundancia emocional en los vuestros.

«Pongámonos la sonrisa y bailemos por este aniversario que nos lleva a compartir emociones y nos trae serenidad y compasión. Es uno de esos festejos que motivan para seguir adelante porque nos aporta, nos construye y nos hace sentarnos a reflexionar y a regalarnos unos minutos para nosotros mismos, sin más: ha llegado el email con la reflexión purpura de Ana. ¿De qué va hoy? ¿me da zasca o me hace sonreír? Ha habido de todo, pero especialmente ha habido, en cada uno de ellos, un abrazo compartido de alma a alma. ¡Te espero el martes que viene!«

Montserrat Puig

Momento honestidad: Enormemente orgullosa de estar aprendiendo a caminar de vuestra mano, imaginando vuestras Miradas y trabajando desde el corazón todo aquello que os quería comunicar, de la manera más honesta y respetuosa que he sabido. Y tengo muy claro que queda mucho por aprender, como fluir más libremente, con menos exigencias externas y más simpatía a nuestro ser interno.

Únicamente me queda destacar el valor de vuestra sonrisa cuando habla y cuando escucha. Sin ella, este lugar no hubiese permanecido con la misma calidad. Querida familia, si este lugar os ha aportado tanto como a mí, sigamos en ello un año más, por ejemplo. Como siempre decimos: pasito a pasito.

Amigu@s, os deseo que paséis una  semana muy dulce, donde las palabras acompañen vuestro corazón; ya sea charlando, leyendo, escribiendo: sintiendo. Sin lugar a dudas envueltos del afecto que os merecéis.

¡Multitud de abrazos púrpuras!

Ana Torres

No controlo, no actúo… ¡Me siento paralizad@!

Feliz mañana/tarde querida familia. Un martes para avanzar un poquito, se puede. Un posible punto de encuentro nos lo ofrece nuestra Kabaña emocional en la que, siempre que lo consideremos oportuno, podemos confiar. No censuras, no juicios, sí creer un@s en otr@s y acompañarnos serenamente.

Ocasionalmente, en nuestras dinámicas de vida, nos ocurren hechos que no entraban, ni por casualidad, en nuestros miles de pensamientos diarios y que, sin embargo, se posicionan de manera prioritaria en nuestro orden del día. En ese momento, nos invade el miedo en grado sumo, totalmente lícito, estamos asumiendo semejantes acontecimientos inesperados y quizás, tal vez quizás, no nos percibamos suficientemente «preparad@s». O sí, pero no lo interpretamos de esta manera, nos encontramos consternad@s y acongojad@s.

Por favor, partamos de la base de que «perder el control de nuestra vida» no es una opción que hayamos elegido, desde nuestra propia individualidad, ni tampoco se nos ha consultado para indicarnos que aquellos esquemas mentales que teníamos se van a ir al traste… Así que, primero de todo, respiremos y dejemos entrar a nuestra gran aliada, de cuyo nombre sabemos: nuestra paciencia.

Paulatinamente, intentemos visualizar a qué nos enfrentamos, de la manera menos dolorosa posible, y ponderemos opciones viables y realistas que nos ahoguen lo mínimo posible, dentro de esas nuevas circunstancias. Nuestro criterio es el que debe ponderar por excelencia, cómo debemos seguir ese desconcertante camino el cual nos ha encogido el corazón e incluso sabemos que puede estar afectando a otras de nuestras miradas referentes, infiriendo más sufrimiento.

Iniciamos sendero, podemos dar un gran paso y hablar claro, en voz alta, sobre cómo nos sentimos, a pesar del vértigo que da marcar la diferencia; nuestra sociedad del siglo XXI no está acostumbrada a la asertividad, por mucho que se cite asiduamente. Pausadamente levantaremos cabeza, seguro que encontraremos miradas que nos acompañarán y aquellas que emitan censura pueden convivir perfectamente porque, sinceramente no las enfocaremos. Hemos venido para hacer nuestro camino y no a pasar la aprobación ajena en todo momento. Podemos no agradar y no pasa nada.

Por nuestro bienestar, retiremos la noción de gobierno absoluto sobre nuestro recorrido, no es real siempre y, no hace falta que lo sea, gradualmente aprenderemos a relativizar o a variar caminos; estaremos más preparad@s para ello y si no, con ayuda lo podremos conseguir.

Si bien es cierto, que a medida que estemos list@s para avanzar, dejaremos atrás el «gesto del avestruz»; los hechos que nos ahogaron se siguen mostrando presentes cuando saquemos nuestro entendimiento a la luz y, tarde o temprano, los tendremos que afrontar. De mejor o menor manera, iremos aprendiendo a seguir sendero en función de nuestro propio tempo.

Día a día, con mucho cariño, podremos realizar pequeñitos cambios que sumados en una línea temporal será un gran crecimiento de cambio para reubicarnos en aquello que ya no controlábamos y podremos sentirnos un poquitín más solid@s.

Aprender a ponernos límites de las renuncias que queremos aceptar, si es el caso, sin remordimientos y abandonemos el vicio que tenemos de sobrepensar y fustigarnos en todo momento, ni somos omnipresentes ni queremos aceptarlo todo porque estemos catalogados con esa losa de extrema fortaleza.

Simplemente no tener miedo a no saber encontrar un inicio de camino a las nuevas circunstancias, y si se tiene no importa, no tenemos que dirigirlo todo, desde el inicio… Como dice mi querida amiga: «Mirando a la vida me doy cuenta de que no controlo nada», y tiene toda la razón, sin más. Lo que sí podemos es ir aprendiendo a navegar por ella con complicidades, propias y ajenas.

El desconcierto ante lo que está sucediendo nos puede generar la sensación de empequeñecer es más que normal pero no es real, seguimos manteniendo nuestra esencia; simplemente, vivimos en rumbos variados involuntariamente, el tiempo puede ayudar a resituarnos en nuestro camino y poder reencontrar nuestra plenitud dentro de las nuevas coyunturas.

Recuperar nuestra energía será primordial, desde nuestra voluntad, y entendiendo que aquel estancamiento ya ha pasado, que no nos hemos perdido, simplemente ha sido necesario un proceso de recuperación ante esos «shocks emocionales» que no se pueden ni se deben dominar. Convivir con la compresión, interna y externa, nos empoderará en esos nuevos pasos, diferentes, primero serán flojitos y después nos sonarán más firmes en nuestro interior. Sin más.

Momento honestidad: Me confieso, no soy «superpoderosa» ante todas las circunstancias que me ha ido ofreciendo la vida en mi caminar. Efectivamente, en determinados momentos, he sentido que perdía todo la autoridad sobre mi vida. Una vez reubicada, me he llegado a preguntar: «¿Cómo he podido sobrevivir a todas las reflexiones que han atropellado mi mente saboteándola de manera inconsciente?» Sencillamente, creo que he recurrido a mi resiliencia y a mi paz mental , he dejado todo mi ser y mi corazón en aquello que me ha atormentado. Y sí, poco a poco, el tiempo me ha ayudado a posicionarme de nuevo y seguir dando pasito tras pasito, llegando a racionalizar/aceptar todo aquello que, emocionalmente, atropellaba a mi existencia.

Aprender a obviar el enfocar, exclusivamente, en aquello que no controlaba y apoyándome en quién soy y quiénes me ayudan a sostenerme y recuperarme. Hay tiempo de recorrido en el cual nosotr@s devolveremos ese apoyo emocional, que una vez necesitamos, entenderemos un poco mejor dónde se encuentran nuestros seres apreciados de corazón y nuestra respuesta será: estoy aquí.

Mi querida familia os deseo una semana en la cual viváis un camino llano y sin demasiadas complicaciones demasiado difíciles que os descompongan vuestros esquemas. Contad con aliad@s que os den la mano y, sin desesperanza, intentad recopilar resistencia para seguir adelante con compasión a vuestra mirada.

¡Un gran abrazo morado suave!

Ana Torres

¿De verdad no ves lo mismo que yo?

Buenos días amigu@s, un martes de volver a juntar miradas, por un ratito. Disculpad que en cada entrada apele al martes por la mañana, para mí es la referencia temporal de una bonita charla que implica mi responsabilidad voluntaria de acompañamiento con vosotr@s y conmigo misma; no obstante, entiendo que para el resto del mundo no será igual ya que la realidad con la que se vivará puede ser bastante diferente.

Es curioso como un mismo hecho tiene infinitas versiones y cada una de ellas con su propio fundamento, múltiples miradas que lo enfocan y diferentes apreciaciones que lo valoran. Importante dejar relegada la supremacía de una sola y atendamos a las diferentes individualidades, a nuestros mundos particulares de pensamientos, sentimientos y emociones.

Por favor, fuera el decreto unipersonal: «Lo que es, es; porque yo lo digo» ; interesante ir derogando todas las dictaduras y, aquí, hablamos de una bastante peligrosa: El poder de las palabras y los criterios establecidos, incoherentemente. Actuación un poco-bastante coercitiva.

Afortunadamente, múltiples versiones ante mismo incidente y no tienen por qué corresponder a imaginación desmesurada o inapropiada. Sencillamente entra en juego nuestra propia vida que interpreta, nuestro caminar va condicionado por nuestras experiencias vividas y los contextos en los cuales hemos convivido aprendiendo maneras de mirar la vida.

¿Y quién tiene más razón???? ¡Pues nadie o todos! Cuidado con querer mantener siempre nuestra mente rígida sin dejar espacio, que no hablamos de una mirada que se encuentre demasiado desviada de una realidad aparente; así que, dentro de unos baremos, toda explicación merece oportunidad de estar presente.

Aceptar que la realidad, como tal, no la vemos; más bien enfocamos desde nuestras percepciones individuales, y normalmente acostumbran a tener puntos en común con nuestros congéneres; sin embargo, cada ser como individuo único aportará sus propios matices. Ni mejores ni peores.

Por otro lado, a veces, sería necesario presentar mentes abiertas a modificaciones de nuestras propias percepciones, así, si se da el caso, podemos optar a otras que no disten tanto como la nuestra de una descripción un poco más objetiva. ¡Ey! Tengamos en cuenta que, cuando contrastamos con opiniones ajenas, las tenemos en mejor consideración si provienen de personas cercanas que si se trata de quienes no nos representan ningún vínculo, por desconocernos o por no tener puntos en común. En estos últimos casos, quizás, no ofrecemos oportunidad alguna. ¿Actitud proactiva o reactiva?

Básico: Respetar aquellas impresiones que fluctúen a nuestro alrededor y, por mucho que creamos que van erradas, recordemos que será desde nuestro punto de mira, más o menos acertado. Puede ser muy interesante y positivo relacionarse con prismas diferentes a los nuestros.

Cuidado que nuestras representaciones parten de nuestra propia mochila de donde podemos extraer fundamentos con estereotipos interiorizados, roles estipulados, e inclusos sesgos cognitivos que impliquen una falta de lógica,… Todo el conjunto nos puede arrastrar a apreciaciones un tanto deformadas. Simplemente escuchemos y contrastemos. Podemos realizar nuevos aprendizajes y reorientarnos. Nada es absoluto.

Ni yo poseo la verdad ni tú tampoco; lo más dulce: verdades dispares aprendiendo a convivir con una base de tolerancia y si, además, entra en juego la complicidad, quizás podamos construir junt@s una afirmación que se asemeje más a la pura realidad.

Mi pensamiento deriva en esas noticias importantes que nos ofrecen a diario, actuando nosotr@s como receptores. Nos relatan desde múltiples fuentes y, a veces, surgen dificultades de lectura, no sabemos interpretar si hablan del mismo acontecimiento. Fuentes, en teoría entrenadas para ser más que «objetivas» y nos llegan a «confundir» … Entramos en el después de recibirlas, nosotr@s como meros observadores las comentamos, pasan a ser aún mucho más subjetivas, nuestra implicación marca, consecuencia más directa: las variedades será exponencialmente aumentadas y cada cual tendrá sus argumentos.

Simplemente cuidemos nuestras miradas, descartar la mayor cantidad de distorsiones incipientes ante la «posible realidad» , antes de que nos desequilibren ante una existencia diferente y, si hay posibilidad, ofrecernos oportunidades de entrever, un poco más, valorando nuestra esencia. Sin más.

Momento Honestidad: Han existido épocas en mi vida en las que he convivido con un grado alto de desconcierto que me ha llevado a dudar de mi criterio o de mi «saber hacer» en una dinámica de percepción de vida o de aquellas que enfocaban los eventos junto a mí, ¿no veíamos lo mismo? Ahora, desde hace unos añitos, entiendo que es imposible que alguien, que no sea yo misma, pueda entender mi percepción, igual que yo tampoco puedo mimetizar acciones/pensamientos de l@s otr@s, sin yo verlos en mi interior. La verdad es que es un descanso permanente dejar atrás la lucha de egos por el quién tiene la razón y respetar miradas, incluida la propia.

Mi querida familia, os deseo una semana de lucidez y crecimiento ante los diferentes cruces de mirada que podáis encontrar en vuestro caminar diario. ¡A por una comunidad multicolor de visualizaciones y/o percepciones!

¡Un abrazo muy violeta!

Ana Torres

Mi amargura económica, necesito respirar…

Hola de nuevo, querid@s amigu@s. Entramos en un martes en el cual nos vamos a acompañar desde las preocupaciones que se nos generan en un mes como el de enero. Esperemos que junt@s podamos desenfocarnos un poco del poder de don dinero.

Supercuesta económica, de difícil caminar, empezamos a visualizar nuestros agobios monetarios. Infinitas miradas de desasosiego: si soy independiente, no puedo con mis pagos mensuales; si estoy intentando serlo, no alcanzo optar a ello; si quiero ahorrar para mi proyecto, desisto ya que mis ingresos son insuficientes; si quiero mantener mi nivel de vida, ahora es insalvable… Y la lista podría seguir con más «sies», a cuál más aflictivo…

Nuestras cabecitas se están agobiando y aterrizan terribles conclusiones de un mundo injusto, no tenemos suficiente dinero, ¿somos insolventes? ¿la nueva generación pobre?… ¿Estamos exagerando o nuestras percepciones responden a la realidad? Miremos con atención, acompañad@s y, a poder ser, sin entrar en la desesperación.

Centrados en un después de fiestas, quizás de mayor énfasis emocional, padecemos porque nos hemos permitido lícitamente algunos gastos extras que juntados, o no, con una economía externa desastrosa y manipulada, ahora nos pasan factura

Por favor, desechemos arrepentimientos, hemos regalado desde el corazón, esfuerzo loable que implica generosidad de amor a nuestros seres queridos. Es un acto muy bello compartir nuestra economía hacia esos ojos felices, recibiendo un presente, y/o esas bonitas reuniones de hermandad, hechos que ya no nos permitimos durante el resto del año. Sin más.

Ahora nos encontramos sumidos en desastres numéricos o como nos dirían quienes todo controlan: «¡Bienvenidos al mundo real!» . ¡Ey! No hemos estado viviendo una historia de ficción, simplemente hemos oxigenado de las restricciones mensuales que acostumbramos a llevar como hábito de vida.

Nos surge el desespero ante la impotencia de no poder gestionar todos nuestros gastos, nos duele emocionalmente y llegamos a sentirnos colapsados. Se entiende perfectamente. Por favor, intentemos dejar la desesperanza relegada, sí realistas pero sin fustigarnos; el camino nos va indicando que nos tomemos las circunstancias económicas como transitorias, que no les otorguemos un super poder sobre nuestro bienestar emocional; tengamos fe en nosotr@s.

Que sí, que es necesario entender que esos agobios condicionen, a veces, nuestro permiso «de calidad de vida»; nuestro poder adquisitivo es básico para vivir, simplemente vivir. ¿Nuestra disposición emocional es proporcional a la nómina? El dinero no debería tener semejante supremacía, no obstante juega una gran baza en nuestras preocupaciones; no trivialicemos ni ninguneemos porque el padecimiento puede ser enorme, es difícil encontrar desahogos emocionales cuando no podemos sufragar nuestra dinámica existencial y la de quienes dependen de nosotros.

Y sientes algún comentario hiriente, «quizás te has excedido y no deberías haber llegado a ese nivel» ; por favor, lejos la censura del saber monetario, es normal que intentemos optar a un poquito más con ilusión. Aquellos que opinamos de circunstancias ajenas pongamos mejor atención, si cuando acompañamos lo único que vamos a hacer es dar por supuesto que todo lo sabemos y controlamos, cuidado que puede ser que en otra ocasión no seamos el confidente real que aquella persona creyó y desaparezcamos de la complicidad bien llevada. Incluso puede que la lleguemos a necesitar en nuestras propias carnes y hayamos fulminado nuestra oportunidad…

Si necesitamos desfogar nuestro malestar económico lo que menos nos gusta es la condena del amigu@. Sinceramente, cuando hablamos de nuestras preocupaciones no buscamos que nos las resuelvan, las penas compartidas pesan menos o, como mínimo, oxigenamos durante un ratito. Reubicarnos junto a una mirada que nos dé la mano y poder visualizar que existirá la salida del agujero es de grado sumo; que no hablamos de un préstamo sino de creer en una época mejor, de menor ahogo.

Queda claro que nuestra fuente de riqueza no debería de ser el reinado de la moneda/patrimonio; aún así reconozcamos que la salud económica puede paralizar nuestro fluir: dosis de realismo. Debido a nuestro enfoque nuestra energía disminuye, consiguiendo un desgaste emocional, es verídico y respetable.

Entonces, ¿nuestra abundancia está basada en nuestras posesiones materiales? Tengo la esperanza de que la respuesta mayoritaria sea un no rotundo, que identifiquemos desde la honestidad que nuestros verdaderos tesoros son nuestros bienes humanos.

Paciencia, abrazos de complicidad y compasión son elementos imprescindibles para poder surgir despacito y, mientras tanto, nuestro interior irá relativizando un poco, dejando de vivir nuestro saldo como un gran lastre.

Tratar de buscar argumentos/actividades/distracciones que, en ocasiones, consigan desenfocarnos de nuestro ahogo, aliad@s de camino, de los de verdad, reducir lo que podamos y tener claro que hacemos todo lo que está en nuestras manos; cuando nuestra conciencia está tranquila la crispación disminuye y la complicidad aumenta, incluida la nuestra propia con nosotr@s.

Recordar el sí se puede salir de ello, premisa interesante en este periodo, a pesar del negro exterior que nos ha invadido porque no todo depende de nosotros… Volver a una preciada distinción de nuestras diferentes riquezas, aquellas que visionamos como prioritarias y que nos aportan la verdadera calidad de vida, que conviven de manera real a pesar de nuestros dolores monetarios.

Recordemos que las circunstancias ideales de vida son productos de ficción y que, a pesar de las piedras del camino, nuestra excelencia personal puede surgir por momentos, empoderándonos. No somos bienes materiales ni lo que poseemos, somos nuestra persona, nuestra identidad; el gran mérito de vida.

Momento honestidad: Han existido mis momentos de agobio monetario y, siendo sincera, aún conviven en mi vida. Percibo que en ocasiones les he dado tal poder que han llegado a condicionarme mi fluir; ahora, les intento restar importancia en la medida que puedo, no quiero dejar de vivir porque no pueda pagar la vida. Asimilo, intento reconstruirme y me pongo mi vestido emocional lo más potente posible; sí, he variado mis mensajes, valoro que mis gestiones han sido realizadas de la mejor manera que he sabido y, acepto que en mi caminar siempre existirán piedras que me pueden desviar de mi ruta pero ya encontraré la manera de llegar dónde me proponga o relativizar lo que no consiga, sin más. Quiero restarle poder a don dinero y sentirme afortunada con mi vida, aunque vaya haciendo de más y de menos. ¡Vendrán etapas mejores!

Mi querida familia que paséis una semana muy agradable, a poder ser con el mínimo de agobios monetarios, y si no es el caso, la riqueza somos nosotr@s, dejémonos acompañar y suframos lo mínimo.

¡Un abrazo muy lila!

Ana Torres

De vez en cuando «no hacer nada» está bien

¡Hola querida familia! Un nuevo martes y aquí nos encontramos en un momento de respiro acompañado de palabras, siempre con opción de hacer entre todo y nada.

Todos los días nos levantamos con nuestras programaciones variopintas diseñando camino a seguir, a ratos más pautado y acelerado por múltiples obligaciones y, a momentos, dando pasos más pausados en formatos de aficiones/hobbies/diversiones u ocasiones de creación y cuidados personales.

Si nos observamos un poquito podemos llegar a percibir la existencia de un bucle de directorios, tales como: trabajando, construyendo, no parar de producir, haciendo x, y, z ,.. que, sin mucha sorpresa, no dejan de mostrarse en nuestro día. In extremis, nos poseen prácticamente la mayoría de minutos que tenemos de consciencia y, posiblemente, vamos respirando dosis de satisfacción por todo aquello que estamos ejecutando. ¿Seguros que esa sensación es la que divisamos en todos los instantes? ¡Sí! ¡Hemos estado desarrollando ocupaciones de nuestra titularidad! Dejemos pie a la duda…

Intentamos caminar fuerte por el mundo de las tres «ES»: eficiencia, efectividad y eficacia. Incluso mostramos más habilidades, si cabe, como nuestra activación de modo multitarea: más faenas simultáneamente y nos felicitamos, estamos consiguiendo llegar a todo aquello que nos hemos programado, aunque sea en nuestro «modo automático» , donde la consciencia ya se va ausentando.

Es cierto que es muy importante sentirse completo, realizado, construimos, seguimos avanzando…; sin embargo mostremos precaución, un sonido comienza a mostrar presencia en nuestro ánimo, es cautivador, se presenta como una necesidad que, a veces, ya nos verbalizamos interiormente e incluso la trasladamos a nuestro exterior: «¡Quiero desconectarme por un momento!» .

Exhaustos derivamos en la búsqueda de un momento de no-obligación, externo e interno, en el cual nuestra persona no haga absolutamente nada de «provecho». Y provechoso sí es, porque ese descanso de todo puede llevar a una serie de beneficios saludables mentales y físicos.

Pero es que yo no me puedo permitir «no hacer nada», siempre hay cometidos por realizar. Evidentemente que sí, toda la razón, y aquí entra nuestra propia voluntad de respetarnos y darnos ese pequeño-gran respiro que nos aportará dosis de calidad en todo el resto de nuestro recorrido. Cuidado que incluso cuando estamos durmiendo nos cuesta desconectarnos, sin sentirnos culpables.

¡Ey! Ya ha llegado nuestra invitada la culpa, le encanta fustigarnos ya que todavía no hemos interiorizado que nos podemos permitir el hábito de «Yo me paro un rato». Sinceramente, dicha emoción, debería de ser repudiada cuando estamos mirando por nuestro bienestar, el cual es un interesante potencial si lo volvemos un hábito desde una mirada positiva, donde nos aporta y no resta.

Relajación, no estamos hablando de no responder ante nuestras infinitas responsabilidades sino de establecer una bonita lista de prioridades dentro de las cuales nuestro descanso esté incluido. ¡Que no me lo puedo permitir! ¿Cómo que no? ¿Verdad que cuando una persona está enferma debe descansar para minimizar el dolor y sanar? Pues vamos a caminar un poco más sanamente para que no nos duela nuestro camino, regalándonos momentitos de omisión de sobreesfuerzos personales físicos o psíquicos. Y no significa que no alcancemos nuestros objetivos, los conseguiremos más saludablemente.

Ahorrarnos trances de saturación personal observando nuestra ruta diaria, desgranándola en bloques de urgencias, importancia y exclusiva pertenencia personal; de esta guisa veremos qué frenar viendo qué es urgente e importante, qué sigue siendo urgente, qué es importante y no es urgente y qué no es ni urgente ni importante (¡sí recurrimos a la matriz de Eisenhower!). Aprendamos a moderar, delegar o relegar determinadas tareas que no sean totalmente nominales y/o imperantes.

La importancia de un cierto «egoísmo personal» , bien llevado, evitará que solo enfoquemos en el bienestar ajeno; por cierto, nuestros seres queridos no lo verán como un mal gesto, lo entenderán perfectamente porque cuando entramos en modo automático padecen por nosotr@s.

Deberíamos desechar pasividad como sinónimo de «no hacer nada» en oportunidades de reconstrucción, recordemos que no invocamos ni a la desidia ni a la procrastinación sino aportación de brinco emocional, que no estamos negando camino sino buscar fuerzas para continuarlo. ¡Ah! Y dejemos de buscar justificaciones, intercambiemos por un «me lo merezco».

Palpar que la vida continua, que se sigue en buen camino y además respiramos en determinados momentos de «reseteo» es un éxito de relajación de la dinámica que llevamos, restando la urgencia de vacaciones para poder disfrutarnos.

Más beneficios de dicha coyuntura: reducción de nuestro nivel de estrés, recuperar una respiración más pausada, disminuir nuestro ritmo cardíaco, aminorar nuestra aceleración del día, presencia de mejor humor, dormir mejor (si hemos bajado el ritmo un rato antes de ir a la cama será más sencillo caer en manos de Morfeo que, a veces, pasar del todo al nada es difícil de conseguir). En definitiva, estar en paz con uno mismo por decisión propia y con un estilo elegido a nuestra necesidad.

Momentos Honestidad: La verdad es que estoy aprendiendo a darme permisos de no hacer nada que «me sean de provecho» , sin sentir el yugo de la culpabilidad sobre mis hombros. No está siendo fácil, lo reconozco, estoy muy educada dentro del pensamiento de productividad, de llegar a todos mis papeles y ser figura de referencia ante diversos trabajos, y estos estigmas pesan muchas veces.

Sencillamente, ¿Cuál es mi finalidad de mi «momento perezoso» ? , por cierto es maravilloso visualizarme como ese bonito mamífero. Pues que quiero moderarme y reposar. Deseo mostrarme exenta de cualquier infracción ante la no-acción de producir a todas horas. Expulso los remordimientos, aunque en un inicio entre un bombardeo a mi mente de todos aquellos pendientes por hacer. A base de entreno, conseguiré disfrutar de mis escapes puntuales, me aportarán dosis de regeneración y, en consecuencia, fluirán más adecuadamente las tres «ES». Sin más.

Mi querida familia os deseo que paséis una semana en la cual practiquéis una dinámica que permita momentos perezosos con ausencia de pesar y presencia de bienestar.

¡Un abrazo lavanda!

Ana Torres

¿¿Obligación de propósitos de año nuevo?? ¡¡Pánico!!

Hola querida familia, primer martes del año junt@s, repetimos acompañamiento en nuestra Kabaña emocional, con toda nuestra fidelidad. Seguimos dirigiendo una dulce mirada a nuestras palabras en el Año 2023, gracias por dar pie a saborear dicha vivencia.

Entramos de pleno en un año nuevo y, cómo no, nos acompañan nuestras acostumbradas frases de nuevos deseos, lanzadas a los cuatro vientos, o en la intimidad; nuestras cabezas no han parado de pensar en qué mejorar. ¿Es positivo disparar dichos mensajes si el convencimiento de ellos no está del todo presente? Hablemos tranquilamente, sin juicios, respetando y aceptando las diferentes decisiones ante anuncios de cambio, o no, desde nuestras mentes y corazones.

Llevamos unos cuantos-bastantes días manteniendo diálogos internos acerca de los obligados «objetivos nuevos de inicio de año» y ejercen una presión desorbitada. Absorbidos por la tradición, nos esforzamos en el qué tenemos que cambiar y, si no lo encontramos, parece que nos hayamos paralizado o que no tengamos anhelos de mejora de vida… Un momento, frenemos, ¿nos estamos diciendo que el camino que hemos llevado durante todo el año anterior o el anterior del anterior o el… no tiene sentido o no hemos puesto todo nuestro empeño? ¿No los validamos?

Por favor, tenemos muy claro que siempre se puede mejorar, existen múltiples facetas en las cuales crecer; sin embargo, cuidado con caer en esas miradas críticas-destructivas pensando solo en qué mejorar por el yugo de las expectativas.

El crecimiento personal es primordial en nuestras vidas y no lleva en exclusividad partir de cero o el cambio radical desde una pauta de aceptación externa; continuar camino también es aportar una dosis de progresión a nuestras miradas. No restemos todo el sentido a aquellas formas de actuar que ya practica nuestra esencia, quiénes somos va un paso más allá de lo que hacemos.

Que sí que siempre se puede mejorar, por supuesto, ¿y es necesario planteárselo de manera obsesiva en una fecha determinada porque es la premisa social/cultural? ¿No será mejor cuando nosotros, individualmente y sin raseros externos, lo palpemos como nuestra propia necesidad?

Recordemos que nuestra energía interior se mueve de manera más fluida cuando no actúa bajo la presión de mandatos externos o lo que es peor competiciones un tanto estrambóticas. En estos últimos tiempos, múltiples intentos del valioso «aquí y ahora» , movimiento primordial de vida; sin embargo, después de pronunciarlo, ¿nos escuchamos verdaderamente o no ha habido una interiorización real del significado?

¿Entonces no es obligatorio cambiar de camino? ¿Y no es conformarse con poco? La respuesta la tiene nuestra propia individualidad, aún así, recordemos que la constancia es un gran logro, la práctica hace al maestro, cada vez hacer un poquito mejor aquello que ya se está construyendo también aporta gran valor.

Giramos la cabeza, miramos con dosis de realismo, y comprobamos que algunos propósitos, a veces, son prácticamente los mismos que los que nos propusimos hace justamente un año, ¡vuelven a mostrarse en nuestra lista! ¿No estábamos totalmente convencidos? ¿No fuimos capaces de ejecutarlos? Cuidadín, paremos, auto-compasión, no se trata de coger el saco de las decepciones y/o frustraciones sino de creer de verdad en nuestras posibilidades y dedicarles el tiempo necesario, no forzarlos porque toca ya.

Siendo un poco objetivos, percibimos que esas nuevas determinaciones acostumbran a tener una tesitura de crítica por consentimiento social: ir al gimnasio, hacer dieta, dejar de fumar, dejar determinados alimentos… ¡Ey! Todo lo que implique mejora de salud es más que importante, pero desde nuestras creencias también, no por pertenecer a un único estereotipo de persona, respetemos.

Por cierto, quisiera destacar que dentro del «movimiento de salud» debería existir mayor afán respecto a la salud mental; en cambio existen pocos mensajes en referencia a ella, no verbalizamos ni un solo quiero sobre: «mis prácticas de cuidados de mis pensamientos, mi dieta de caricias a mi corazón, ejercer mis momentos de afecto personal, pasear por mi rincón personal, vivir mis emociones con respeto…»

Querid@s amigu@s, sencillamente, alternativas, abandonemos pautas sin sentido personal, sin sentirnos inferiores o de otro planeta, simplemente dejemos que sean nuestras propias mentes las que decidan opciones de camino. Disponemos de 362 días para visualizar nuestros potenciales de vida.

No compensa un beneplácito ajeno cuando nosotros, como protagonistas de nuestra historia, no sentimos conformidad con ello porque únicamente contestamos: «sí, ya nos toca» . De verdad que, si visualizamos cambios, no importa que sea en el mes de abril o de octubre, no hace falta la premisa de inicio de año. Apremio y constancia no suelen hacerse compañía sana. Cuidémonos.

Evidentemente, que si no se dan pasos de intentos no mejoramos nuestras dinámicas; sin embargo, tengamos en cuenta que los verdaderos directores de nuestra vida somos nosotr@s mism@s, tenemos toda la potestad sobre nuestras propias reorganizaciones. Si nos regalamos un monólogo más cariñoso y paciente podremos mostrarnos más rumbos acordes a nuestro interior, aquello que no nos pertenece se acaba desvaneciendo.

Entremos en 2023 sin presiones, sin ansiedades de perfección sino fluyendo y habitando tranquilamente en nuestro ser, desde la bondad hacia nuestro interior, sin más. Partiendo del sentir de nuestros propios corazones podemos recorrer un sendero dinámico donde haya lugar para nuestros sueños y mantengamos ilusiones genuinas, sólo dejando clara nuestra libertad de secuenciación.

Momento honestidad: Por supuesto que pertenezco al conjunto de seres que, en múltiples ocasiones, se ha plantado en un inicio de año verbalizando mis propósitos, nuevos o repetidos. Ahora, después de entender que yo no domino la vida, entra en mí un cambio de estrategia, no hay propósito de exclusividad de año sino caminar paso a paso con cariño y continuar con los planes que me aportan, tanto los antiguos como los más noveles.

Nuestra Kabaña emocional, se empezó a construir en el febrero del 2022, no fue un propósito de inicio de año sino de principio de un camino en el instante en el cual surgió. Ahora, cambiamos de dígito anual y permanecerá construyendo, cada vez más arregladita, más habitable para tod@s, intentando aportar un poquito de luz, con muchas dosis de cariño. Sí, seguiremos cohabitando múltiples miradas, aportando, sumando y creciendo, bajo nuestro consentimiento, desde bonitos lugares de nuestros mundos.

Finalmente querid@s amigu@s, antes de despedirme, un intento más, y vuelvo a evocar a mi propia honestidad, y me increpo con la pregunta del día: «Ana, ¿de verdad que no vas a tener un propósito nuevo para este año?» Dejo de escribir un momento y palpo que, a medida que he ido hablando con vosotros, ha brotado mi inspiración, no es nueva, es la misma desde hace tres años; me ha ido aportando y no la quiero perder. El silencio se ha roto y me percibo contestándome: «Quiero seguir la vida, con un camino que me conduzca a ser mi mejor versión consciente desde mi propio ayer, sin más».

De nuevo levanto la cabeza, os imagino y os pregunto: ¿Y vosotr@s? ¿Novedad o continuidad o mezcla? Sea lo que sea, mucha fuerza y si deseáis compartírnoslo será un regalo. Gracias.

Mi querida familia deseo que esta primera semana del año 2023 os aporte dosis de magia y felicidad junto a vuestros nuevos proyectos o la continuación de «los de por vida».

Desearos que sea un año que os aporte mucho más que os reste y vuestras identidades brillen por quiénes sois. ¡FELIZ CAMINO!

¡Un abrazo muy violeta!

Ana Torres

Variemos miradas: festejo, relax, sonrisas, lágrimas…

Hola querida familia, nos volvemos a encontrar en un nuevo martes, esta vez es un previo a fechas muy señaladas. Vamos a disfrutarlo de la mejor manera, desde la individualidad de cada un@ de nosotr@s, con confidencialidad y complicidad.

A las puertas de las Navidades/ Nadal/ Natale/ Christmas…, sí ya están muy cerca, al acecho de nuestros corazones. Nuestras mentes empiezan a focalizar en los sentimientos que pueden emerger pensando en ellas y en lo que está por venir.

Momentos de controversias emocionales llegan a nuestras vidas. Fechas entrañables para un@s, odiosas para otr@s o simplemente un descanso y sonrisas/ lágrimas para el resto. Primordial, respetar todas las opciones que se presenten, las compartamos o no. ¡Afortunadamente NO existe un gusto universal reinante!

De primeras, entramos ante un entendimiento popular respecto a estos días puntuales, y a la visión que se tiene de ellos, brota la urgencia de reuniones, familiares y/o hermandades. Derivamos en juntarnos grandes cantidades de personas alrededor de una única mesa y, así, compartir un gran festín de sonrisas, besos, abrazos, comidas, bebidas y regalos. ¡Ey! Que es un lujo poder vivir dichos momentazos de corazón; simplemente reflexionemos, un poco, si es nuestra voluntad o si es una tradición que nos obligamos a seguir, sin más.

Seamos conscientes que, por otro lado, nos invaden ideas un tanto predeterminadas por la personificación del consumo; cuidado que el valor SUMO es el presente de compañías de vida. Sensibilidad, por favor: No todas las familias disponemos de un «estatus» que permita llegar a la exigencia condicionada por celebraciones voluptuosas y, sin embargo, la esencia de los festejos es de gran categoría; nada que decir al contrario. Únicos requisitos a ponderar: cantidades de corazón y tiempo de acompañamiento.

Igualmente, existen quiénes no desean «sentir» dichas fechas como grandes festividades, y tienen todo su derecho, nadie les ha de licitar ni han de someterse a aprobado de juicio externo. Sencillamente, disfrutar de unos días, con toda la naturalidad del mundo, sin montar en el carro de mega-reuniones obsesionadas con patrones navideños.

Básico contemplar que puede existir un gran abanico de situaciones a vivir, sin las pautas establecidas, que no dan pie a vivir esa gran festividad, ni por decisión propia, ni religiosa ni de grandes almacenes. Por favor, respetemos decisiones culturales y/o ajenas.

Externamente, y a pesar de nuestras «mejores intenciones», no victimicemos a las personas que deciden pasar estos días en soledad; es su decisión, o no, y se pueden encontrar en momentos de no proximidad o de ausencias de gran referencia emocional, siempre es de respetar. ¡Ey! No buscan nuestra comprensión y la obligación de escuchar determinadas frases estereotipadas ofrecerá un incremento de dolor no necesario, su realidad no busca ser solucionada por nadie; es la vida misma.

Destacar también que, desde nuestros corazones, podemos darnos permisos emocionales y contemplar nuestras ausencias; sin embargo, recordemos que las presencias que mantenemos, incluida la nuestra propia, merecen sentirse incluidas en nuestra vida, avanzando a nuestro lado y haciendo camino. Por supuesto que está aceptada nuestra nostalgia y es real que, a veces, asoma con más fuerza en días señalados. Aún así, intentemos visualizar momentos de auge, no los neguemos en todo instante, vivamos un poco a quienes SÍ tenemos: Nuestro tiempo continúa, es nuestra línea.

Realmente es muy bonito «tomarse las 12 uvas», tod@s junt@s, a la hora que «toca», el día 31 de diciembre; no obstante, no insistamos inconscientemente sobre el compromiso de llevar a cabo dicho protocolo. Sinceramente, si no se ejerce dicha tradición NO sucede una hecatombe mundial e, igualmente, se iniciará un nuevo año. Y existen más ejemplos a citar…

Respiremos, un@s y otr@s, y si acaso, mostremos nuestras buenas intenciones en formatos de bonitos deseos con gran énfasis, regalos emocionales susurrados, a boca llena, por escrito… Francamente, nos importa transmitir que ese nuevo tiempo sea lo más feliz posible para «nuestras personas» . Y, la verdad, compartir dicho juego es muy potente y, viceversa, gozarlo cuando se acuerdan de nosotr@s: verdaderas sonrisas de amor.

Por favor, que cada cual viva estas «fiestas» dejando que los corazones fluyan en el sentido que decidan, desde una exclusividad unipersonal, responsable y privada. Se puede creer en una Navidad Dulce sin vivirla desde el punto de vista ajeno, cada persona con su ritmo propio.

Dejemos de lado la manifestación de las censuras, propias y ajenas, solo sirven para paralizarnos y no saber mostrar agradecimientos existentes. Y no es la crueldad del olvido, realmente esta no existe, simplemente compasión, seguir nuestro sendero, por nosotr@s mism@s.

«Te haces mayor y los tiempos cambian. Mi familia es más pequeña y las tradiciones se acomodan también al momento presente (cultural y social)
Momentos «estrella» Recitar el poema aprendido ese año, los aplausos y los besos de tod@s en una comida compartida y donde se disfrutaba tanto de la comida como de la compañía.
Hoy, en mi caso, como dijo mi sobrina, estamos creando nuevas tradiciones, comidas más acordes a las dietas actuales y con personas que son familia de corazón.
Este momento es mi presente, ni mejor ni peor, es real y auténtico, llena de sentido como soy hoy, tiene espacio para los bonitos recuerdos y para las personas que forman parte de mi historia, sigo manteniendo tradiciones que proporcionan luz. Aprovechando una expresión tuya para mí vivir estos días ha sido y es brutal!!
«

Montserrat Puig

«El día más importante para mí, es el día de Reyes, es mágico y especial, lleno de emociones de alegría, brotan las complicidades por los secretos, mi niño sigue vivo y disfruta viendo las caras de sorpresa y felicidad porque esos detalles, que has hecho o has comprado, han sido preparados con el propósito de poder ver esas caras llenas de amor. Se vuelve todo mágico pensando en ello

Eduardo Rodríguez

Momento Honestidad: La verdad, para mí, estas fechas siempre han sido entrañables. Desde los días previos me sentía hipnotizada, un sentimiento se despertaba en mi interior que me llenaba de luz: reuniones donde todos nos contemplábamos, trivializando y regalándonos VIDA. Vivir un ambiente de claridad y colorido en mi hogar, adornos colocados con ilusión y caminar, a diario, entre bonitas luces iluminando toda una ciudad; cómo se anulaban lo colores serios, más grises, más cotidianos… Sí, todo ello me despertaba dosis extras de emoción, era contemplar un paisaje de amor y luz combinado, un palpitar muy agradable,…

Con el paso del tiempo, mi corazón no deja de sentir un sabor tierno en esta época, las grandes celebraciones han sido modificadas y respiro con tranquilidad una comida entrañable con mi hijo, mi madre y mi perrita o con mis grandes amigu@s. Y, si el resto de días, me encuentro más sola, siempre valoro mi propia compañía, saboreando mi vida, conviviendo desde otras perspectivas, mis propios rituales y momentos de valor.

No me encuentro sumida en una suprema tristeza, ya no; simplemente existo ante mis propios momentos de tranquilidad y aceptación, me aportan, me suman a mi interior. Y, si detecto sentimiento ajeno de preocupación, lo minimizo ante todas las miradas, se trata de un sufrimiento innecesario; de verdad que me siento bien, acompañada en mi soledad de mis presentes y mis ausentes; sencillamente mis tesoros.

¿Y quién sabe? ¿Cómo las seguiré afrontando? No domino el futuro ni manejo la vida a mi total antojo, así que ya veremos en próximas celebraciones cuál será mi «modus operandi» . Lo fundamental es adaptar mis pensamientos en mi ahora.

Finalmente, confieso que casi todas mis navidades vividas en entrañables reuniones han sido maravillosas y que las que vivo, desde hace unos pocos años, no tienen nada de reproche; bien al contrario, siento una bonita plenitud agradeciendo lo que tengo: más bien estoy reubicada en mi vida y es brutal.

Mi querida familia, que tengáis unas fiestas lo más potentes posibles para vuestros corazones. Os deseo que el Año Nuevo sea de lo más especial, vividlo en acorde a vuestra esencia. ¡Nos vemos por aquí en enero, os estaré esperando!

¡Abrazos muy púrpuras!!!

Ana Torres

¿Te lo crees? Vale, no pasa nada…

Buenos días querida familia, volvemos a compartir un buen ratito en este martes, día 13 de diciembre. Sí, martes 13, rompiendo esquemas de terror. ¿Os apetece? ¡Vamos junt@s!

Las supersticiones, esas ideas/creencias/tradiciones que nos llevan por caminos dirigidos y no elegidos o sí, por nuestra propia individualidad. ¿Sí que se trata de una elección? Puede que sí o que no… Dependiendo de a qué tipo de cábalas atendamos, encontraremos diferentes respuestas; recordemos no todo es blanco o negro y fusilar otras opciones no es lícito, dejemos pie a las diferentes convivencias.

Realmente, en función de los ambientes en los cuales crecemos, podemos llegar a interiorizar dichas creencias sin cuestionarnos si tienen razón de ser. Sí, simplemente, es lo que nos han transmitido nuestras culturas y nuestros mayores; consecuentemente no hemos puesto en duda fundamento alguno.

Marcar la diferencia en torno a creencias paralizantes populares implica dosis de voluntad de hierro y de tener claro cómo manifestarnos ante ideas ajenas a nuestra persona. ¡Ey! que no se trata de mirar despectivamente a aquellas miradas que no coinciden con las nuestras. Recordemos ante todo respeto, aunque no claudiquemos con lo que personalmente nos transmiten esos mensajes supersticiosos.

La base es poder tener un criterio propio y poder establecer unos límites que no te condicionen en exceso tu camino por ideas ajenas o tradiciones que quizás, solamente quizás, no pertenezcan a tu vida por mucho que imperen en los entornos por los cuales fluctuemos

Existe la posibilidad de encontrar puntos a favor y puntos en contra de determinadas creencias, depende del tipo de idea de que hablemos y, siempre y cuando, no nos impliquen variaciones de nuestro propio camino, sin lógica alguna, condicionando nuestra personalidad.

Ahora observemos nuestras propias supersticiones, aquellas que hemos creado a nivel individual. Destacar que pueden ofrecer volvernos eficaces y llevarnos a un determinado éxito que anhelamos. Las consideramos positivas, benefician nuestro ánimo y coraje, nos otorgan esa persistencia ante aquello que nos hemos propuesto y solos lo considerábamos inasequible. Interesante tener prudencia sobre el apego en torno a ellas y nos surja una dependencia que limite nuestro camino en caso de la no posibilidad de llevar nuestros propios rituales a cabo. Simplemente, que sean potenciadores sanos, si necesitamos de ellos, llanamente.

Creamos nuestra propia suposición estimulante/ limitadora; es interesante ir al origen y averiguar las causas de por qué hemos llegado a ella. Seamos conscientes de que igual que nos surgió la necesidad de crearla, tiempo después, podemos tener la opción de validarla, modificarla y/o borrarla. ¡Y seguir creciendo! Probablemente, nos funciona porque, en cierta manera, nos «vamos arriba» , creemos más en nuestras cualidades y miramos nuestros retos con menor miedo.

Trivialicemos, intentemos no otorgar todo el poder de nuestro triunfo a esa idea/acción, que sí que nos funciona, pero no todo el mérito de nuestra mejora es por nuestra superstición, seguramente nosotros mismos nos hemos empoderado; según con qué actitud afrentes, determinadas pruebas, el resultado cambiará totalmente, siendo la mismas personas, con o sin amuleto… ACTITUD.

Dejando emerger dosis de objetividad, son un tanto irracionales ya que no existe motivo alguno de evidencia necesaria ni fundamento real con datos un poco-bastante «fiables» para que esas ideas perduren en el tiempo. Ahora bien, normalicemos la necesidad de recursos para convivir con nuestros miedos individuales de alto nivel de importancia. Que existen procesos más beneficiosos, seguramente, pero cada uno recurre a lo que puede entrever personalmente como aliado.

Supersticiones propias o ajenas, sin obligación de reconocimiento ni de compartirlas, sencillamente lo que nos sugiera nuestra persona y, tanto si es en afirmación como en negación, no hay que sentir vergüenza por ellas o por quien las practique. Cada cual lleva su sendero en acorde a su esencia o lo que necesite para que fluya libremente.

Momento Honestidad: Reconozco que no he sido muy supersticiosa en torno a creencias de comunidad. No obstante, han coexistido en mi vida determinados «protocolos propios» que me han servido en mi camino, sin más.

Un ejemplo significativo: era bastante jovencita, me encontré una moneda yendo de camino al colegio, me la guardé en un bolsillo y seguí mi camino. Acaricié varias veces aquella moneda guardada tan confidencialmente; en un inicio, no se trató de un gesto de superstición propia pero acabaría derivando en ello. ¿Por qué?

Aquel día, me enfrentaba a uno de mis temidos exámenes de matemáticas, me los preparaba mucho y no siempre obtenía el resultado deseado. Las últimas experiencias me habían tirado mis ganas por los suelos, en mi propia cuerda floja, condicionado por dicha asignatura…

Bueno, antes de empezar aquella prueba, acaricié aquella moneda y le pedí ayuda en aquel instante. Me ilusioné y empecé con otro ánimo, de hecho lo hice con todos los ejercicios del examen que, curiosamente, me parecieron mucho más fáciles . Llegó el día de las notas, mi moneda ya me acompañaba voluntariamente y, de nuevo, la abracé. Sorprendentemente, mi nota fue de un Bien alto. No lo podía creer. Lo que sí hice fue una asimilación de cadena de hechos fortuitos. Y, SÍ, muchas de las veces en las cuales me he enfrentado a exámenes importantes he llevado a cabo mi ritual.

¿Era racional mi hechizo de la moneda? Por supuesto que no, lo que sí fue real: mi nivel de autoestima, en aquellos momentos decisivos. SÍ, según crees en ti, sube y los resultados varían. ¿Sigo practicando mi ritual? No, he evolucionado, y he llegado a la conclusión que mi mejor amuleto es creer en mí e intentar, con todas mis ganas y esfuerzos, todo lo que me propongo y está a mi alcance, por difícil que lo vea en un inicio.

En el pasado, mi pequeña-gran superstición me ayudó; sí, me empoderó a creer en mí pero no resolvió mi camino, he enseñado matemáticas como Maestra gracias a mi esfuerzo y empeño. Nuestras convicciones nos indican un paso más allá y decidir qué recursos usar, sin necesidad de juicios, simplemente respetándonos. Solamente revisarlas de vez en cuando, sin romanticismo y con dosis de sinceridad: mi moneda no funcionó siempre en todas mis pruebas.

¿Y vosotr@s? ¿Tenéis alguna anécdota supersticiosa que os apetezca compartir en nuestra Kabaña? ¡Os esperamos con todas nuestras ganas! Siempre aprendiendo, tod@s somos alumnado-maestr@s.

Querida familia, os he echado de menos, ¿quizás vuestras miradas son un lujoso talismán? No me importaría atribuiros ese gran poder aunque sé que el primer paso es mío y con mucho cariño. Os deseo que paséis una semana potente, con un martes tan normal como otro cualquiera y, en caso de que sea con diferencia, que esta marque un Buen día, sin más condición.

¡¡¡Un abrazo muy violeta!!!

Ana Torres

¡Junt@s crecemos un poco más!

Buenos días mi querida familia, este martes vamos a por una dialéctica un tanto diferente. Antes de nada, aclarar que vamos a plantear más «crecimiento emocional» y, como para ello es necesario nuestro preciado tiempo que, a veces, no podemos encontrar, os sugiero un respiro. Sin ningún problema.

De vez en cuando, es positivo hacer una parada y así poder recapitular y gozar de momentos vividos. Cómo no, me gustaría que brindáramos la oportunidad a nuestro espacio. Sí, vamos a «dejarnos sentir y a escucharnos», veamos si nos surgen más aportaciones a nuestras convivencias de estos diez meses que llevamos junt@s. Simplemente, volver a saborear acompañamientos que nos han hecho brillar.

Evidentemente, yo también llevaré a cabo esta bonita dinámica, creo que puedo seguir creciendo muchísimo a vuestro lado, gracias a vuestras respuestas, en los diferentes formatos, que me habéis regalado, y ¿por qué no? A mis propias reflexiones.

Hablamos desde el corazón, sin ánimo de alardear, sino de evolucionar y/o sentirnos acompañados, semana tras semana. Sí, yo también miraré hacia atrás con mucho cariño. Disfrutar de las horas que hemos dedicado, a cada aportación, desde el intento de dejar representadas multitud de miradas a nuestros mundos, con la presencia de nuestra armonía. Sí, aceptando que nada es perfecto y que todo puede brillar.

Si os preguntáis que si se acaba este pequeño-gran lugar donde nos encontramos semanalmente, os puedo confirmar que NO: imposible renunciar al lujo de convivir con vosotr@s. Propongo un pequeño descanso (una o dos semanas), poder reubicar todas las emociones que nos han ido surgiendo y, si no hemos podido contestar, y queríamos hacerlo, ha llegado nuestro momento, desde la tranquilidad, sin prisas.

Conclusión: siempre existirá opción de volver atrás o de mi primera vez, no tiene importancia. Recordemos: Ana verbaliza desde su corazón y, sin embargo, es NUESTRO hogar de lectura y escritura; aquí no buscamos más reconocimiento que protegernos emocionalmente.

De verdad que nos encontramos en un «lugar en movimiento», no existen decretos de opinión ni somos estátic@s. Todas y cada una de las lecturas realizadas, hasta el momento, y las que están por venir, se presentan en continua evolución: a la espera de mejoras pertinentes.

Si, por casualidad, se os habían presentado aquellos instantes en los que queríais hacer vuestra aportación y ¡oh! Ana ya había vuelto con un nuevo tema… Emergiendo en nuestro pensamiento ideas como: «Esta mujer que no para y no se puede seguir este ritmo, yo quería…» Frenamos y, aunque haya pasado el tiempo, nos permitimos momento oportuno individual.

Por favor, este espacio es una oportunidad a nuestra paz interna, estamos surgiendo de esos diferentes trances estresantes; no nos gustaría que la vorágine de vida se apodere de él. Es normal que cada un@, en su propio estilo de vida, no siempre pueda llegar a todas las lecturas al ritmo propuesto. No pasa nada, están aquí «in saecula saeculorum», para cuando se pueda intervenir y, si nos interesa, «darnos y/o recibirnos» .

Por otro lado, aprovecho para reiterar una de nuestras premisas fundamentales: tod@s igual de importantes, nadie más ni nadie menos; sería un regalo que nos hicierais llegar vuestras voces, desde cualquier lugar del mundo donde estéis presentes. Que sí, no os preocupéis que este lugar lleva un camino: Mi corazón percibe multitud de acompañamientos primordiales, necesidades en distintas realidades. ¡Ey! Que no pretendo poneros presión, la rechazamos desde un inicio, aquí no padecemos. Nos compartimos abiertamente. Y ya está.

Así que si alguien siente que quiere proponer/hablar de sus propias inquietudes, por supuesto que nuestra Kabaña abre las puertas y ¡junt@s vamos a por ello! Seguro que hay muchos intereses emocionales que mi mirada aún no ha alcanzado y, desde nuestra convivencia, sería muy preciado que nos las mostraseis; sí, vuestras sugerencias.

Qué gran crecimiento contemplarnos/acompañarnos: más corazones mayor grandeza de lugar, sin más. Poco a poco, lo vamos consiguiendo, más miradas. ¡Ey! Tú también puedes, ánimo. Y, si lees esta aportación, y te preguntas si Ana está hablándote a ti, ten claro que la respuesta es un gran: ¡SÍ!!!! Involucramos a todos los corazones que se paseen por nuestro espacio y lo hagan suyo.

Desde la mayor sinceridad, me gustaría transmitiros que nuestros caminos hablan empoderándonos: «Si yo puedo escuchar, tú puedes hablar» y al revés. Por favor ¡Dilo! Escúchate y deja que nosotr@s te escuchemos. ¡Brutal!

Vuelvo a agradecer vuestras lecturas y/o aportaciones y confirmar que hacemos realidad que pertenecemos a nuestra Kabaña emocional. Recuerdo que la actitud del «agradecer diario» nos ofrece una visión más agradable del mundo que vivimos en particular cada un@; para mí, este lugar, cada semana, implica un agradecimiento a vuestras miradas, corazones y complicidades. Gracias gracias gracias.

Momento Honestidad: Cuando empecé esta bonita aventura pensé quién va a leerme, soy «Ana», aún así me dije: lo intento. Sinceramente, la respuesta está siendo muy emocionante; a ver, si enfocara a comparaciones saldría como un lugar visitado «poquito o muchito», depende punto de la referencia. En particular, para mí, con una sola lectura ya es muchito, ¡un valioso corazón que ofrece su tiempo a leer este espacio! ¡Tiene SUMA importancia!

Francamente, las comparaciones no son la finalidad de nuestra Kabaña, lo que buscamos es acompañarnos en lo que nos preocupa, azora, malmete o aquello que no nos deja avanzar o todo lo que queremos compartir porque nos hace brillar y se puede ¡contagiar!… ¡Vamos junt@s!

Mi querida familia, os deseo que paséis una o dos semanas muy tranquilas y, si os podéis regalar tiempo de lectura, será un honor si entráis a nuestro rincón.

¡Un enorme abrazo muy púrpura!

Ana Torres

Sinceridad: Ganancia a largo plazo

Querid@s amigu@s feliz mañana de martes, o de cualquier otro día, no importa. Vamos a acompañarnos desde las francas palabras de nuestras identidades. ¡Gocemos ser nosotr@s mism@s!

Observemos nuestras gestiones de comunicación y la cantidad de veces que llegamos a renunciar a nuestra veracidad, ¡demasiado numerosa! Atendemos a la causa principal: nos duele cuando dialogamos claramente y vemos que, sin querer, hacemos daño a las personas que queremos. Y no hablamos de perder las formas en nuestra dialéctica, que puede pasar, pero no es nuestro caso, sino del contenido que transmitimos..

Sinceridad de palabra, qué bonito y cuánto que ofrecer a nuestra mirada, creemos a fe ciega todo lo que aporta a nuestro foro interno. Sí, desde nuestra percepción, mostrar nuestras palabras como nosotr@s mism@s las sentimos y sin voluntad de imposiciones de las corrientes en las cuales nos relacionamos.

Realmente, poder darnos el permiso de no fingir por l@s otr@s, es un gran avance personal interior; necesitamos de nuestra propia honestidad. Y, sin embargo, se nos generan situaciones incómodas, percibimos que causamos daño emocional y caemos en la tristeza de la posibilidad de «defraudar/perder» un poquito a nuestras personas…

Nuestra mente se siente bombardeada con arrepentimientos por expresarnos abiertamente y recibir respuestas que se convierten en nuestros remordimientos… Encontremos un camino con las mínimas pérdidas personales y las máximas dosis de crecimiento para todos los corazones implicados.

Ser nosotros mismos es básico en un camino de plenitud, sí dejar de renunciar a nuestro interior, sí dejar de establecer tantos límites a nuestra propia persona y, todo ello, no implica ausencia total de consideraciones al otr@… Hablamos de la necesidad de llegar a un grado intermedio, de bienestar emocional conjunto, sin tener que pagar siempre con nuestra propia persona.

Nuestra comunicación, una verdadera muestra natural y espontánea, sobre todo con seres con los que mantenemos lazos emocionales estrechos. La base es buenísima, sin embargo, para nuestra sorpresa, o no, observamos que nuestras palabras son mal recibidas, justo en el momento en que se pronuncian, afectan dramáticamente a miradas dolientes que no queremos ver.

¿Cómo podemos afrontar esos dolores que llegan de golpe? ¿Sacrificio de nuestra sensibilidad para el beneficio de los que fluyen a nuestro alrededor? Sinceramente, dependerá de los momentos y esto no debe implicar esconder y/o variar nuestra identidad.

La opción dolorosa de omitir lo que se piensa, esa mentira piadosa, no deja de ser una falta a la verdad que sentimos en nuestro interior. Cuidado que se consigue una cordialidad que implica renunciar a nuestro propio ser y, en el tiempo, emerge de nuevo. Es imposible controlarse siempre y, quizás, la manera se mostrará «desmesurada» , llevamos acumulación de abandonos de nuestro criterio en pro del bienestar ajeno…

Estamos situados ante una enorme contradicción: no te quiero hacer daño y no puedo decir lo que siento; «amor bajo mi propio abandono» , ahora la tristeza es nuestra. ¿Y si nos situamos desde el otro lado? ¿Y si nosotros «supiéramos» de ese prisma? ¿Lo aceptaríamos?

Por favor, no decidamos sobre la voluntad ajena, por mucho que en un momento puntual seamos la fuente de esos malestares emocionales, o no, y es vivido de esta manera. Pueden existir otras opciones de mayor crecimiento como: dar espacio de asimilación y/o interpretar juntos la causa de esa aflicción, sin más.

Que pueden venir múltiples decepciones, si se descubre que aquellas «no-verdades» están presentes en la relación; «regalar el oído» puede llevar a sospechas de no merecer suficiente confianza o entrar en la frustración de cohibir la fluidez del otr@ por nuestras reacciones. ¿Qué nos causará? ¿Más sufrimiento?

La sinceridad lleva de la mano el respeto de nuestra verdad y, a veces, acabamos perdiéndolo por los demás. Cuidado que entra en acción nuestra auto-crítica o nuestros juicios y desaparece nuestra veracidad de nuestro campo de visión; ahora caminamos desorientad@s.

Tratemos de gestionar esas situaciones incómodas desde el amor que nos profesamos y no, en exclusividad, desde la preocupación por emociones que suscitamos y que duelen. Aprender a afrontar la palabra honrada, nuestra o ajena, no implica un todo o nada. Asimilemos que no existe un referente ideal, que nadie posee la verdad absoluta y que elegir camino no siempre es fácil. En este punto, a construir con la menor cantidad de malinterpretaciones dolorosas.

Sencillamente, intentemos llevar a la normalidad mostrar discrepancias, sin dramatizar; partimos de la tolerancia de diferentes perspectivas y ello no implica vivir en continuo desacuerdo/acuerdo. Cuidado con esos supuestos «beneficios» que aporta una hipocresía pautada por el bienestar momentáneo; se pueden esfumar, las opiniones sinceras acaban emergiendo de nuevo, no cambiamos la identidad.

¡Seguimos buscando la elección correcta!¿Renuncias de palabras sinceras o dejar pie a un berrinche y afrontar consecuencias emocionales ajenas? Ninguna es totalmente válida, así que vamos a buscar un equilibrio entre tod@s.

Siendo realistas, una convivencia potente lleva consigo dosis de limitaciones consentidas; que sean las mínimas y volemos junt@s. Personas únicas, percepciones diferentes, nos aceptamos y nos respetamos, sin un tú ganas-yo pierdo. Ganamos tod@s desde nuestras diferencias, hemos acudido a los grandes: complicidad, comprensión, compasión y cooperación.

Imaginemos ese bonito mundo que emerge desde mi/tu/su sinceridad y crear un micro-clima de anclajes supremos: engaños minimizados. Diferencias de opiniones/percepciones, aportaciones a crear un mundo más grande, donde yo crezco-tú creces y caminamos de la mano. Brutal.

Momento honestidad: sinceramente, me causa un gran desasosiego interior cuando, desde la base de mi honestidad a la hora de hablar, yo soy la fuente de dolor emocional de mis seres queridos. Trato de minimizar los daños de mis razonamientos y pido perdón cuando es necesario. No obstante sé que volverá a suceder porque soy única, ni mejor ni peor que nadie, y no siempre seré bien interpretada. Acepto que mi criterio/opinión/percepción puede diferir; es más, entiendo que es necesario que así sea. Implicará intercambios de aprendizajes, necesarios en mi camino de vida.

Mi querida familia, os deseo que paséis una semana conviviendo con todas las dosis de sinceridad emocional necesarias en vuestros corazones.

¡Un abrazo enorme desde toda mi honestidad!

Ana Torres

Vivir el cariño, sin más…

Buenos días querida familia, martes de compañía con gran dosis de cariño y complicidad. Vamos a vivirlo, si os apetece.

En nuestra Kabaña paseamos desde la línea de la tolerancia, con honestidad y consideración. Y, así, enfocaremos a nuestras convivencias cariñosas, intentando restar poder a esas voces que callan a otras pautando «numerosas obviedades» .

Recién llegados a este mundo, en nuestra primera etapa de vida, poseemos «pocas» habilidades para caminar por él. En contrapartida, solemos contar con una de las armas más potentes: el cariño de nuestros seres queridos. Sentimientos que nos invitan a un bonito recorrido y que nos aportan las defensas, que no tenemos, ante todo lo desconocido que nos rodea. Vamos «Aprendiendo a sentir y a ser» .

Va pasando el tiempo, nuestros saberes han aumentado, y decidimos si queremos convivir con mayor o menor cantidad de muestras cariñosas. «¡Obviamente sí!» ¿Respuesta universal? ¿Desde la sinceridad? Consideremos razonamientos infinitos, fundamental mirar exclusivamente a nuestro interior y contestarnos individualmente.

Creer que dar cariño tiene que ser una actitud estándar puede ser una trampa. A ver, que sería de una gran potencia que la mayoría de personas lo practicásemos, pues sí, o no…, en función de cada uno… Por muy atrayente que sea la idea de la práctica generalizada no la volvamos imposición. Somos únicos con nuestros propios baremos para gestionar qué cantidad de afecto practicar o qué nos aporta bienestar emocional en la elección de nuestra dinámica de vida.

Nuestras prácticas no son vinculantes en las gestiones afectivas de otras personas así que, por favor, no se trata de compensar lo dado/recibido, por mucho que nos guste que sea así. Libertad de expresión emocional, sin lugar a dudas.

Nos situamos en la fuente que regala afecto y nos sentimos pletóricos por ello, «nos nace de nuestro interior» , lo vivimos de manera natural y espontánea.. Y, curiosamente, no otorgamos la importancia que se merece dicha acción. Valoremos al alza aquello que practicamos desde el corazón, aunque nuestros mecanismos racionales nos lo presenten como normalidad.

Sentir el amor en nuestros mundos aporta Grandes Pasos ante la vida. Sin embargo, recordemos que yo/tú/él/ella obsequiemos esas deferencias no implica que vengan de vuelta; quien las recibe no debe sentir obligación de actuar igual. Esperarlo es una expectativa que no ha lugar; yo te hago un regalo, tú me lo tienes que hacer a mí…, no somos un mecanismo programado.

Que sí, que el intercambio es dulce y fomenta relaciones más idóneas, aún así no se debería ni generalizar ni juzgar… Simplemente diferentes ponderaciones o necesidades emocionales o incluso momentos personales que impiden mantener esos cuidados recíprocos.

Consideremos, también, que es frecuente que cada persona nos sugiera más o menos ganas de mostrar/sentir cariño; nuestro corazón pondera, casi en exclusividad, generando sentimientos y apegos, afinidades personales. De igual manera nosotr@s podemos suscitarlo o no.

Cuidado con generarnos un determinado malestar porque no recojamos el cariño que, probablemente, nos merecemos; nuestra autoestima se puede balancear a la baja. Surgen esas temidas preguntas: ¿No hemos hecho méritos suficientes? ¿Hemos actuado mal?… Seguramente lleguemos a una conclusión poco acertada, preguntemos, por favor. Dejemos que la otra parte se gestione y, si lo desea, explicará sus múltiples motivos.

Diferentes opciones, diferentes individu@s. Podemos aceptarlas incondicionalmente o decidir si nos restan más que nos suman. ¿Y si estamos llegando a sentir decepción respeto a acciones que no dependen de nosotr@s mism@s? Vigilemos nuestras dependencias emocionales, no es necesario vivir abismos, queremos relaciones sanas.

Y sin embargo… Muchas miradas son fijadas felizmente ante la dinámica del afecto, puros sentimientos que se regalan, percibir todo un asalto de sensaciones agradables cuando sentimos los cuidados de quienes nos tienen en gran consideración. Llegan grandes cantidades de atenciones en formatos diferentes: palabras, besos, abrazos, miradas, sonrisas, escuchas, silencios, manos estrechadas, carantoñas…

Brillamos intensamente, seguimos caminando acompañad@s; tantos y tantos significados y emociones… Nuestro corazón agradecido bombea dulcemente, está siendo acariciado, vive la plenitud que se le genera.

¡Ey! Que pueden existir momentos en los que ni nos percatemos de esos valiosos mimos dirigidos a nuestra persona, cuidados realizados sin nuestra presencia y, sin embargo, existen. Interesante a tener en cuenta, no son para reconocimiento constante y/o meritar; su valor puede ser mayor que agasajos constantes y exageraciones desorbitadas. Conclusión: el formato no es el único elemento a valorar, el mensaje sí.

Otro mundo muy valioso es el auto-cariño, primordial sentir amor y respeto por nuestra identidad; esos afectos, esas deferencias, esas caricias emocionales… de ida y vuelta a nuestra propia persona. De verdad que nos los merecemos, potenciando nuestro itinerario, sin caer en ninguna trampa de egocentrismo. Somos el eje principal de nuestro camino, qué mejor que auto-cuidarnos con gestos bonitos en primera persona.

Únicamente, nosotr@s mism@s elegiremos qué ruta emocional queremos llevar, sin estereotipos. No debemos sentirnos condicionados si somos de poca práctica de muestras cariñosas. Y si nuestro movimiento es dar por supuesto que el cariño está en nuestro interior, cuidadín, las suposiciones a veces no se perciben del todo; en caso de que nos interese, corroboremos si nos entienden.

Contemplemos una imagen, de manera externa, en ella se palpa la práctica de voluntad afectuosa, por ejemplo un abrazo de varias personas. Seguramente, será «multi-interpretada» por diferentes observadores externos; derivando en sonrisa, desdeño, emoción, indiferencia,… Cada cual tendrá su opinión, ni mejor ni peor, sin más. Dejemos de lado actitudes de menosprecio a las muestras cariñosas ajenas, estén presentes o ausentes.

Permitidme un pequeño comentario acerca de este ratito que estamos pasando junt@s. ¿Un blog de acompañamiento emocional, desde la base del cariño, y entendiendo que no surja dicha necesidad? Perfectamente, hablamos para quien quiera leer y/o sentirse acompañad@ u opinar; no hay una selección ni una validación de identidades. Caminamos junt@s, con dosis de consideración a todas las miradas; cada cual sabe quién es, en el aquí y ahora. No hay más.

El camino del cariño, puede ser muy bello, desde relaciones sanas y afines. Voces altas que nacen en nuestro corazón, verbalizadas de manera inconsciente y/o consciente, reconfortando a seres queridos. Sencillamente pura elección.

Momento honestidad: Sí, soy una persona bastante cariñosa; aún así, reconozco que, en función de mi estado de ánimo, puedo no haber mostrado con suficiente intensidad lo que los demás representan en mi corazón y las ganas de abrazarlos que me han despertado. En mi actualidad, quiero mostrar, de manera abierta y sincera, todo lo que mi corazón me susurra, sin sentirme capada. Y sí, intentaré que mis expectativas de cariño no sean condicionantes relacionales.

Querida familia, os deseo una semana muy potente en la que podáis sentiros reconfortados a vuestra manera.

¡Un abrazo muy lavanda! Fragancia tierna y suave.

Ana Torres

De verdad, necesito mi «espacio» …

Buenos días querida familia. Un nuevo martes junt@s en «nuestro rinconcito» , navegando sin ningún tipo de condicionamiento, y con el máximo respeto a las «líneas de cada un@ de nosotr@s» .

Desde pequeñit@s, vamos construyendo el valioso concepto de autonomía personal; primero de manera más pautada y, a medida que vamos creciendo, somos nosotr@s mism@s quienes la gestionamos e incluso reivindicamos.

Dicha independencia conlleva una serie de conceptos esenciales. Hoy enfocamos a: nuestra bien preciada privacidad; sí, necesitamos del respeto de nuestra identidad íntima y solamente «compartirnos» en función de nuestra decisión, sin imposiciones.

Destaquemos poder disfrutar, sin condición alguna, de nuestros propios espacios personales, psíquicos y físicos, damos por supuesto que incluimos los referentes a infinitas versiones tecnológicas. Ciertamente, a través de todos ellos, derivamos en un bienestar único e intransferible, totalmente necesario.

Vamos a recorrer nuestros caminos tranquilamente, como se merecen. Y empezamos con la gran importancia que inferimos en nuestro hogar a «nuestra habitación» o, en su defecto, a «nuestro rinconcito» , si no existe posibilidad de una única titularidad; recordemos que, desde aquí, atendemos a la diversidad de circunstancias de vida y no damos nada por hecho, disculpad es un apunte primordial. Volvemos a nuestro pequeño-gran espacio, donde disfrutamos de nuestra esencia y llegamos a nuestra propia dimensión. Damos el gran paso que dista entre espacio físico y psíquico, nos felicitamos: el segundo también se muestra sin pudor.

Continuamos sendero, mundo tecnológico, podemos destacar nuestros propios espacios en la «Nube», cada vez más importantes; ahora bien, deberíamos tener en cuenta si el carácter confidencial verificado es real. Yo quisiera creer que sí, no obstante, a veces, percibo una cantidad enorme de «coincidencias» que conviven en «mis apartados personales»…

Sin ser malpensados de naturaleza, nos asaltan temores. ¿Privacidad asegurada??? ¡Mi teléfono móvil ya casi adivina mis pensamientos, con su vida propia, sin que yo se lo pida! ¡El anti-virus de mi ordenador parece que falla, emergen informaciones no solicitadas! ¡Y venga claves y números secretos!!!.. Dura consecuencia: padecemos la temida inseguridad dentro de nuestros «mundillos» . Debemos ser más precavidos, si cabe… Necesidad de caminar con tranquilidad con el mínimo de vulnerabilidad.

Seguimos, ahora comparecemos en otros entornos, no nos pertenecen como tales, y sin embargo cohabitamos en ellos; véanse formatos diversos como nuestros trabajos/estudios… Que estemos pautados a la finalidad del lugar no implica que nuestra persona desaparezca, el pequeño-gran espacio que ocupemos debería contar con unos apuntes de nominalidad e individualidad, nuestras «pertenencias» seguirán siendo únicamente nuestras. Como se suele decir: «junt@s y no revuelt@s».

Ahora cambiamos el prisma, desde la mayor sinceridad, y percibimos que, en ocasiones, hemos podido derivar en algunas acciones nada saludables: a hurtadillas mirar, «sin querer», el móvil de nuestros seres cercanos o fijar vista a qué están haciendo en sus pantallas e, incluso, ojear valiosos diarios personales… Importante percibirlas y fundamental variarlas.

De verdad, que si sentimos la necesidad de «saber» simplemente preguntando a la persona en cuestión tendremos respuestas, o no, desde la fuente más valiosa, sin haber traspasado la línea de la cordialidad. Por favor, no practiquemos esas dinámicas, la decisión de obsequiar datos es del propietario en cuestión y, si sucede, nuestra lectura será muy bella: somos gente de su confianza.

A nadie le gusta ser examinado sin autorización y espacialmente tampoco. La curiosidad bien-llevada te puede aportar nuevos conocimientos, pero este no es el caso; la aplicada a fisgonear, sin una invitación adecuada, puede ser una agresión al otro, debemos ser prudentes y considerados, por muchos ataques de «querer saber» que suframos.

Cuidado, que nos sentimos transgredidos cuando somos invadidos, y realmente con fundamento, nadie debe tener potestad de darle dos bofetadas a nuestra privacidad y saltársela a la torera, por los motivos que sean. Obviamente, en caso ultra-necesario, ya con otro tipo de circunstancias de carácter urgente, será «permitido» un determinado asalto, eso sí, comedido y justificado.

Como cada martes, giramos la mirada a lo que nos suma, vamos consiguiendo que esta acción sea un hábito. Y, en este momento, visualizamos esas connotaciones espléndidas que se derivan del palpitar en nuestros propios espacios y de un nivel de importancia alto para nuestra identidad; en definitiva, el sentir que posees un cosmos con el cual te identificas. Se trata de un deleite exquisito que te pertenece, sí pura inmersión en tu mundo; recurso que tú, como dueño, decides sobre él de manera autoritaria, lo cual es ortodoxo.

Ese lugarcito, donde planificar tu recorrido/dinámica, escuchar tu música, leer tus libros, «hablar» virtualmente, o in situ, con quien tú, y solamente tú, has invitado… ¡Ojo! No estoy hablando de promover, en todo momento, el hermetismo dejando de lado todas nuestras relaciones, somos seres sociales. Simplemente, que existen momentos en los cuales necesitamos de grandes dosis de privacidad para realizar aquello que nuestra voluntad decida, ni que sea desde dimensiones reducidas, y llegar a relacionarnos con nosotr@s mism@s en exclusividad.

Tenemos pleno derecho a vivir nuestras «intimidades» y, para poder auto-gestionarnos con ellas, necesitamos de esa lujosa confidencialidad. En el momento en el cual estemos preparados, si nos parece pertinente, haremos partícipes a quiénes decidamos, sin imposiciones.

Lanzo una pequeña-gran reivindicación hacia nuestros únicos e intransferibles espacios virtuales sin necesidad de control externo, el hecho de la apropiación indebida de nuestra dinámica de vida es nociva. Hablamos de libertad y nos vemos forzados a hechos como invisibilizarnos en las redes sociales, no queremos que controlen «dónde estamos» … ¿De verdad que es necesario proceder a ello? Fácil justificación, compartimos un medio, no nos implantamos un localizador/controlador para mirada aliena.

De igual manera, cerciorarnos que «no somos públicos» en la realidad no-virtual, de vida más tangible, desde las deferencias principales y obvias de la vida privada; que no queremos tener que hacernos invisibles en: nuestra habitación/ escritorio, nuestra posición laboral, nuestro paseo en el parque, un asiento en el cine,… Hablamos de sentirnos considerados de una forma coherente, sea dónde sea y totalmente factible.

Finalmente, damos un paso más allá y, evidentemente, muestra presencia nuestro espacio interpersonal, extensión que distancia «el yo del tú» o «el nosotr@s de vosotr@s»… Por supuesto que existen unos mínimos de centímetros a considerar para mostrar un respeto básico y estos se reducirán si como individuos únicos lo decidimos en común acuerdo; probablemente se tratará de relaciones de nivel importante de complicidad.

¡Ay! Por cierto, igual que necesitamos que nuestro territorio sea respetado, el de cualquier otro congénere se merece la misma cortesía; y no valen excusas: ni de parentesco, ni de grado de amistad muy alto, ni de buenos compañeros… Se trata de un derecho vinculante y premisa de entendimiento en las relaciones.

¡Ey! Recordemos que queremos dar ejemplo elevando a normativa la franqueza ante nuestra convivencia y no tener que desconfiar por agresiones de espacios. Sí: las reglas del juego son para tod@s, sin buscar, insistentemente, argumentos que justifiquen entrometernos, en asuntos que no nos pertenecen; sin más.

Querida familia, qué imagen tan bonita se genera cuando sentimos que podemos fluir sin tantos temores de sospechas y cautelas; interioricémosla y demos pasos hacia ella: un lujo en nuestro caminar. ¿Qué os sugiere a vosotr@s? Os esperamos en nuestra Kabaña emocional, respetuosa al cuidado de los demás.

Momento honestidad: curiosamente, en este instante, siempre me confieso desde mi privacidad y con una gran dosis de intimidad. Hoy me toca bastante al alza, estoy entrenada en no traspasar esa línea tan significativa. Actitudes de cotilleo de espacios ajenos no entran dentro de mis actuaciones. Ni siquiera vivo esas tentaciones, simplemente porque valoro en muy alta estima mi propia privacidad.

Mi querida familia, os deseo una semana dulce desde la serenidad, sin el temor de vivir asalto alguno a vuestra identidad.

Un abrazo enormemente malva, desde su sensibilidad.

Ana Torres

¿¿De verdad?? ¡¡Ley de Mur..!!

Martes, querida familia. ¿Qué os parece si hoy suavizamos algunas de «esas miradas» que nos llevan al desespero y no nos permiten avanzar? Vamos junt@s, recordemos: compartir puede aligerar carga.

Existen momentos de nuestra vida en los cuales TODO nos sale al revés de lo que nos habíamos planteado. ¡Qué horror! Consecuentemente, caemos en desespero y/o desidia, incluso llegando al abandono de aquello que anhelábamos o el camino que habíamos programado…

¿Qué está sucediendo que todo me pasa a mí y no consigo nada de lo que quiero? ¿Por qué me sale completamente mal?… Y muchas más preguntas, de semejante tesitura, asaltan a nuestra mente y a nuestro corazón, a gran velocidad. ¿Vosotr@s también habéis pasado por ese martirio? Seguramente que unos cuánt@s de nosotr@s hemos contestado afirmativamente.

A ver, es real que pueden darse algunos factores negativos encadenados que nos reducen posibilidades de ser efectivos, eficientes, eficaces o que destrocen la dinámica que teníamos planificada… Sin embargo, por favor, abramos bien nuestra mirada de entendimiento a lo que nos va sucediendo.

Antes de derivar en un Universo entero en nuestra contra, podemos hacer un parón, respirar y, con un estado de mayor tranquilidad, advertir la causa y consecuencia del primer hecho que nos ha derivado al grado sumo de la insatisfacción o a la espera de más impedimentos. Validemos seguir adelante, obviando predisposición a lo peor, este movimiento puede ser la clave para levar anclas y superar el primer bache sin llegar a caer en un océano de despropósitos.

Una pregunta interesante que nos podemos realizar es si nuestra percepción de la realidad es correcta. Inferir «auto-discusión» sobre nuestras apreciaciones no es sencillo, sin embargo a base de entrenarnos se puede conseguir y podemos llegar a vivir diferentes opciones de aquello que nos parecía totalmente destructivo en nuestro ser.

Muy importante tener en cuenta en qué nivel se encuentra nuestro estado emocional, puede que no sea el óptimo ya que hemos enfocado ese punto de partida como demoledor y, a partir de él, sí que vamos directos a la condena que nos vaticinábamos.

Quizás, atribuir un significado demasiado derrotista al primero de «nuestros desastres o impedimentos» nos enfoca a vivir las siguientes circunstancias como más zancadillas que no nos dejan avanzar y nos quitan el control de nuestros actos.

Cuidado con el poder del control, bastante subjetivo, jugamos con una dualidad que es un tanto irreal. Sí que podemos controlar lo que depende de nosotros, hasta ese punto lo tenemos «bastante fácil» ; sin embargo, lo que no depende de nuestra propia persona es aleatorio al resultado que queremos y creer que está en nuestras manos es un anuncio erróneo para nuestro cerebro. Aceptar que el suceso opuesto al que esperábamos es lícito, aunque nos cause desagrado.

Seguramente, aprender a relativizar nos puede abrir una puerta que nos regale una escalera de subida del agujero en el cual nos caímos desde un inicio y no pudimos resurgir. Nuestro ánimo de enfrentarnos nos ha podido jugar malas pasadas deformando nuestra visión de lo que vivimos, vamos a darle un empujoncito al alza, con paciencia.

También nos perdemos en la queja continuada: «No es nuestro día»; seguimos: «Qué desastres de días» ; incrementamos tiempo: «No es nuestra semana» ; hasta: «No puedo más, llevo una temporada que todo se pone en mi contra» . Todos estos mensajes que nos auto-lanzamos, sintiéndolo mucho, no nos van a salvar de ese caos personal que hemos lanzado a nuestro cerebro, sea o no real. Y que es legítimo quejarse, cuando uno no se siente de acuerdo; por el contrario, nada saludable permanecer en ese estado, obviamos oportunidades que no podemos ni visualizar por el enfoque al que hemos sucumbido.

Contestar a cómo salir de esa cadena de confabulaciones, en contra de nuestro ser, solo lo podemos hacer cada un@ de nosotr@s, desde nuestra individualidad de gestionarnos. Ahora bien, si es necesario un poco de ayuda, para facilitarnos el proceso de dar grado de importancia, dentro de una percepción más realista o un tanto más objetiva, la buscamos, sin ningún tipo de reparo.

Saquemos a lucir ese cariño que sentimos por nuestro ser, cuidémonos de la forma más positiva en función de cada uno. Interesante ofrecernos algún cambio de acción y actitud para no derivar, otra vez, en ese camino que nos condiciona/condena a seguir repitiendo resultado. Recordemos: por mucho que lo intentemos, sin variaciones no hay resultados diferentes.

Por fin variamos la ruta, comenzamos a salir del agujero y, de repente, nos asaltan «pensamientos de Murphy». Con todos mis respetos, es un sinsentido en nuestra persona. Derivar en que alguien o algo vendrá y nos romperá ese gran momento/resultado en el cual estamos que nos «salimos de contentos» … ¿De verdad es una ley vinculante? Por favor, que le cedemos nuestra potestad de pensamiento a un factor externo que de momento es invisible e imperceptible, porque no existe, y rompemos nuestro bienestar que era real.

Un ejercicio que nos puede aportar un poco de luz, en esos momentos desastre, es recapitular a la inversa; me explico mejor: dosis de voluntad para tratar de focalizar instantes que nos hayan sumado, seguro que puede surgir uno y después otro. Podemos llegar a encontrar la cadena que nos equilibra respecto al pánico vivido y puede que aquel día no fuese realmente tan malo, ¡ha surgido La magia de la mirada compasiva! ¿Qué os parece practicar nuestros intentos de recuperación? Seguro que vosotros contáis con más recursos, si os apetece será muy positivo conocerlos.

Nadie dice que sea fácil hacer el proceso a la inversa, dosis de voluntad y creer. Y, Sí, de nuevo volvemos a sonreír porque nos regalamos oportunidades y NO hemos perdido el tiempo, se puede aprender y, lo que es mejor aún, a veces la realidad aumenta en positivo porque nuestra perspectiva y actitud han variado.

Responsabilizarme de aquello que me está saliendo mal y variarlo, no vivirlo como un drama, cambiar de camino, pedir otras miradas, aflojar nuestra censura y ser nosotros mismos, sin mirar ni expectativas ni juicios de nadie más, sobre todo descartando los nuestros propios.

«¡Ostras! Buen personaje ese de Murphy… la tostada, la mantequilla y luego cae hacia el suelo… ¿mala suerte? Levantarte con el pie izquierdo…. Ante las contrariedades, como bien dices, mirar desde otra perspectiva y respirar profundamente, abrir los ojos y sonreír a la vida porque, sí, podemos pasar un mal día pero el mirar más allá podemos descubrir maravillas… y porqué la tostada quizás no te venia de gusto… ¡¡vamos a comernos un maravilloso pastel!! Y reconstruyámonos con responsabilidad y vivamos el hoy…»

Montserrat Puig

¡¡¡Una semana de días redondos para todos desde el corazón de Eva hacia nuestra Kabaña Emocional!!

Eva Zamora

Momento honestidad: Sí, en determinados días de mi vida, he pronunciado la frase: «Si hoy no me hubiese levantado me hubiese ido mejor» . Ahora, me observo y me pregunto si en aquel día no hubo NADA de NADA que me aportase. Comienzo a hacer recapitulaciones, la magia surge: una cadena de hechos positivos en uno de mis días negros que ha adquirido color. Realmente mi estado anímico es diferente y mi percepción ha cambiado, saliendo de mi terror y brillando para continuar camino, sin más.

Querida familia, deseo que esta semana no sintáis que se os tuerce ningún día y, en caso contrario, respirad que al día siguiente saldrá el sol de nuevo.

¡Un gran abrazo morado!

Ana Torres